La pornografía de la tauromaquia

La pornografía de la tauromaquiaLa pornografía de la tauromaquia

Los señores taurinos y las señoras amantes de la tortura de toros y caballos en las plazas de toros se han puesto muy nerviosos cuando el Ministro de Cultura de la Nación española ha decidido no convocar este año a la actividad de la tauromaquia en los premios a las Bellas Artes.

Enseguida han salido los presidentes de algunas comunidades autónomas en las que se ha intentado establecer el gusto por matar y torturar toros como forma de pensamiento y de ser español. Según ellos, aquel que no le gusten los toros no es español, al igual que aquel que no le guste la tortilla de patatas, la paella o el salmorejo. La ideología de los toros, que se trata de una ideología identitaria, o al menos así nos la han querido vender desde los medios de comunicación y desde las administraciones públicas, hace caso omiso a que en este país por cada persona a favor de los toros hay una legión de personas en contra. Es una actividad que divide a los españoles, al igual que la política, el fútbol o la religión, y cuando algo divide a un pueblo, no puede ser muy bueno.

Han salido en tropel a defender lo indefendible: la tortura animal y el maltrato que se lleva a cabo en los espectáculos taurinos y los espectáculos populares taurinos.

La tauromaquia es como la pornografía. Es una actividad legal y hay personas que pueden elegir si consumirla o no como parte de su cultura. Pero la diferencia que la hace más terrible es que mientras la pornografía no se permite en actos públicos ni ser vista por menores, la tauromaquia sí lo es. Son actos vergonzosos que causan mucho sufrimiento y dinero, aunque este último solo es para los que están en la élite taurina, en el llamado escalafón. Se consigue a base de trofeos, es decir, orejas, rabo y patas de los toros desafortunados, mientras que en la pornografía se cuentan puntos por el tamaño del miembro, la cantidad de eyaculaciones y el lugar en el que se introduce el instrumento, al igual que en la tauromaquia se utilizan puyas, banderillas, estoques y puntillas.

El fallecido escritor y amante de las relaciones sexuales con jóvenes, Sánchez Dragó, decía que el hoyo de las agujas, el cual los taurinos dicen que es por donde se debe introducir la espada para matar, es como desvirgar a una virgen, por el placer que le producía presenciar semejante atrocidad.

Así es la liturgia taurina. Nada tiene que ver con la vida y la muerte, como ellos quieren hacernos creer en sus escritos interpretativos de la lidia. Es pura pornografía y, por lo tanto, debería estar prohibida para los menores debido a su violencia. No entiendo en qué están pensando el Estado y las Comunidades Autónomas al otorgar privilegios y glorificar esta actividad, pero parece como si estuvieran llenos de crueldad, pedofilia y sexo anal, ya que el olor a sangre, estiércol y orina está presente en cada tarde de corrida.

Como dijo Manuel Vicent de forma muy acertada: «Si la tauromaquia es arte, el canibalismo es gastronomía». Si la tauromaquia es cultura, las corridas de toros son pornografía.

Rafael A. Luna Murillo, veterinario 140994