Encefalitozoonosis

AXON COMUNICACION, EncefalitozoonosisEncefalitozoonosis
Por Francisco Javier Aparicio Cervantes y Yolanda Pando Díaz
Hospital veterinario GWANA VET

El encephalitozoon cuniculi es un microsporidio parásito causante de una zoonosis (enfermedad transmisible de animales a humanos y viceversa) cuyo hospedador principal es el conejo. también puede infectar a otros mamíferos (cobaya, hámster, ratón, zorro, visón, perro, gato, vaca, oveja, caballo, primates no humanos), y aves (se ha detectado en heces de palomas).

Se transmite por esporas eliminadas por la orina que son ingeridas o inhaladas; también es posible la transmisión vertical (de madre a feto o a neonato; al igual que en perros, caballos y vacas, pero no en humanos) o a través de roedores salvajes. Penetra en las células del intestino, y luego se distribuye, a través de la circulación sanguínea, a otros órganos; tienen predilección por el riñón y el tejido cerebral (también afecta a hígado, corazón, pulmón, glándulas suprarrenales, páncreas y bazo). Las esporas aparecen en el riñón a los 31 días post-infección y se eliminan en la orina hasta 3 meses después. Puede sobrevivir durante 4 semanas a temperatura ambiente.

 

SIGNOS CLÍNICOS

Puede provocar una gama variada de manifestaciones clínicas, que depende del órgano afectado. El parásito es endémico en muchas colonias de cría de conejos.

Se relacionan con la encefalitis granulomatosa que produce e incluyen muerte súbita, convulsiones, ataxia, tortícolis, paresia o parálisis. Los sig- nos se desarrollan rápidamente cuando las células del cerebro se rompen para liberar parásitos en los tejidos circundantes. Algunos conejos pueden desarrollar nistagmo o se balancean ligeramente cuando se mantienen en reposo. Otros tienen ataxia o movimientos torpes. Además, se han visto animales con sordera o con comportamientos extraños. Podrían verse también signos del tipo incontinencia urinaria, polidipsia o poliuria, aunque no está claro que sean debidos a lesiones del SNC o por insuficiencia renal. El signo más reconocido por los propietarios es la enfermedad vestibular, que puede variar en severidad, desde inclinación leve de la cabeza hasta animales que no son capaces de enderezarse y que ruedan por el suelo. Las lesiones no se desarrollan hasta al menos 30 días después de la infección.

Otros síntomas que se pueden apreciar son lesiones oculares como uveítis facoclástica (inflamación de la capa media del ojo, situada entre la esclerótica y la retina, que afecta al iris, cuerpo ciliar, la pars plana y/o la coroides; a veces, puede afectar también a la retina), cataratas (opacidad o pérdida de transparencia del cristalino).

A su vez se ha asociado a miocarditis (inflamación del músculo cardiaco), vasculitis (inflamación de vasos sanguíneos), y a la inflamación de la raíz del nervio vestibular, además de a neumonitis (inflamación de tejido pulmonar), hepatitis (inflamación de hígado), y esplenitis (inflamación de bazo) en conejos. También se le han atribuido abortos y muertes neonatales. Incluso tras eliminar al parásito pueden quedar secuelas neurológicas.

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Publicado en la revista Asistente en Centro Veterinario

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