Fasciola hepática

  • Los procesos parasitarios provocan pérdidas por muerte de animales, por decomisos totales o parciales (principalmente el hígado), acortamiento de la vida productiva, disminución de la producción (leche y carne), tanto en calidad como en cantidad, disminución del índice de fecundidad, menor aprovechamiento del alimento y aumento de gastos debido a las medidas profilácticas y terapéuticas.

 

Phylum Plathelminthes
Clase Trematoda
Subclase Digenea
Familia Fasciolidae
Género Fasciola
Especie Fasciola hepatica

El Phylum Plathelminthes contiene las dos clases de vermes parásitos planos; los trematodos y los cestodos. Dentro de la clase Trematoda la subclase Digenea es la que tiene mayor importancia en medicina veterinaria. Los parásitos de este tipo requieren, al menos, de un hospedador intermediario para completar su ciclo biológico. Dentro de esta subclase cabe destacar la familia Fasciolidae, que incluye grandes trematodos con forma de hoja.

Fasciola hepática es la especie localizada en zonas templadas. Produce una enfermedad, con elevada morbilidad y mortalidad, caracterizada por pérdidas de peso, anemia e hipoproteinemia. Este es un parásito hermafrodita, de cuerpo ancho y aplanado dorsoventralmente, que puede alcanzar 3 cm de largo y 1,3 cm de ancho. Posee en su extremo anterior dos ventosas muy próximas y un proceso cónico donde se encuentra la boca. Los órganos internos (aparato digestivo y reproductor) son muy ramificados. Tiene 2 testículos que ocupan la parte media corporal y un ovario y un útero localizados anteriormente a ellos. En los márgenes laterales están las glándulas vitelógenas, formadas por finos folículos. Exteriormente presenta un tegumento recubierto por numerosas espinas dirigidas hacia atrás que le sirven para desplazarse, y que ejercen una acción irritativa sobre los conductos biliares y el parénquima hepático del hospedador definitivo.

Los hospedadores definitivos son, fundamentalmente, óvidos y bóvidos, aunque es capaz de infectar un amplio espectro de animales como conejos, caballos, cerdos e incluso el hombre. Los adultos se localizan en los conductos biliares y las formas inmaduras en el parénquima hepático. Los hospedadores intermedios son caracoles del género Lymnaea -en Europa el más común es L. truncatula-.

 

Las condiciones climáticas y edáficas del norte y oeste de nuestro país propician el desarrollo del ciclo biológico de este trematodo. El ganado se infecta ingiriendo hierba portadora de metacercarias en terrenos inundados, al borde de arroyos, pantanos o charcas. En España diversos estudios indican prevalencias de un 77% en áreas de regadio y un 29% en zonas de secano.

El ciclo biológico se desarrolla de la siguiente forma: los hospedadores definitivos liberan huevos por las heces, en cuyo interior se desarrolla una larva móvil, con epitelio ciliado; el miracidio. Tras esta fase libre inicial, el miracidio debe alcanzar el hospedador intermediario en muy pocas horas. En su interior pasa por diversos estadios: primero se transforma en esporocisto, luego en redia que da lugar a la cercaria, el estadio final en el hospedador intermediario. Una vez las cercarias son expulsadas al exterior, se fijan sobre las hierbas y las plantas acuáticas; en esta fase se las denomina metacercarias. El ciclo completo de miracidio a metacercaria dura entre 6 y 7 semanas, siempre que las condiciones ambientales sean favorables: zonas encharcadas (humedad 100%) durante meses y temperaturas mayores a 10ºC, idealmente entre 22-23ºC.

 

Porcentaje de animales con antígenos de F. hepatica al considerar el manejo y la edad. Fuente. ARIAS, M.S.; LOMBA, C.; SUÁREZ, J.L.; DÍEZ-BAÑOS, P.; PAZ, A.; MORRONDO, P. (2005)

La infección de los rumiantes tiene lugar durante el pastoreo, aunque también es posible que se produzca en estabulación mediante el agua de bebida o henos y ensilados mal realizados. En el ganado vacuno se ha descrito la transmisión transplacentaria. Tras ser ingeridas por la vaca, las fasciolas jóvenes se liberan en el duodeno y, atravesando la pared intestinal, alcanzan el hígado. Las fasciolas juveniles excavan túneles en el parénquima hepático, donde provocan lesiones y hemorragias, y posteriormente a través de los conductos biliares llegan a la vesícula biliar (en esta fase muchas veces se observa la calcificación de los conductos y la vesícula biliar dilatada). Se puede llegar a producir una migración ectópica y podemos detectar algunos parásitos encapsulados en los pulmones. El periodo de prepatencia es de 10 a 12 semanas.

 

El edema submandibular se manifiesta en animales parasitados intensamente.

La fasciolosis aguda es muy rara en vacuno, presentándose generalmente de forma crónica, con una evolución lenta y poco marcada. Cuando la parasitación es masiva se puede observar adelgazamiento, ictericia, diarreas, reducción de la cantidad y calidad de la leche y, si la anemia y la hipoproteinemia son muy marcadas, edema submandibular.

Asimismo, los efectos de la parasitación sobre la reproducción pueden ser importantes: alteraciones en los índices reproductivos y retraso significativo en el comienzo de la pubertad en terneras infectadas.

Las fuentes principales de la infección humana son los berros frescos, las lechugas y el agua de bebida. Los síntomas de la enfermedad en el hombre aparecen de 5 a 3 semanas tras la infestación y se manifiestan con fiebre, dolor abdominal, dolor del hipocondrio derecho, pérdida de peso, hipertensión, además de nauseas y vómitos. En la presentación aguda de la enfermedad, el hallazgo laboratorial más frecuente es leucocitosis con eosinofilia; si el cuadro clínico es grave las pruebas hepáticas también estarán alteradas. En general, el diagnóstico y el tratamiento no resultan fáciles

Diagnóstico

En el diagnóstico de la fasciolosis aguda, además del conocimiento de factores como época del año y zona donde se produce el problema, se debe tener en cuenta también el tipo de manejo, el terreno de la granja, el historial previo de la enfermedad, el cuadro clínico, las pruebas de funcionalidad hepática, los hallazgos de necropsia y diversas pruebas laboratoriales.

Desde el punto de vista clínico resulta muy difícil de diagnosticar debido a los pocos síntomas que presenta, aunque si se puede sospechar en función de la época de aparición (otoño e invierno), y de los animales afectados (jóvenes).

La concentración plasmática de Á-glutamiltransferasa (GMT), útil para el diagnóstico y seguimiento de la evolución de las enfermedades hepatobiliares, puede ayudar a diagnósticar a los animales durante el periodo en que la Fasciola está en los conductos biliares. En la necrópsia podemos observar lesiones características en el hígado y, además, es relativamente fácil observar Fasciolas en los conductos biliares o formas inmaduras en cortes de parénquima hepático.

El análisis de las heces nos permite detectar mediante técnicas de flotación o de sedimentación huevos de fasciola, pero presenta limitaciones porque solamente se aislarán huevos en aquellos animales que tengan fasciolas adultas en la vesícula biliar (tras 8-10 semanas de la infestación) y no los detectaremos en las fases iniciales de la parasitación. Aunque es un método muy específico -los huevos de F. hepatica sólo pueden ser confundidos con huevos de Paramphistomum spp.-, es poco sensible, tardío, laborioso y necesita personal experimentado.

El diagnóstico inmunológico consiste en la determinación de anticuerpos (IgG), en suero o leche, frente a los antígenos de excreción/secreción de F. hepatica (FhES).

Huevos de Fasciola.

La aplicación del ELISA-indirecto posibilita la detección precoz de la enfermedad, aunque uno de los inconvenientes que plantea es que no permite distinguir entre aquellos animales que han tenido contacto con el parásito y permanecen infectados, y los que han sido capaces de eliminar la infección de forma natural o tras la administración de un fasciolicida. Por el contrario, mediante ELISA-directo se puede determinar la existencia de infección en el animal en ese momento, ya que la detección de antígenos indica la presencia de fasciolas migrando a través del hígado. En consecuencia la utilización conjunta de ambas pruebas inmunoenzimáticas son complementarias y de gran utilidad en el diagnóstico. Otra alternativa es la detección de antígenos en heces (coproantígenos), que constituyen una prueba directa de la presencia de una infección activa.

Profilaxis y tratamiento

Las medidas de control para F. hepatica pretenden eliminar el parásito en los animales infectados, reducir la población de caracoles y prevenir el acceso a áreas de pasto infectadas. En la práctica, generalmente solo se aplica la primera medida.

Medidas sobre el entorno:

1. Drenaje y cercado de las zonas húmedas, que es donde va a vivir el caracol que actúa como hospedador.

2. Utilización de molusquicidas para eliminar los caracoles. Existen numerosos productos como el sulfato de cobre, la niclosamida, el pentaclorofenato sódico o el N-tritil-morfolina, sin embargo, el impacto ambiental que pueden provocar es tal que, por ejemplo, el uso de sulfato de cobre está prohibido.

3. Control de especies silvestres, como el conejo, la liebre, el jabalí, la ardilla, etc., que pueden ser hospedadores de este parásito, y que contribuyen al mantenimiento y difusión de la infestación.

Las medidas aplicables sobre el animal consisten en emplear fármacos que eliminan el parásito en su fase juvenil y/o adulta. En las zonas endémicas es aconsejable tratar a todos los animales mayores de cuatro meses. En general se recomiendan dos tratamientos; uno en primavera-verano que reduce la infección en otoño y otro en otoño- invierno que previene la aparición de signos clínicos en invierno y la infección en primavera. En cebaderos es recomendable un tratamiento antiparasitario a su llegada a la explotación, que según el fármaco utilizado puede necesitar una nueva aplicación a los 2 ó 3 meses.

Distintos fármacos (triclabendazol, clorsulón, albendazol, oxfendazol, netobimín, closantel, nitroxinil y oxyclozanida) se utilizan con éxito en el tratamiento de esta parasitosis. Sin embargo, es necesario respetar las indicaciones de especie y los tiempos de supresión (algunos productos no están autorizados para su uso en vacas de leche).

Bibliografía

ARIAS, M.S.; LOMBA, C.; SUÁREZ, J.L.; DÍEZ-BAÑOS, P.; PAZ, A.; MORRONDO, P. Riesgo de infección por Fasciola hepatica en bovinos de -2 años del noroeste de España. Actas del XIII Congreso de FeMeSPRum (Federación Mediterránea de Sanidad y Producción de Rumiantes). [en línea]. 2005. Ref. de 1 de abril de 2008.

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Autor

Antonio Jiménez, Veterinario

Publicado en Cría y Salud