El Ateneo de la EINA aborda la investigación para inactivar el anisakis y el toxoplasma

El Ateneo de la EINA aborda la investigación para inactivar el anisakis y el toxoplasmaEl Ateneo de la EINA aborda la investigación para inactivar el anisakis y el toxoplasma

El Ateneo de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA) estará centrado este miércoles, 31 de enero en la seguridad alimentaria y en los parásitos zoonóticos que afectan a la alimentación humana, en lo que trabaja un equipo de investigación multidisciplinar que une el mundo académico y el mundo empresarial que acaba de recibir el Premio a la Innovación de la Cátedra SAMCA de Desarrollo Tecnológico de Aragón por su proyecto para inactivar el anisakis y el toxoplasma con pulsos eléctricos de alto voltaje.

La sesión del Ateneo tendrá lugar a las 17.00 horas en la Sala de Grados del Edificio Torres Quevedo del Campus Río Ebro –calle María de Luna, 3– y también en el canal YouTube de la EINA, con una conferencia que impartirá uno de los investigadores principales del proyecto, Ignacio Álvarez, quien también es catedrático de Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Zaragoza y miembro del Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2).

En el encuentro participará también Javier Raso, quien forma parte de este proyecto como investigador del IA2 y presidente de la Sociedad Internacional de Electroporación Basada en Tecnologías y Tratamientos.

Los parásitos zoonóticos alimentarios como anisakis y toxoplasma se han convertido en un reto para la seguridad alimentaria. Debido al nivel de parasitación animal que existe, hasta un 36% del pescado capturado está infectado con Anisakis y en los rumiantes los niveles de positividad de Toxoplasma se elevan hasta el 38,8%.

En su conferencia, Ignacio Álvarez, explicará el proyecto ‘PARAFree’, en el que para abordar este problema utilizan una nueva tecnología de procesado no térmico de los alimentos, considerada respetuosa con el medio ambiente, como son los Pulsos Eléctricos de Alto Voltaje (PEAV).

Este sistema permite destruir el anisakis y el toxoplasma en el propio alimento, aunque sería aplicable incluso en los residuos con el fin de cortar el ciclo biológico del parásito, así como aquellos que se generan en el procesado de productos derivados de carne y pescado y que también suponen un consumo energético y económico importante.