SIVEPA advierte que la eficacia total del cierre del comercio y la hostelería contra la Covid-19 no se podrá apreciar en Asturias hasta mediados de diciembre

  • El Sindicato Veterinario Profesional de Asturias afirma que las medidas extremas de cierre de sectores son injustas, y quizá se podrían haber evitado gestionando mejor los cuerpos de veterinarios y farmacéuticos de Salud Pública del Principado.

 

La COVID-19 presenta una “inercia” a seguir aumentando su incidencia durante unos 20 a 25 días tras tomar medidas extremas aunque esas medidas sean eficaces. Luego comienza un descenso, de manera que el efecto pleno de las medidas se observa a los 35-45 días. Es decir, muy probablemente empezaremos a ver los efectos del cierre del comercio y la hostelería en Asturias entre el 24 y el 30 de noviembre, y no veremos su efecto pleno probablemente hasta el periodo del 10 al 20 de diciembre. Esto ya se observó en la primera ola pero entonces las medidas fueron más radicales, así que cabe esperar que las medidas tomadas el 4 de noviembre tengan menor impacto que las de marzo, ya que NO ha habido un confinamiento total ni cierre de los centros educativos.

Desde SIVEPA no queremos dar dé falsas esperanzas a sectores como la hostelería o el comercio ya que, en el mejor de los casos, hasta mediados de diciembre es altamente probable que NO se reduzcan los casos a unos niveles similares a los que había el 4 de noviembre, y peor aún, es muy probable que ni siquiera desciendan a esos niveles. De cualquier forma, el sistema hospitalario seguramente seguirá tensionado ya que los ingresos en UCI por COVID-19 duran de media en torno a un mes. En este escenario, y con la navidad a la vuelta de la esquina, las decisiones políticas estarán muy comprometidas.

Queda claro que cuando se toman medidas extremas en función de unos datos de positividad y hospitalarios graves, ya se está actuando tarde, y además se daña gravemente la economía. Si estas medidas se tomaran antes, se salvarían más vidas, pero por otro lado se dañaría aún más la economía. Entonces, ¿QUÉ SE DEBE HACER?

Se debe hacer lo que los facultativos de la Salud Pública que trabajamos a nivel de calle hemos estado pidiendo desde antes incluso del inicio de la pandemia; “se debe dejar de apostar por una visión hospitalaria del problema y aplicar medidas sanitarias dirigidas en los establecimientos”.

Las medidas universales como el uso de mascarilla, desinfectante y ventilación, y otras como la vigilancia epidemiológica o mal llamado “rastreo”, son imprescindibles, pero no suficientes para controlar una pandemia de estas características. Hacen falta medidas de protección de la salud dirigidas y profesionales para que los negocios sean lo suficientemente seguros para seguir abiertos.

Así, en establecimientos concretos del comercio, la hostelería, deportivos, etc., que por sus características particulares de funcionamiento y estructura planteen un elevado riesgo de contagio, los veterinarios o los farmacéuticos de Salud Pública son los que tienen los conocimientos y competencias para determinar qué correcciones sanitarias de deben tomar o si, por el contrario, se deben cerrar temporalmente. No necesariamente han de pagar justos por pecadores cerrando sectores enterosporque se hayan identificado brotes. Hay negocios cuyas características estructurales o falta de medidas sanitarias bien aplicadas, hacen aconsejable su cierre y, dentro del mismo sector, hay negocios cuyo diseño, acierto y rigurosidad a la hora de aplicar las medidas de protección de la salud, podrían permitir que siguiera funcionando con un riesgo muy bajo de propagación de la infección. Esto también facilitaría que las ayudas al cierre fueran dirigidas y puntuales, y no sectoriales, con el consiguiente ahorro económico público.

Si se hubieran centrado los esfuerzos de la Consejería de Sanidad realmente en llevar a cabo una “protección sanitaria de la población y de la economía”, se hubieran utilizado eficazmente todos los veterinarios y farmacéuticos” del Principado, y se hubieran contratado muchos más en mayo, cuando no había casi casos, y no se habría esperado a que los positivos se dispararan para contratar personal asistencial hasta agotar las bolsas de empleo.

La contratación de personal asistencial en caso de emergencia es imprescindible y salva la vida de muchos enfermos, pero la contratación previa de veterinarios y farmacéuticos de Salud Pública “evita” enfermos y muertos, y SALVA MUCHOS NEGOCIOS, con lo que también salvan las familias que viven de ellos y se generan impuestos para atender a otras necesidades.

No conseguiremos controlar la pandemia y estabilizar los casos antes de la ansiada “vacuna eficaz” sin gestionar eficazmente a los veterinarios y farmacéuticos de Salud Pública y dejar que apliquen medidas sanitarias dirigidas en los distintos sectores y actividades. Las medidas globales, a la vez que son muy injustas para el que lo hace bien, conducen a oleadas consecutivas de gran elevación de casos cada vez que se relajan, y a oleadas de insopo