El ADN antiguo proporciona claves de gran valor para la conservación de la fauna silvestre

El ADN antiguo proporciona claves de gran valor para la conservación de la fauna silvestreEl ADN antiguo proporciona claves de gran valor para la conservación de la fauna silvestre

Estudios de especímenes históricos y actuales de la misma especie de diferentes grupos de animales han proporcionado ejemplos de cómo el ADN antiguo permite obtener información clave para la conservación de especies. En este sentido, la Universidad de Zaragoza ha participado en un estudio liderado por el Australian Centre for Ancient DNA (ACAD) y el Environment Institute de la University of Adelaide (Australia).

Dicho estudio revela, gracias al ADN antiguo, aspectos innovadores sobre el origen y la historia genética de los dingos, una de las especies más icónicas de Australia, introducida hace más de 3.000 años por los humanos, cuya supervivencia está afectada tanto por la hibridación con perros domésticos, como por la gestión letal de sus poblaciones en varios estados del país.

El trabajo, publicado esta semana en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS)’ ha confirmado que los dingos tuvieron diferentes poblaciones regionales mucho antes de la colonización europea de Australia, y ciertamente mucho antes de la «dingo fence», una valla construida a finales del siglo XIX –y actualmente en funcionamiento– a lo largo de más de 5.600 kilómetros para evitar la dispersión de dingos desde el centro del país a las zonas productivas ganaderas del sudeste australiano.

«Desde su introducción en Australia y hasta la más reciente introducción de razas de perro doméstico por parte de los primeros colonizadores europeos a principios del siglo XVIII, los dingos permanecieron aislados de perros, separándose de otros cánidos domésticos y salvajes. Esta pronta divergencia, así como su vida en libertad provocó que no sufrieran una cría selectiva como los ancestros de las razas modernas de perro.

Los dingos son etológica, genética y anatómicamente distintos de los perros», ha explicado Pere Bover, investigador ARAID en el Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales (IUCA) de la Universidad de Zaragoza, responsable del laboratorio de Paleogenómica del mismo y único español participante en el estudio.

En este aspecto, el estudio revela definitivamente que los dingos actuales retienen una gran proporción de su diversidad genética ancestral, a pesar de las sospechas de hibridación intensa de dingos con perros domésticos en tiempos recientes.

Uno de los hallazgos más notables del estudio es la confirmación de la estrecha relación genética de los dingos de la costa de New South Wales con los actualmente amenazados perros cantores de Nueva Guinea, sugiriendo que se podrían haber producido diferentes migraciones de dingos hacia Australia, con diversos grados de relación con perros cantores posiblemente facilitado por el comercio.

Los resultados que aporta este estudio son vitales para los esfuerzos de conservación del dingo, ya que entender su dinámica y estructura poblacional histórica será importante para preservar el papel del dingo en la ecología y cultura de Australia. Este estudio pone de manifiesto la relevancia que tiene la disciplina del ADN antiguo en la conservación de la fauna silvestre.

MUESTRAS DE ENTRE 400 Y 2.800 AÑOS DE ANTIGÜEDAD

Esta investigación ha utilizado ADN antiguo para desvelar importantes detalles sobre el pasado de los dingos, relacionados con sus ancestros, patrones de migración e historia. Concretamente, se ha estudiado una colección de especímenes de dingo de entre 400 a unos 2.800 años de antigüedad, que «han proporcionado una extraordinaria ventana al paisaje genético pre-colonial de los dingos, libres de cualquier mestizaje con perros domésticos», ha destacado Yassine Souilmi, investigador del Australian Centre for Ancient DNA (ACAD) y líder de estudio.

Los dingos, especie icónica con «lagunas» que dificultan su conservación Los dingos, cánidos descendientes de los perros que fueron introducidos en Australia por los humanos hace entre 3.000 y 4.000 años, son actualmente los depredadores más grandes de Australia. Son animales con una significativa relevancia en la actualidad, no solo a nivel ecológico, sino que también desempeñan un destacado papel cultural para los pueblos aborígenes australianos.

Su supervivencia está afectada por la hibridación con perros domésticos, así como por la gestión letal de sus poblaciones en varios estados del país. Sin embargo, y a pesar de su relevancia, el conocimiento sobre los dingos presenta todavía importantes lagunas en aspectos primordiales para su conservación.

 

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