Llamamiento a la Manifestación Veterinaria

Llamamiento a la Manifestación VeterinariaLlamamiento a la Manifestación Veterinaria

Hago un llamamiento a todos los veterinarios de a pie.

Hago un llamamiento a todos los estudiantes de veterinaria de España y pido a sus decanos que los ayuden a asistir.

Hago un llamamiento a todos los colegios de veterinaria para que faciliten la asistencia de sus colegiados a Madrid.

Hago un llamamiento a todas las asociaciones de veterinarios para que sus representantes apoyen la participación de sus asociados en la manifestación.

Hago un llamamiento a todos los amigos, familiares y clientes de veterinarios.

Hago un llamamiento a toda la prensa, escrita, online y televisiva, para que cubra la manifestación.

Hago un llamamiento a todos los políticos que simpatizan con los veterinarios y su problemática.

Hago un llamamiento a la población en general.

 

¿Por qué este llamamiento a la manifestación?  

Es simple: se realiza un día después de la primera manifestación que hice con Belén. ¡Han tardado seis años! Pero por fin se lleva a cabo no solo por un veterinario de a pie, sino por nuestros representantes, como siempre debió ser (CEVE y Colvema) y Fesvet, que fue la única que apoyó.

Cuando hice la primera manifestación, se dijo que no representaba a nadie, y era verdad. Siempre me he representado a mí misma y los más de 4,000 veterinarios que me siguieron aquel 17 de noviembre también se representaban a sí mismos. Pero juntos representamos a la profesión veterinaria.

Se dijo que se iba a hacer «el ridículo», y lo que se hizo fue *HISTORIA*. Se logró abrir los ojos a los veterinarios y hacerles entender que, si ellos no luchan por lo suyo, nadie lo hará. Se consiguió que los veterinarios levantaran la cabeza en pos de la lucha, y así, en ese 17N, se allanaron caminos para que «otros sigan». Quedó demostrado que, si una insignificante veterinaria peruana podía hacerlo, cualquier veterinario también. La lucha no era solo mía, era de todos, y ahora cualquiera que quiera puede hacerlo. Ya no les pasará lo que a mí: me quisieron comprar y no pudieron; me amenazaron con expedientarme y no lo lograron. Quisieron convencerme de cambiar la fecha «para más adelante» y así dilatarlo hasta que se olvidara, pero no cedí. Por ello, me llamaron de todo, pero seguí porque sabía que «era ese día o nunca». Mi rabia y mi impotencia ya no eran solo mías, eran de miles de veterinarios. Trabajé casi sola yendo contra corriente. Por fin, muchas autoridades se unieron a la causa. Ingenuamente, creí que luego ellos continuarían la lucha con más medios económicos y de divulgación, pero no fue así. Tuve que organizar la segunda manifestación, y nada, lo mismo. La excusa era que, si ellos convocaban una manifestación, los veterinarios de a pie no irían. Pues este 18 de noviembre, ¡vayan y demuestren que, cuando un representante les convoca para luchar por nuestra profesión y por lo nuestro, ustedes estarán ahí!

Vayan con sus batas blancas para que todo el que los vea NO OLVIDE QUE SON VETERINARIOS SANITARIOS Y SON ESENCIALES PARA LA SALUD DE LA SOCIEDAD.

Vayan porque el camino difícil ya está hecho; es el comienzo. Y aunque algunos digan que «manifestarse» no sirve, lo cierto es que, como aquella primera manifestación, ninguna otra fue igual, porque fue el inicio de todo. Y aunque digan que no sirvió, sí sirvió.

Primero, para demostrar que un veterinario que se alza, lucha y se manifiesta jamás hará el ridículo. Segundo, porque gracias a ello los empresarios vieron que ya no se podía seguir sin un sueldo mínimo y tuvieron que hacer un convenio. Y tercero, porque TODOS ENTIENDEN QUE SOMOS SANITARIOS Y QUE JUNTOS SIEMPRE SEREMOS FUERZA y que «nuestros representantes, sin nuestra fuerza, no son nada».

Vayan y celebren el 17N del 2019, porque tras ese día ya nadie podrá amenazarlos por luchar por lo suyo haciendo una manifestación; al contrario, los premiarán por ello. De hecho, son ellos quienes convocan esta vez.

A mí me han tratado de invisibilizar; por miedos y egos absurdos, «las cúpulas» me han echado de todos los grupos que han podido porque no les gusta que una veterinaria de a pie insignificante, una peruana revolucionaria, venga a decirles lo que hay que hacer. Digo las cosas como son, y aunque hagan lo que hagan, no podrán callarme, porque para «diplomacias» ya están ellos.

La lucha continúa. Para algunos como yo, quizás ya es tarde; ya han cerrado clínicas o se han jubilado. Pero esto se inició el 17N y seguirá. Mi misión está cumplida. Otros seguirán, y a ellos les seguirán otros. Los jóvenes veterinarios son el futuro, y espero que, así como ahora CEVE y COLVEMA movieron ficha, algún día sea el mismo CONSEJO DE VETERINARIOS, con su nuevo presidente, el que pida a la DELEGACIÓN DE GOBIERNO permiso para manifestarse. Pero como eso es quizás pedir peras al olmo, les digo:

 

Vayan y griten con sus batas blancas:

¡¡¡Que no se rendirán y la lucha continuará!!!

Vayan y griten que «son veterinarios sanitarios».

Vayan y griten:

¡¡¡»Peste, carbunco, rabia, Aúpa veterinaria»!!!

 

Siempre estaré aquí para quien me necesite.

 

Con cariño,  

su peruana revolucionaria,  

Pilar Pérez Miñano

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