Opinión de Manuel Pizarro, Catedrático de la UCM : Las macrogranjas, y las granjas circulares

Opinión de Manuel Pizarro, Catedrático de la UCM : Las macrogranjas, y las granjas circularesOpinión de Manuel Pizarro, Catedrático de la UCM : Las macrogranjas, y las granjas circulares

El término macrogranja hace referencia al tamaño muy grande de las granjas. En principio hablamos de granjas enormes o excesivas por su número de animales. Realmente es un concepto moderno y algo ambiguo que han impuesto los grupos ecologistas y animalistas contrarios a la ganadería en general y a la intensiva en especial. Pues como ha sido publicado repetidamente por voces muy autorizadas, los animalistas atacan la producción animal; y su ala dura, los veganos, están en contra de cualquier tipo de utilización animal. Además de esta forma contraponen el significado de macrogranja al de ganadería familiar, al igual que se contrapone el hipermercado al pequeño comercio. En ambos casos la gran escala de negocio conlleva una supuesta explotación de personas y/o animales, gran consumo, gran emisión de contaminantes; y en definitiva a negocios poco ecológicos.

Pero ¿cuán grande ha de ser la granja para ser considerada macrogranja?. Pues no se sabe, ya que en ocasiones y para los más radicales activistas, toda la ganadería intensiva podría incluirse en este término. En nuestro país la ganadería intensiva, sobre todo de cerdos y aves se ha ido focalizando en algunas regiones concretas, como Cataluña o Galicia. En este sector se habla de granjas de ponedoras de un millón de gallinas, o de cincuenta mil cerdos. Pero en el sector bovino también tenemos grandes empresas lecheras o imponentes cebaderos de becerros. Todos muy grandes y con muchos animales. Basadas en animales con una genética especializada, una nutrición totalmente equilibrada y una tecnología vanguardista. Este tipo de granja como indicamos es el que se considera por la mayoría de personas las macrogranjas. En nuestro país realmente existen pocas macrogranjas, algunas de cerdos en Cataluña, Aragón y Castilla y León sobre todo; algunos complejos de muchas naves avícolas juntas que podrían considerarse macrogranjas, algunos cebaderos de becerros o corderos y granjas lecheras de las grandes empresas del país. En general se trata de granjas muy escrupulosas en cuanto a normativa y además muy controladas, ya que exigen personal especializado, bioseguridad, normas de prevención y supervisión muy rigurosa de todo el proceso productivo, pues cualquier eventualidad podría ser catastrófica.

En algunos medios de información se han descrito además como macrogranjas, simplemente las granjas muy grandes, por ejemplo entre las 10 más grandes del mundo, se describen algunas granjas bovinas enormes de Australia y China; pero realmente estas no se deben considerar macrogranjas pues disponen de enormes fincas de millones de hectáreas, por lo que deberían ser consideradas más bien supergranjas de  ganadería extensiva.

Para las personas agrupadas como ecologistas, lo único viable o sostenible y ecológicamente correcto por el momento es la pequeña granja familiar, atendida por el pequeño propietario y familia con algún empleado, ya que fijaría población y estaría perfectamente integrada en el ámbito rural. Pero ¿qué pasaría si eliminamos todas las explotaciones que no estén encuadradas en este concepto?. Hoy día las granjas familiares o ecológicamente correctas, probablemente no podrían suministrar proteínas de origen animal (leche, huevos y carne) de forma suficiente a la población, y sobre todo a los precios populares a los que hoy los ofrece. Pero esto no es un problema, pues el final no es este, el objetivo de los animalistas es terminar con la producción animal y con la ganadería, pues para ello se están desarrollando esas estupendas empresas de biotecnología que ofrecen leches vegetales, sucedáneos de carne elaborados con proteínas artificiales, e incluso proteína similar a huevos.

Otro concepto actual y que si es considerado ecológicamente correcto es el de granja circular. Es un concepto derivado de la economía circular, que es aquella que considera completar el «ciclo de vida» de los productos; es decir que sería aquella que aprovecha o utiliza los residuos generados; en definitiva que autorecicla sus propios residuos. Hoy se considera a la economía circular un concepto que revoluciona la forma en la cual la sociedad se relaciona con los recursos que utiliza y los residuos que genera. Esta es actualmente la principal estrategia para generar empleo y crecimiento, contando con el respaldo de la administración Europea.

Aplicado a una granja, y a modo de ejemplo no necesariamente viable, podría considerarse una explotación bovina que emplea el gas metano que produce para obtener energía para la propia granja, además la materia orgánica generada se podría emplear en la obtención de compostaje o abono mediante el empleo de lombrices. A su vez las lombrices podrían emplearse en alimentación de gallinas ponedoras, las cuales a su vez generan gran cantidad de componentes nitrogenados no protéicos que pueden ser aprovechados en alimentación de vacas, ya que los rumiantes podrían obtener proteínas a partir de estos compuestos nitrogenados. Este podría ser un modelo complejo al menos teórico de granja circular.

Macrogranja, como hemos visto es un término algo ambiguo; es un término acuñado y usado por ecologistas y asimilados, que ha calado en nuestra sociedad. Se trata de granjas muy grandes de producción intensiva. Sin embargo, Greenpeace lo conceptúa en su web como una granja enorme, con enorme número de animales hacinados en espacio reducido, que consumen enormes cantidades de piensos de materias importadas y enorme cantidad de medicamentos. Además emiten enormes cantidades de gases contaminantes y purines… Realmente da miedo pensar en la macrogranja descrita por Greenpeace, con miles de animales hacinados y contaminantes (no sabemos cuántos). Debería conceptuarse como un tipo de ganadería intensiva pero de enormes dimensiones; Sin embargo, por su propia definición debe ser un establecimiento ilegal, pues tal como se describe no cumpliría la normativa de sanidad animal, ni la de bienestar animal, ni la de medio ambiente de ningún país Europeo. Este sería en concepto que actualmente domina entre los activistas desaforados de las familias animalistas o ecologistas extremos.

Por todo ello, si conocéis alguna macrogranja de las primeras descritas, no quepa duda que a pesar de su tamaño y apariencia son establecimientos muy bien controlados; sin embargo si conocéis alguna macrogranja de las descritas por Greenpeace, seguro que sería denunciable, o al menos por su propia definición presuntamente alegal; y si nuestro gobierno las conoce pues de ellas habla y las considera tan perjudiciales, también podría legislar al respecto. Si la carne que de ellas sale no cumple las normas de calidad o sanidad Europeas, habría que decomisarla de acuerdo a nuestra legislación. Habría que indicar a partir de qué número de animales se considera macro, y sobre todo realizar las inspecciones pertinentes para que los animales alojados gocen del bienestar animal y las condiciones adecuadas de vida Europeas; pero así mismo las emisiones de contaminantes tendrán que estar en los límites legalmente establecidos. Pues fácil y barato es hablar de lo mal que lo hacen otros, pero en este caso los obligados a actuar no son otros, es la propia administración local, autonómica o estatal.

 

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