La RSCE denuncia el limbo legal en el que viven más de 3.000 criadores amateurs en España

La Real Sociedad Canina de España (RSCE) ha denunciado el limbo legal en el que viven más de 3.000 criadores amateurs en España ante la inexistencia de una legislación animal única en todo el territorio que regule su actividad, por lo que pide al Gobierno que ponga en marcha la Ley de Bienestar Animal y que sea con carácter estatal para todo el país.

Actualmente, la figura del criador amateur, que realiza su labor de forma ética y responsable por puro amor a los animales y sin ánimo de lucro, no está contemplada legalmente en España, mientras que sí lo está en países vecinos como Francia o Alemania. En nuestro país, la legislación reconoce únicamente a los criadores profesionales que se dedican en exclusiva a la cría, con exigencias próximas a la actividad ganadera.

Esto impide que estos criadores amateurs, que compaginan esta labor con su trabajo habitual, se den de alta en la Seguridad Social y paguen los impuestos correspondientes, lo que a la vez es contraproducente para el Estado. Además, dentro de la figura de criador profesional también entran los masivos, esos que tienen factorías de animales o granjas y cuya actividad se rige únicamente por la búsqueda de un lucro económico, sin tener en cuenta los aspectos que exigen una cría responsable: selección, mejora, bienestar animal y asesoramiento.

Por ello, la Canina exige al Ejecutivo que reconozca a los criadores amateurs éticos en la Ley de Bienestar Animal que prepara desde la pasada primavera, y que lo haga con carácter estatal, armonizando así las diferentes normativas que tienen vigor en las comunidades autónomas, ya que los animales no entienden de territorios. Ni tampoco la labor de cría, que debe reconocerse por igual en todo el país.

Coste de más de 3.000 euros por criar sin esperar nada a cambio

Según estima la RSCE, el coste de criar una camada de seis cachorros es de unos 3.000 euros para estos particulares que suelen hacerlo en su propio domicilio, con sus propios medios pagados casi siempre de su bolsillo. Y sin esperar nada a cambio, porque la mayoría de las veces regalan estos cachorros a familias deseosas de incorporar un perro a su hogar o incluso se los quedan.

La única motivación de estos criadores es el amor por los animales y por perpetuar y mejorar las razas caninas. De hecho, la mayoría son estudiosos de estas y se especializan en una en concreto. Sin su labor, las tareas tan importantes que los perros desarrollan en la sociedad (policías, guías, enfermeros y compañeros de vida) no serían posibles, pues se dedican a ellos por entero. De ahí la importancia de que se regule su labor.

Y no solo por eso, porque como señala Julián Hernández, presidente de la RSCE, “su labor contribuye a reducir los abandonos, ya que al conocer tanto y tan bien las razas caninas saben asesorar perfectamente a las familias y personas que quieren un perro a la hora de elegir el más idóneo para ellos y que mejor se adapta a su estilo de vida. Dan a cada persona el compañero perfecto, evitando que se produzcan abandonos indeseados, que es el problema a erradicar y que la nueva Ley debería tener en cuenta”.