La ganadería, bajo el foco ambiental, defiende su rol esencial para la tierra

  • La producción ganadera se sitúa en el foco de las emisiones de gases, pero una gestión eficaz y la apuesta por la economía circular puede no sólo mitigarlas sino reforzar su papel como sumidero de carbono.

La producción ganadera se sitúa en el foco de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero una gestión eficaz y la apuesta por la economía circular en las explotaciones pueden no sólo mitigarlas sino reforzar su innegable papel de sumidero de carbono de las zonas de pasto y del pastoreo.

La ganadería -especialmente la intensiva- es objeto de crítica y debate estos días con motivo de la celebración de la COP15 en Madrid, donde también se analiza cómo nuevos modelos de gestión pueden minimizar las emisiones de metano, amoníaco o dióxido de carbono.

Un sector en el que como en otros muchos la innovación y la implantación de nuevas tecnologías están en el eje de consecución de producciones más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente, y que junto con los expertos nos ayuda a responder a las dudas del binomio ganadería-medioambiente.

-.¿Es la ganadería una actividad contaminante?

La agroganadería es el cuarto sector más contaminante, pero un porcentaje elevado de esas emisiones asociadas a él corresponde al mundo ganadero. Los datos de la Unión Europea reflejan que las emisiones de gases de efecto invernadero de todo el sector rondan los 400 millones de toneladas de CO2 equivalentes (10 % del total). En España, el ganado genera unas emisiones anuales de metano de 17 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalentes.

-.¿Qué gases o sustancias puede emitir?

Dióxido de carbono (CO2), metano, óxido nitroso y amoniaco. El más destacado es el metano que se expulsa por la degradación anaerobia de la materia orgánica, tanto de forma entérica (en la digestión de los rumiantes) como por las deyecciones (purines).

-¿Tiene capacidad la ganadería de ser “sumidero” de carbono?

Las labores de pastoreo y la buena gestión de los pastizales sirven como sumidero de CO2: por ello, la ganadería extensiva -que cuida de ecosistemas como la dehesa- es defendida, en líneas generales, por ecologistas y activistas.

¿Con qué herramientas cuenta el sector para mitigar las emisiones?

La economía circular es fundamental: por ejemplo, con nuevos sistemas de gestión de residuos no sólo se puede reducir emisiones de subproductos como los purines sino que éstos se pueden aprovechar como abono orgánico o generadores de energía.

En el caso del metano procedente del vacuno, ya hay líneas de investigación que tratan de diseñar nuevos piensos cuya digestión no genere tantos gases en el ganado. De nuevo, la tecnología y la innovación figuran como fundamentales para lograr prácticas eficaces de economía circular, además de la formación, clave para que el productor las realice.

-¿Qué está haciendo ya el sector ganadero en este ámbito?

Los sectores vacuno porcino están en el punto de mira de ambientalistas y distintos sectores sociales. Pero son también los que más esfuerzos están llevando a cabo para mejorar su gestión.

Desde el sector del cerdo de capa blanca explican que han reducido un 22 % sus emisiones de gases de efecto invernadero en los últimos años y un 30 % el uso de agua por kilo de carne producido. Según la Interprofesional Interporc, trabajan bajo la premisa “Reducir-Reutilizar-Reciclar”y “más del 90% de los purines generados se reutilizan como abono agrícola”.

En el vacuno de carne, destaca el proyecto “Life Beef Carbon”, cuyo objetivo es reducir la huella de carbono en un 15 % en los próximos 10 años en Francia, Italia, Irlanda y España.

-¿Existe regulación normativa que les ayude?

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) favorece la renovación la maquinaria agrícola por unidades menos contaminante y se espera que se determine por ley la cantidad de gases que una explotación puede emitir en función de su tamaño. Además, se potenciarán medidas como la prohibición del uso de los sistemas de aplicación de purines por abanico, plato o cañón, que son más contaminantes.

La ganadería, con sus pros y contras, tiene un lugar en el debate de la gestión sostenible de alimentos, pues no sólo interviene en su producción, sino en la supervivencia económica y social de los pueblos, muchos de ellos con su supervivencia relacionada con el sector primario.