Fístula recto vaginal con atresia anal en un hurón (mustela putorius furo)

Fístula recto vaginal con atresia anal en un hurón (mustela putorius furo)

Fístula recto vaginal con atresia anal en un hurón (mustela putorius furo)

Montesinos Barceló, A.,1,2 Ardiaca García, M.,1 Cuerel Baeza, J.,3 Llopis Maroto, A.3
1Hospital Veterinario Los Sauces; C/ Santa Engracia; 63 Madrid;
Tel: 914454305; cvsauces@cvsauces.com
2 Hospital Clínico Veterinario Complutense; Avda. Puerta de Hierro s/n; Madrid;
Tel: 913943795; andmon04@ucm.es
3Exóticos Pluto; Av. Miguel De Cervantes, 13; Murcia; Tel: 968283113; cvpluto@yahoo.es

Introducción

Las fístulas recto-vaginales son un desorden congénito raro en perros y gatos, pudiendo ocurrir con y sin perforación del ano. Esta condición se caracteriza
por la comunicación entre la pared dorsal de la vagina y la pared ventral del recto, con lo que la vulva se convierte en la salida común del aparato
genital y digestivo. Sólo existe un caso descrito de fístula recto vaginal en un hurón doméstico pero en la descripción del caso, el paciente presentaba un ano normal.1

Descripcion del caso clinico

Una hurona hembra de 2 años y 583 gramos de peso se presentó en consulta debido a severa inflamación de la zona anal. En la exploración a se constató la ausencia del ano, la defecación a través de vagina y vaginitis y dermatitis perivulvares muy graves. Mediante radiografías de contraste, ecografía y TC, se diagnosticó una fístula recto-vaginal congénita tipo III2 , con el muñón rectal separado más de 2 cm del ano y dos fístulas recto vaginales. Se realizó un abordaje quirúrgico a través de línea media y del botón anal, realizándose una incisión en lo que sería la salida del ano y llevando el muñón rectal a través de la cavidad pélvica hasta la salida anal, reparándose posteriormente las fístulas recto vaginales a través de una incisión horizontal entre el ano y la vagina, usando sutura reabsorbible de 5/0 de ácido poliglicólico (Monosyn ®, Braun) para las mucosas y la piel. Una semana tras la cirugía, la dermatitis en la zona disminuyó ostensiblemente pero el esfínter anal no era funcional y las heces caían sobre la vulva, cronificando la vaginitis. Se realizó un segundo TAC 16 días tras la cirugía y se observó la persistencia de una de las fístulas que fue cerrada de nuevo por el mismo abordaje 23 días después de la primera cirugía. La hurona fue recuperando funcionalidad del ano y notable mejoría en la dermatitis, pero se detectó de nuevo material fecal por vagina debido a una dehiscencia de la sutura de una fistula, que fue reparada en una tercera cirugía 28 días tras la segunda. Seis meses tras las reparaciones, el ano mantiene una funcionalidad discreta y se ha resuelto la dermatitis y la vaginitis.

 

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Fístula recto vaginal con atresia anal en un hurón (mustela putorius furo)

 

 

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