Un estudio revela que aves de zonas agrícolas intensivas buscan alimento lejos de sus nidos para reproducirse con éxito
Un estudio revela que aves de zonas agrícolas intensivas buscan alimento lejos de sus nidos para reproducirse con éxito
Un estudio de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) ha revelado que las aves insectívoras que se reproducen en parcelas agrícolas intensivas se ven obligadas a buscar alimento en zonas alejadas para «compensar la escasez» de insectos provocada por el uso de pesticidas y las prácticas de desbroce, con el fin de poder reproducirse con éxito.
Este trabajo, coliderado por la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), pone de manifiesto «la importancia de promover paisajes agrícolas diversos que ayuden a mantener las poblaciones de aves», que son, a su vez, «beneficiosas para el control de plagas», según ha informado la institución académica en un comunicado.
Un equipo de investigadores de varias instituciones españolas ha estudiado durante cuatro años la reproducción de un ave insectívora, el chotacabras cuellirrojo (‘Caprimulgus ruficollis’), en dos fincas agrícolas destinadas al cultivo de cítricos en el centro de la Región de Murcia.
Pese a que ambas fincas son colindantes, una de ellas está sometida a un manejo intensivo, con aplicación de pesticidas e importantes desbroces, mientras que la otra se explota en régimen de producción ecológica.
En contra de lo esperable, los chotacabras de ambas fincas muestran un éxito reproductivo similar. Sin embargo, a diferencia de los de la finca ecológica, los de la intensiva se ven obligados a desplazarse a zonas alejadas de sus nidos para obtener el alimento que necesitan para reproducirse con éxito.
Los autores del estudio explican que, durante las últimas décadas, la agricultura intensiva se ha expandido por todo el mundo en respuesta a la creciente demanda de alimento motivada por el aumento de la población humana.
A diferencia de la agricultura ecológica, las prácticas agrícolas intensivas conllevan la aplicación masiva de fertilizantes y pesticidas, lo que contribuye al «declive generalizado» de las aves asociadas a los ambientes agrícolas, particularmente las especies insectívoras.
Por el contrario, la agricultura ecológica se fundamenta en la aplicación de métodos de control biológico para combatir las plagas, «minimizando así la contaminación ambiental y evitando los efectos negativos sobre la biodiversidad».
«Las prodigiosas habilidades de los chotacabras para camuflar sus nidos han desafiado el estudio de su biología reproductiva, por lo que existen muy pocos trabajos que cuenten con un número de nidos suficiente como para extraer conclusiones robustas», ha afirmado José Manuel Zamora Marín, investigador del Centro de Investigación e Innovación Agroalimentaria (CIAGRO-UMH) y autor principal del trabajo.
191 NIDOS MONITOREADOS
Durante los cuatro años de estudio, el equipo de investigadores pudo localizar y monitorear un total de 191 nidos de chotacabras entre ambas fincas. En cada uno de ellos, los investigadores cuantificaron el éxito reproductor, así como otros parámetros relacionados, como la fecha de cría, la edad de los reproductores y la densidad de parejas.
Además, durante el transcurso del estudio, marcaron a los chotacabras con dispositivos de seguimiento GPS, lo que permitió conocer su área de campeo y la ubicación de sus zonas de alimentación.
Los chotacabras de ambas fincas tuvieron un éxito reproductivo similar pese a la presumible falta de insectos en la finca tratada con pesticidas. El siguiente paso en la investigación fue determinar cómo podían las aves compensar esta limitación.
El análisis de la información obtenida mediante seguimiento GPS reveló que los chotacabras que se reproducían en la finca intensiva se desplazaban con mayor frecuencia a zonas de alimentación colindantes alejadas de los nidos (entre dos y ocho kilómetros), en comparación con los chotacabras de la finca ecológica, que se alimentaban dentro de la propia finca.
«MITIGAR EFECTOS NEGATIVOS»
Según la UMH, los resultados de este estudio ponen de manifiesto «la importancia de promover paisajes agrícolas diversos para mitigar los efectos negativos de la agricultura intensiva sobre la biodiversidad».
En este sentido, los autores resaltan «la necesidad de fomentar la presencia de elementos paisajísticos singulares, como setos, pequeños cuerpos de agua, barbechos y parches de hábitat natural, que puedan ofrecer zonas de alimentación alternativas para las aves y que aumenten la conectividad entre las zonas de reproducción y de alimentación».
«La aplicación de estas medidas en espacios agrarios permitiría mantener buenas poblaciones de aves insectívoras, las cuales a su vez pueden actuar como controladoras naturales de plagas agrícolas», ha añadido el experto de la UMH Zamora Marín.
El estudio, publicado en la revista ‘Ecological Applications’, ha sido realizado por un equipo de investigadores de la UMH, el CIAGRO-UMH, la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), la Asociación Ulula y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y ha contado con la colaboración de la empresa Explotaciones Agrícolas de la Región de Murcia (EARMUR SL).
La investigación ha contado con financiación de la Generalitat Valenciana y el Fondo Social Europeo Plus (CIAPOS/2023/129), además de con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MICIU/AEI), el programa NextGenerationEU/PRTR y el proyecto PID2023-153097NA-I00.
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