Diablo de Tasmania y desaparición de tumores

Todos los que estamos en la flor de la vida recordamos los dibujos animados del Conejo de la Suerte, en los que salía un animal terrible, destructor de todo lo que se encontraba en el camino del torbellino con el que se desplazaba y que se alimentaba de todo lo habido y por haber, camellos, osos polares, bisontes, tigres, elefantes, vacas, pero sobre todo, conejos.

Desgraciadamente para él, cuando se enfrentaba con Bugs Bunny, su suerte estaba echada y era vapuleado y humillado de todas las formas que la inteligencia es capaz de suponer. Este animal terrible, pero que a todos nos encantaba era el Diablo de Tasmania (posteriormente llamado Taz, siguiendo con la tendencia de simplificar todo según van pasando los años) y era un animal que existía de verdad.

Ese pequeño marsupial carnívoro, usado a veces como animal de compañía, no era tan diabólico como aparecía en los cartoons ni como su nombre dejaba imaginar. Otro día explicaremos la etimología del nombre.

Lo que hoy nos importa sobre el diablo de Tasmania es algo mucho más grave.

Este animalito está en riesgo de extinción por la proliferación de una tumoración facial contagiosa que ha diezmado su población. Algunas cifras hablan de una reducción de las poblaciones en 20 años en un 80%.

Ahora, sin embargo, los científicos han encontrado una resistencia genómica a estos tumores, habiendo animales en los que se ha producido la remisión de los mismos. Esta base genómica servirá de base para el estudio de este tipo de genes en las poblaciones humanas.

https://www.larazon.es/atusalud/el-demonio-de-tasmania-la-clave-de-la-regresion-de-tumores-HM20795714