Habemus INDIGNACIÓN

Ya hay Papa en el circuito católico de Fe, con los cardenales de acuerdo en una rápida y histórica designación. Se nota que la paloma que representa en la Tierra al Espíritu Santo no tenía muchas ganas de crear controversia. El Gobierno de España, y su representante en la Tierra en cuestiones veterinarias, el Papa Planas, debería aprender un poco sobre lo que significa una reunión con quienes, día tras día, están liderando el bienestar y la salud humana, animal y medioambiental en lo que se ha consensuado como One Health.

Negarse a atender a los veterinarios y a sus más que justificadas reivindicaciones es despreciar a 35,000 colegiados y a millones de españoles que poseen animales, ya sea como medio de vida o como compañeros. Emitir una nota de prensa apoyando al sector farmacéutico, que poco sabe de cuestiones veterinarias, es dispararse en el pie.

Ante semejante desprecio y la pasividad de la OCV, que parece más interesada en conceder premios a la tauromaquia que en defender los derechos de los profesionales veterinarios, recordemos que hasta que los veterinarios clínicos de pequeños animales no se pusieron en pie de guerra, estos prebostes permanecían en sus sillones, aceptando todo lo que se nos venía encima. Ahora, la oposición política a Sánchez nos utiliza como ariete para desgastar al Gobierno de coalición, porque sus intereses no incluyen nuestras reivindicaciones, algo que hemos visto durante años cuando gobernaron, ni siquiera en lo relacionado con la salud y el bienestar animal. Solo desean llegar al Gobierno a cualquier costo, utilizando todo tipo de maniobras que serían motivo de excomunión en un cónclave cardenalicio.

La situación se torna cada vez más grave, y ya hay compañeros que afirman que se dejarán llevar a la cárcel antes que permitir la muerte de un animal por cumplir la Ley. Son palabras mayores, fruto de la desesperación, la frustración y la falta de voluntad de quienes nos representan para actuar conforme a los Estatutos colegiales de la profesión veterinaria.

Mientras los veterinarios damos ejemplo, algunos se benefician como si esto no les afectara. Grandes corporaciones, detrás de las cuales hay inversores ávidos de obtener ganancias financieras, poco se preocupan por apoyar cuestiones que nos hagan perder dinero.

Habría que consultar, como hacen los cardenales en su encierro, en qué va a resultar todo esto. ¿Al Espíritu Santo? No, a la famosa IA, el ChatGPT, de la que nos ha hablado la OCV, prometiendo que íbamos a formarnos como veterinarios, pero que se ha quedado en un mero brindis al sol.

Rafael A. Luna Murillo, veterinario

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