Veterinarios de la Universidad de Córdoba estudian los mecanismos de infección de la ‘Fasciola’, un parásito que genera pérdidas a la ganadería

 

Ejemplo de Fasciola hepática en tamaño adulto

Investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO) están estudiando los mecanismos de infección de la ‘Fasciola’, uno de los parásitos que más pérdidas genera a la ganadería, y lo hacen en el marco del proyecto Paragone, que ha descubierto que la ‘Fasciola hepática’ controla la respuesta del hospedador desde el primer día que entra en su organismo, y centra la lucha contra este parásito en sus fases juveniles

Según ha informado la UCO, existen muy pocas vacunas frente a parásitos, porque son organismos bastante complejos que interaccionan con el hospedador controlando su respuesta. Sin embargo, se trata de un campo de gran interés en el mundo de la ganadería.

Por ello, encontrar mecanismos de control antiparasitarios es uno de los objetivos del citado proyecto de investigación Paragone, una iniciativa enmarcada en el Horizonte 2020 y que ha contado con 17 socios, entre los que se encuentran la Universidad de Córdoba.

Concretamente, el papel de la UCO se ha centrado en conocer la manera en la que estos parásitos controlan la respuesta del hospedador y cómo sobreviven en su organismo. Tal y como ha explicado el investigador principal del proyecto en la UCO, José Pérez Arévalo, su grupo de investigación -AGR262- ha estudiado el comportamiento de la ‘Fasciola hepática’, una especie que produce enfermedades crónicas en los animales y uno de los parásitos que más interés, genera debido a su resistencia a los fármacos.

Pérez Arévalo ha indicado que los resultados obtenidos en el marco del proyecto apuntan a que, desde el primer día en el que se produce la infección, se genera en el hospedador una respuesta inmune que no afecta al parásito.

Estos resultados han llevado al equipo de investigación a entender que la lucha contra estos organismos debe centrase en sus formas juveniles, dado que «el parásito controla la respuesta del hospedador en fases muy tempranas». Es decir, los parásitos, «cuando aún son jóvenes están más expuestos al ataque del hospedador, pero de adultos ya se encuentran en una zona muy protegida, dentro conductos biliares del hígado, y es complicado que la respuesta inmunitaria les haga daño».

Este tipo de parásitos están adaptados y pueden vivir años y, aunque no provocan la muerte del animal, sí que perjudican su salud y, en el caso de los dos mamíferos que se han estudiado (vacas y ovejas) generan anemia, insuficiencia hepática, menor ganancia de peso, menos lana y leche o mayor infertilidad, lo que se traduce en pérdidas económicas de miles de euros al año.

El problema, según ha destacado el investigador principal del proyecto en la UCO, es que cada vez hay más poblaciones de estos individuos resistentes a los medicamentos antiparasitarios, debido a su elevado uso. Sin embargo, «las vacunas producirían una mayor protección, ya que no dejan residuos ni en carne ni en leche».

 

CANDIDATOS VACUNALES

«En Paragone –ha proseguido– hemos realizado un ensayo que llegó al 47 por ciento de efectividad, pero hasta que no se alcanza entre un 60-70 por ciento no se considera comercialmente aceptada», un porcentaje complicado de alcanzar debido a las variaciones individuales en este parásito.

No obstante y en este sentido, el proyecto ha conseguido elevar tres candidatos vacunales frente a otros parásitos a su fase de demostración. Uno de ellos, destinado a un género de parásitos denominados Cooperia, ha alcanzado una efectividad que si sitúa en el 75 por ciento.