Trabajo Asíncrono

Trabajo AsíncronoTrabajo Asíncrono

De alguna manera, está relacionado este concepto con las nuevas fórmulas de teletrabajo y trabajo a distancia.

Hasta no hace demasiado tiempo, estamos acostumbrados casi en exclusiva al formato de trabajo presencial, donde los recursos productivos de mano de obra están disponibles para la empresa durante una franja de tiempo determinada, normalmente, la duración de la jornada de trabajo, con los descansos establecidos por la legislación vigente.

El entorno ha cambiado, pero se siguen aplicando las mismas reglas del modelo organizativo presencial, lo que está provocando en el trabajador, tal y como reflejan varios estudios, desde falta de desconexión mental, hasta dificultades para finalizar la jornada laboral. También pérdida de tiempo y, por tanto, de productividad, debido al aumento de las videollamadas y al flujo constante de correos electrónicos, mensajes y otras distracciones.

Una de las consecuencias de la pandemia ha sido la consolidación del teletrabajo, que ha dado paso a la aparición del modelo de trabajo asíncrono. En cierto modo, trabajar desde casa era una opción que venía ganando peso desde antes de la situación provocada por el Coronavirus; pero la sucesión de confinamientos, cuarentenas y las limitaciones de asistencia en muchas empresas han acelerado el proceso.

No olvidemos que hoy en día, debido al uso de las nuevas tecnologías, las fuentes de entrada de información para un trabajador son múltiples y excesivamente amplias en muchos casos: varias cuentas de correo electrónico, mensajes en varios formatos, llamadas de teléfono, videoconferencias, además de las gestiones presenciales propias de su puesto de trabajo.

Una manera de solucionarlo puede estar en la adopción del conocido como trabajo asíncrono. Trabajar de forma asíncrona, o asincrónica, se entiende como la manera de trabajar en equipo, de modo diferido en el tiempo, es decir, en distintos momentos del día. Y su principal diferencia con los modelos de trabajo tradicionales, radica en que no se espera que todo el mundo esté disponible y trabaje en las mismas franjas horarias.

Por modelo de trabajo asíncrono entendemos la forma de trabajar en equipo diferida en el tiempo. Cada miembro del equipo puede trabajar en diferentes momentos del día, a diferencia de lo que pasa en un modelo tradicional donde toda la plantilla trabaja en una franja horaria determinada.

En pocas palabras, asincrónico significa que dentro de una secuencia predefinida de tiempo, las cosas no suceden al mismo tiempo para todos. Por tanto, los principios asincrónicos permiten a las personas elegir cuándo, dónde y en qué trabajar, y durante cuánto tiempo hacerlo.

El objetivo de esta novedosa modalidad de trabajo es romper con la imposición del modelo tradicional sincrónico, en el que no siempre se priorizan tareas y es complicado diferenciar lo importante de lo urgente.

Sin lugar a dudas estamos ante un modelo de trabajo mucho más flexible que el síncrono (o sincrónico), donde el trabajador no está sujeto a un horario laboral o rutina. Cada integrante del equipo tiene una rutina ideal diferente, y conoce mejor que nadie las necesidades que tiene.

En líneas generales, el trabajo asíncrono potencia la conciliación laboral, familiar y personal de los trabajadores. Pueden programar su horario de trabajo en las franjas horarias que menos interfieren en su vida, reduciendo el estrés y la ansiedad.
También es un modelo más inclusivo, aunque es cierto que en ocasiones puede generar sensación de aislamiento o soledad en la empresa reduciendo el sentimiento de pertenencia a la misma. Conviene señalar que en situaciones como emergencias o las presentaciones del equipo, este modelo no es tan eficiente como el tradicional.

De este modo, empresas y trabajadores disponen de su tiempo de la forma que mejor funcione para cada uno de ellos, favoreciendo la flexibilidad, la conciliación y la calidad de vida. No importa tanto el cuándo o el dónde se realice, sino que el trabajo se haga de forma eficiente, en forma y tiempo. Se cambia la prioridad de enfoque con respecto a los modelos sincrónicos, pasando del trabajo por tiempo de presencia al trabajo por objetivos.

El trabajar de forma asincrónica tiene indudables ventajas con respecto al formato sincrónico tradicional. Vamos a analizar las más relevantes, desde nuestro punto de vista.

Mayor productividad. Por mucho que creamos que la multitarea nos hace ser más productivos, en realidad sucede todo lo contrario. Nuestro cerebro abandona una tarea para empezar otra, generando tiempos muertos de desconexión con la tarea a finalizar y reconexión con la nueva tarea. En cambio, lo que sí funciona es la atención focalizada, donde los momentos de concentración aumentan el rendimiento y la productividad.

Por otro lado, la información está siempre disponible. Las reuniones o llamadas son perecederas, en cambio un vídeo o una grabación de audio nos permiten rescatar la información siempre que sea necesario, lo que a su vez brinda la oportunidad de reflexionar antes de responder y comunicar ideas de la manera correcta.

La comunicación se vuelve más útil. El trabajo asíncrono evita que nos distraigamos y perdamos el tiempo con comunicaciones que, en ocasiones, no son importantes, como tener largas reuniones. Por no hablar de la ansiedad que generan los mensajes de chat y correos electrónicos enviados a deshora por compañeros que residen en otras zonas horarias.

Desaparecen las fronteras. Los equipos globales no entienden de fronteras ni husos horarios. Por ello, en lugar de intentar aprovechar el poco tiempo que comparten un trabajador de Nueva York y uno de Inglaterra en una jornada laboral al uso, es preferible aplicar un estilo de trabajo asincrónico, en el que las tareas se vayan cumpliendo plazo a plazo, como en una carrera de relevos, sin esperar una respuesta inmediata unos de otros. El trabajo se termina a tiempo, las personas están menos estresadas y las empresas pueden ampliar su grupo de talentos, ya que en las contrataciones desaparecen las limitaciones geográficas.

Acceso a mejor talento: el trabajo asíncrono nos permite acceder a talento de todo el mundo, sin tener que preocuparnos de contratar únicamente empleados de nuestra zona. Se abre una puerta de acceso al talento que en el caso de los modelos tradicionales está completamente cerrada.

Se refuerza la motivación: El propio trabajador decide (o más bien sabe) cuándo está motivado para realizar un trabajo sin ser interrumpido por otras personas o agentes externos, como por ejemplo el sueño, si has tenido una noche de insomnio. Como ya demostró en 2003 un estudio realizado por la Universidad de Dakota del Norte, a la hora de alcanzar una meta, no importa tanto si el medio es presencial o remoto, sino el hecho de poder escoger el entorno más conveniente cuando se desea. Las personas valoramos mucho la libertad de elegir cuándo, cómo y dónde tratar un asunto.

El trabajo asíncrono ofrece a los trabajadores la flexibilidad para decidir en qué horas del día son más productivos, ofreciéndoles así mayor disponibilidad y conciliando mejor el resto de tareas y obligaciones.

Aumenta la felicidad. Un trabajador que se sienta libre de elegir cuándo y dónde trabajar sufrirá menos estrés que aquel que se vea obligado a cumplir con unos objetivos de manera inmediata e innecesaria. Recordemos que el agotamiento o síndrome del trabajador quemado está provocando que cada día cientos de desertores se sumen al fenómeno conocido como la Gran Dimisión.

La fuga de talentos de las empresas empieza a estar motivada por esta cuestión, y no por aspectos relacionados con el aumento de sueldo o el crecimiento profesional.

Es más equitativo, dado que ayuda a promocionar la igualdad en la empresa, facilitando la conciliación. Esto debería traducirse en una mayor productividad de nuestra plantilla, sabedores de que están 100% centrados en sus tareas y no pensando en otras cosas o en cómo conciliar.

Refuerzo de la comunicación interna, que es una de las claves del éxito de cualquier empresa. Cuando se trabaja de forma asíncrona, disponemos de las herramientas de gestión de proyectos adecuadas para un trabajo verdaderamente eficiente.

Optimizamos el tiempo en las reuniones; se acabó el esperar a los rezagados en la reunión a los que tienen problemas de conexión y nos hacen perder el tiempo. Las reuniones, presenciales o mediante plataformas como Zoom o Skype, se suprimen en favor de vídeos explicativos.

Se reducen las distracciones. Cuando trabajamos de forma
síncrona, tenemos un ojo en la tarea que desempeñamos y
otra en las herramientas de comunicación. El trabajo asíncrono evita distracciones mediante chat en vivo, notificaciones, etc. Así, nos centramos 100% en nuestro trabajo.

Adiós a las horas muertas. No existe tiempo de presencia sin tareas reales a realizar. El trabajo asíncrono ha llegado para ayudarnos a trabajar cuando tiene sentido. Si no hay faena o estamos cansados y necesitamos tomarnos un pequeño respiro, podemos hacerlo.

Asesoria Polo Marivela

 

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