Los loros se sonrojan como las personas

Todos nos hemos sonrojado alguna vez en la vida. Nuestra cara es, como dice el aforismo, el espejo del alma y es un medio de expresión de nuestros sentimientos, emociones, deseos y pensamientos.

Hasta ahora se creía que la reacción que hace que ante una situación embarazosa la sangre fluya en mayor volumen a nuestra cara y adquiramos un aspecto rubicundo era exclusivamente humana.

En un estudio realizado por la investigadora francesa Aline Bertin usando guacamayos azulamarillo (Ara ararauna) se ha visto que los loros en estudio sufren ligeras variaciones en la coloración de la cara para comunicarse visualmente con sus semejantes.

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