Los veterinarios alzan la voz

 

Los veterinarios alzan la voz

Los veterinarios alzan la voz

La situación actual de la profesión veterinaria en España es alarmante y se ha vuelto completamente insostenible. Con la reciente entrada en vigor de la ley Presvet, contenida en el Real Decreto 666/2023, se ha desatado un torrente de críticas y protestas por parte de miles de veterinarios que ven no solo amenazada su labor profesional, sino también la salud y el bienestar de los animales que están bajo su cuidado. Este decreto establece un sistema burocrático que obliga a los veterinarios a comunicar el uso de antibióticos en pequeños animales y grandes animales a través de una plataforma digital que, lejos de facilitar su trabajo, se ha convertido en un verdadero obstáculo.

Los veterinarios alzan la vozLos veterinarios han salido a la calle, dejando claro que esta normativa ignora su realidad y limita su capacidad de respuesta ante situaciones urgentes. Miles de ellos se han congregado en las puertas del Ministerio de Agricultura para manifestar su descontento ante la ley Presvet y el IVA del 21%. Esta burocracia excesiva impuesta por Presvet no solo complica la prescripción de medicamentos, sino que también pone en riesgo la vida de las mascotas y animales de granja que requieren atención inmediata. En lugar de centrarse en el cuidado de los animales, los veterinarios se ven forzados a dedicar tiempo a cumplir con un sistema administrativo ineficaz que no refleja la práctica clínica real.

Además de esta carga burocrática, existe otro aspecto que agrava la situación: el IVA veterinario, que actualmente se sitúa en un 21%. Esta cifra es absolutamente inaceptable, ya que penaliza la salud de los animales y dificulta el acceso a tratamientos necesarios. Es inconcebible que, como profesionales sanitarios, los veterinarios no cuenten con un tipo impositivo reducido, cuando otras profesiones del ámbito de la salud gozan de IVA reducido o incluso exento. La salud de los animales no es un lujo, y los propietarios y ganaderos no deberían verse obligados a pagar un 21% adicional por la atención veterinaria.

Los veterinarios alzan la vozLa falta de un IVA reducido no solo afecta económicamente a los tutores de mascotas y ganaderos, sino que también tiene repercusiones directas en la salud pública. Muchas enfermedades zoonóticas pueden ser prevenidas mediante la atención veterinaria adecuada, y al encarecer los tratamientos, se corre el riesgo de que los propietarios no busquen la atención necesaria para sus animales. Esto puede llevar a un aumento en la transmisión de enfermedades que podrían ser controladas fácilmente con la vacunación y el tratamiento apropiado.

Los veterinarios son los únicos capacitados para prescribir y dispensar medicamentos, y es fundamental que se reconozca su papel como profesionales sanitarios. La intervención de farmacéuticos en la dispensación de medicamentos para animales es inapropiada, ya que carecen de la formación específica necesaria para atender las necesidades de los pacientes. La normativa actual, que permite a los farmacéuticos dispensar medicamentos veterinarios, no solo representa un riesgo sanitario, sino que también desvirtúa la esencia de esta magnífica profesión.

Los veterinarios alzan la vozEl sistema de comunicación impuesto por Presvet, lejos de ser una herramienta de control útil, se ha convertido en una carga que limita el criterio clínico de los veterinarios. Las sanciones, que pueden llegar a ser abusivas, son una amenaza constante que solo añade más presión a una profesión ya de por sí estresante. La posibilidad de ser multado con hasta 1.200.000 euros por no registrar adecuadamente la prescripción de antibióticos es un despropósito que no se sostiene. La salud de los animales debe ser la prioridad, y las decisiones sobre su tratamiento deben ser asumidas por los veterinarios, no por un sistema administrativo que desconoce la realidad de la clínica veterinaria.

La lucha de los veterinarios por un IVA reducido y por la derogación de la ley Presvet es una cuestión de justicia. Durante más de una década, se ha pedido que se revise la carga impositiva que soportan, y cada vez que salen a las calles, lo hacen con la esperanza de que sus voces sean escuchadas. La salud de sus pacientes y la capacidad de ejercer su profesión con dignidad están en juego.

Es fundamental que las autoridades competentes tomen en serio sus demandas y reconozcan la importancia de la labor veterinaria en la sociedad. No solo salvan vidas, sino que también contribuyen significativamente a la salud pública. La falta de atención a sus necesidades y la imposición de normativas ineficaces solo servirán para deteriorar aún más la salud de los animales y, por ende, la de las personas que dependen de ellos. Es hora de actuar y de exigir un cambio que beneficie a todos: a los veterinarios, a los tutores de mascotas, a los ganaderos y, sobre todo, a los animales que merecen recibir la mejor atención posible.

Personalmente, estoy convencido de que los veterinarios salvan más vidas que los médicos, y les agradezco sinceramente el cuidarnos.

 

Los veterinarios alzan la voz
Enrique Marcos CEO Grupo Axón

 

 

 

 

 

 

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