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Susana de Pedro. Comunicación Vuelta y Vuelta

 

Cocinar carne a la plancha

¿Quién no ha hecho en su vida una pieza de carne de ternera a la plancha? Se trata de un método de cocinado muy utilizado porque es rápido y sencillo, que nos resuelve una comida o una cena en apenas unos minutos. Sin embargo, como todo, tiene su truco, que debemos conocer para sacarle el máximo partido a una buena carne.

 

En primer lugar algo obvio: la elección de la pieza. Y no solo nos referimos a comprar carne de calidad (siempre decimos que no hay que abusar de la carne roja, pero la que comamos ha de ser rica y sana, de primera calidad), sino a qué tipo de piezas son adecuadas para hacerlas a la plancha. Las mejores son el solomillo, el entrecot y los filetes de babilla y cadera. También podemos cocinar a la plancha un chuletón, pero en corte fino, pues si es grueso será más difícil que quede en el punto óptimo para su degustación.

Y a continuación los cuatro trucos básicos para conseguir una carne a la plancha fabulosa:

1. La sartén ha de estar muy caliente. Si no tiene temperatura suficiente, la carne se cocerá y perderá parte de sus jugos.

2. La carne no se debe colocar fría en la sartén (y mucho menos congelada o medio congelada). Hay que atemperarla para obtener el mejor resultado (sacarla un mínimo 30 minutos antes de cocinarla).

3. La pieza ha de ser “vuelta y vuelta”, no debemos marearla. La carne se coloca sobre un lado, esperamos que se haga al gusto y luego se le da la vuelta para que se haga por el otro lado.

4. La sal no se echa en crudo, sino cuando ya esté cocinada la carne. Si echamos la sal en crudo, al poner la pieza en la sartén liberará parte de su jugo. La sal se debe echar cuando el calor ya haya sellado la carne. Es decir, al darle la vuelta, en el lado cocinado y luego al poner el plato en el otro lado, o bien salar directamente en el plato.

Por último está el punto de la carne, algo muy personal en el que influye también el espesor de la carne. Si nos gusta la carne poco hecha, cocinaremos a fuego fuerte cada lado de la pieza, retirándola del fuego antes de que se termine de hacer por su interior. Si por el contrario nos gusta la carne al punto o poco hecha habrá que dejarla dorar por cada lado más tiempo, para que se termine de cocinar por dentro.

Y tras estos consejos, solo queda disfrutar de un buen entrecot que, de calidad y bien hecho, es un auténtico placer para el paladar.