Opinión de Rafael A. Luna Murillo: «Arrimando el ascua a su sardina»

Como está el país, España, últimamente de encendido y calentito. Hay discusión por todo y para todo, de unos y de otros.

La OCV está para lo que está. Según los Estatutos recientemente aprobados en unos cambios de los que los colegiados, una vez, más no hemos podido hacer contribuciones dice entre los fines de la misma:

“Art.3.d) La colaboración con los poderes públicos en la prevención de enfermedades de origen animal y/o medioambiental y que afecten a la salud pública y a la población humana, mejora de la sanidad y bienestar animal, ganadería española y la más eficiente, justa y equitativa regulación y ordenación del sector ganadero y alimentario desde la fase de producción al consumo, así como la atención al medio ambiente.»

Asimismo, el Código Deontológico para el ejercicio de la profesión Veterinaria , actualizado al 15 de diciembre de 2018 expone que son pilares en los que se asienta la deontología veterinaria:

“1. La producción animal y el control de: (i) todos los productos de origen animal y no animal de su competencia, que proporcionan al hombre alimentos, sin riesgos de transmisión de enfermedades infectocontagiosas y parasitarias; (ir) de los residuos o compuestos químicos que puedan alterar su salud, logrando todo ello así un alto nivel de protección de la salud de los ciudadanos fundado siempre en la mejora y actualización continuas de la gestión de riesgos en base al conocimiento científico.

2. La salvaguarda de la salud de los animales, evitando y controlando la aparición de las enfermedades infectocontagiosas y parasitarias de amplia difusión, que ponen en serio peligro la salud pública, la producción animal y el equilibrio de las especies animales.
3. La salvaguarda de la salud de los animales frente a los productos químicos que pudieran resultarles nocivos, poniendo en serio peligro el equilibrio de las especies, la biodiversidad y el medioambiente, único hábitat de nuestras especies.
4. La identificación animal, la emisión y recepción de certificados para la circulación, intercambio, exportación e importación de animales y sus productos para uso o consumo humano, facilitando así la transparencia de las transacciones comerciales y la protección del consumidor.
5. La salvaguarda de la vida, la salud, la dignidad, el bienestar animal y de los procedimientos compatibles con la protección del medio ambiente.
6. El desarrollo de estrategias y actuaciones que fomenten la promoción de la salud en el ámbito de la nutrición humana.”

Se lanzan titulares en las revistas que leen los veterinarios como “La veterinaria española muestra su apoyo a las movilizaciones de los agricultores y ganaderos. Revista Animal’s Health”.

Por más que leo los Estatutos y el Código Deontológico no encuentro la palabra ganaderos ni agricultores por ningún sitio, como tampoco existe la palabra toreros ni cazadores, pero sí parece que todos debemos estar apoyando de cualquier modo y manera lo que hacen estos profesionales del campo, de la cultura y el deporte  porque, por desgracia, la Tauromaquia  y la caza están en esa temática cuando nunca debieron de salir de la ganadería porque sin toro no hay espectáculo y sin animales no hay caza. Y si lo que tenemos meridianamente claro es que las competencias sobre la salud, el bienestar, la producción y el uso de animales forman parte de nuestras competencias como veterinarios , cualquier injerencia de otros profesionales sobre esto debería de ser inmediatamente refutada por la OCV que está para luchar por nuestros derechos legamente reconocidos. Esto, a veces, no lo veo así en multitud de cuestiones que toda la profesión veterinaria conoce y arrastramos desde hace 40 años.

La reivindicaciones de esos sectores, ganaderos y agricultores, vienen de lejos pero nunca hemos visto a los que nos representan batirse en duelo por ellas. Ahora, cuando se ha montado el pollo, cuando ha sido toda Europa la que se ha puesto en marcha, no sus representantes reconocidos sino los propios individuos me han dado mucha envidia porque nosotros hicimos algo parecido por dos veces con la manifestación veterinaria pero no encontramos el apoyo de nuestros representantes porque dijeron que no era el momento. Quizás alguno aún lo recuerda, pero yo no vi a presidente de la OCV estar en las manifestaciones, siquiera el presidente de mi ICOV ni ninguno de su directiva del momento.

Ahora, cuando se ha montado el pollo y los manifestantes han ido a saco sin respetar las normas establecidas  creyendo que su libertad es más y mejor que la de cualquiera del resto de sus conciudadanos, reventando carreteras, coches, insultando al gobierno, atacando a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que son de todos. Utilizando animales vivos como una oveja atada en un tractor, perros mutilados de rabos y orejas, cadáveres de ovejas a las que dicen haber matado el lobo, etc., etc. Todo esto lo hemos visto todos en la televisión, la prensa, las redes sociales. ¿Ahora, nos meten a todos en defender estos presuntos delitos?

Sin veterinarios no hay ganadería ni alimentos sanos para consumir, pero sin ganadería y sin alimentos lo que vamos a pasar es un hambre de lobo. Arrimar el ascua a su sardina es un refrán que todo el mundo entiende. Pero no arrimemos tanto el ascua a ver si en vez de una sardina consumible vamos a terminar con un trozo de carbón ardiendo en la garganta.

Rafael A. Luna Murillo, veterinario 140994

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