La patética y asquerosa tradición de matar toros

La patética y asquerosa tradición de matar toros

La noticia saltaba como si un milagro estuviera sucediendo esta feria calurosa de abril sevillana. El matatoros llamado entre los acólitos gustosos a la tortura de los toros, Morante de la Puebla, era llevado a hombros como en procesión semana santera hasta el hotel donde se hospedaba antes de la corrida de toros y conseguido rabo del “probe bóvido” lo que hace más de una cincuentena de años no conseguía ninguno de los de su penosa profesión de matarife artístico.

Lo que es un simple matador de rumiantes es extrapolado por la tradición y las fantasías de unos pocos que llegan al dislate, la perversión y la “tonterida” a ensalzar un acto de maltrato animal legalizado en una cuestión de arte adornado de religión católica en los escapularios y adornos de capote y “santiguallas”.

Un individuo que no oculta su pasión por la ultraderecha más rancia y que se ha casado dos veces por lo que en alguna ocasión ha tenido que divorciarse tras dejar preñada a la joven del pueblo. Esto le vale la excomunión si es que la Iglesia es lo rancia que este personaje de chiste cuando se deja aparecer fumando puros y haciendo gala de su impunidad el día que vino a Córdoba en plena pandemia a que se produjeran contagios y muertes como así sucedió.

Como abogado tiene al “Mocos” (es que tiene un nombrecito el hombre que no me cuadra), que le pone una demanda a quien ose levantarle el negocio de representación. Poco más que un mamporrero que particularmente me da nauseas. Encima chupacirios y narco cofrade.

Para colmo el Morante es gallero, cazador tiene el lote completo de maltratador de animales, y lo pillaron en una redada del seprona en una gallera ilegal. No le tocaron un pelo y salió impune supongo por la “maquiavélicas” acciones de su abogado.

Un torero de época le han llamado y muy español. De la época del desastre de las colonias y del bochornoso espectáculo de hombres jugando a ser dioses provocando lesiones dolorosas, sufrimiento animal mientras salpican de sangre sus trajes de moña y se ríen al apuntillar a quien consideran su enemigo.

Bestias modernas, humanoides de pacotilla.

Rafael A. Luna Murillo, veterinario colegiado 140994

 

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