Opinión de Rafael Luna Murillo: ¡Teruel existe! Existe para el maltrato animal, el abuso a menores y la mofa a personas con condrodisplasia

Teruel, una ciudad situada al sur de la Comunidad Autónoma de Aragón, es conocida por su riqueza histórica y cultural. A pesar de ser la capital provincial menos poblada de España, Teruel alberga un valioso patrimonio mudéjar, el centro paleontológico Dinópolis, el mausoleo de los amantes de Teruel y el famoso monumento conocido como el Torico.

El Torico es una fuente ubicada en el centro de la plaza homónima. Se trata de una columna de 7 metros de altura coronada por la figura de un toro, que hace referencia a una leyenda sobre el origen de la ciudad en el siglo XII bajo el reinado de Alfonso II. Este símbolo ha dado nombre a la ciudad de Teruel, que ya estaba habitada en tiempos de los celtíberos y los romanos. En el año 935, los almohades construyeron una torre o Tirwal en esta zona.

Teruel se caracteriza por tener el mayor número de días de heladas al año entre todas las capitales de provincia españolas. Esta realidad climática se refleja en la personalidad de sus habitantes, quienes suelen ser fríos y poco empáticos.

Desafortunadamente, desde la Guerra Civil Española, Teruel ha sufrido las consecuencias de la guerra y la posterior devastación. Aunque se posicionó a favor de los sublevados, fue derrotada y bombardeada por la legión Cóndor, los mismos que bombardearon Gernika. Finalmente, la ciudad fue recuperada por las tropas franquistas. Estos hechos han dejado una huella profunda en la zona.

En los últimos años, Teruel ha experimentado un envejecimiento de su población, con más personas mayores que jóvenes, y una baja tasa de natalidad. Además, en términos educativos, se registra un 1,2% de analfabetismo y un 19,6% de la población no cuenta con estudios, según datos del INE de 2011.

Estas circunstancias han llevado a que las fiestas de Teruel se centren en actividades que causan dolor y sufrimiento a los toros. Un ejemplo son las fiestas del Ángel en julio, en las que se maltrata a cuatro toros que son ensogados frente a multitudes embriagadas de alcohol y ganas de fiesta. Estas celebraciones intentan justificar la liberación de la ciudad por unos supuestos caballeros aragoneses contra los musulmanes, pero en realidad son un acto de crueldad y falta de empatía.

En cuanto a las prácticas taurinas en Teruel, la situación se vuelve aún más preocupante. Se permiten corridas de toros conocidas como «toreo cómico», que resultan extremadamente desagradables y perturbadoras. Además, se llevan a cabo becerradas, en las cuales se utilizan vaquillas para el entretenimiento de la multitud.

Lo más alarmante es que se permite la participación de personas con condrodisplasia, quienes son objeto de burla frente a las vaquillas. Se les somete a diversas situaciones para provocar risas y entretenimiento. Si estas prácticas se llevaran a cabo en un circo, estarían prohibidas por las leyes de protección animal.

La asociación de personas con discapacidad ha expresado su descontento ante este espectáculo, pero desafortunadamente, a las autoridades de Teruel no les importa. Parece que siguen la filosofía de «pan y circo», priorizando el entretenimiento por encima del bienestar de estos individuos.

Es preocupante que se permita el maltrato continuo a los animales y las burlas hacia las personas con discapacidad. Resulta difícil comprender cómo se puede justificar y permitir este tipo de espectáculos en pleno siglo XXI.

Personalmente, no visitaré Teruel para presenciar el sufrimiento de los animales. Debería haber una protección adecuada para estos seres emblemáticos y los ganaderos que los venden deberían sentir vergüenza por permitir el maltrato continuo a seres vivos y las burlas hacia las personas con discapacidad.

Dejen ya de llorar y de pedir tanto de la España Vaciada cuando ustedes mismos se vician y se retratan con estos inasumibles comportamientos.

Rafael A. Luna Murillo, colegiado 140994