Cuidado y manejo de vacas lecheras recién paridas – parte 1

Cuidado y manejo de vacas lecheras recién paridas – parte 1

En el primero de un artículo de dos partes, Nicola Gladden revisa las soluciones y opciones para abordar los problemas posparto en las vacas lecheras.

  • Este artículo se publicó originalmente en Vet Times 47.28 (17 de julio de 2017)

 

Los problemas posparto se observan comúnmente en vacas lecheras y los estudios han indicado una incidencia de enfermedad metabólica posparto cercana al 40% en algunos rebaños (Ribeiro et al, 2013).

Es bien reconocido que la enfermedad posparto en vacas lecheras tiene un efecto adverso en la producción (Dreyfuss et al, 1990; Duffield et al, 2009; Rutherford et al, 2016) y la reducción del desarrollo de la enfermedad, combinada con un tratamiento rápido cuando se produce la enfermedad, es importante para minimizar los efectos en la producción futura. Vale la pena recordar que, con la excepción de las emergencias traumáticas, la enfermedad posparto generalmente está relacionada con el manejo preparto de la vaca. Al considerar la enfermedad posparto, es importante incluir el manejo del preparto y las vacas secas de la granja como parte de la investigación.

La primera parte de este artículo tiene como objetivo revisar algunas de las pruebas disponibles con respecto al cuidado inmediato de la vaca lechera posparto y el manejo de las complicaciones posparto que puedan surgir.

 

Gestión posparto inmediata

Después del parto, la vaca debe salir del corral de parto lo antes posible. El momento exacto del movimiento dependerá de una serie de factores, incluido el estado de salud de la vaca y el tipo de alojamiento para vacas frescas disponibles. Se deben tomar medidas, como garantizar que la vaca tenga libre acceso a agua potable y alimentos de buena calidad, para tratar de maximizar la ingesta de materia seca (DMI) después del parto. Esto tiene como objetivo mitigar la reducción natural del DMI que se produce después del parto y evitar complicaciones posparto que pueden surgir como resultado del balance energético negativo.

Está bien documentado que el período posparto es un período de inmunosupresión (Mallard et al, 1998) y la vaca debe alojarse en un alojamiento limpio y seco para minimizar el riesgo de exposición a agentes infecciosos durante este tiempo (Figura 1), esto incluye la enfermedad de Johne.

 

AXON COMUNICACION, Cuidado y manejo de vacas lecheras recién paridas - parte 1
Figura 1. El patio/pluma de partos debe estar limpio y seco. Imagen © K Ellis.

 

Las vacas que se determine que tienen un alto riesgo de contraer la enfermedad de Johne deben ser paridas por separado a vacas de bajo riesgo. Las vacas deben ordeñarse a la primera oportunidad después del calvamiento y la granja debe tener una línea de volcado separada para vacas frescas para evitar la contaminación cruzada del calostro con la leche de las vacas que reciben tratamiento médico (como las vacas con mastitis; Figura 2).

 

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Figura 2. Cubos de vertedero separados para calostro y animales bajo tratamiento. Imagen © K Ellis.

 

El cuidado del ternero está fuera del alcance de este artículo, aunque es importante asegurarse de que el ternero reciba calostro de calidad y cantidad adecuadas dentro de las primeras cuatro horas de vida para garantizar una transferencia pasiva adecuada de inmunoglobulinas. Un estudio del Reino Unido encontró una prevalencia de fracaso de transferencia pasiva del 26 % en las granjas reclutadas (MacFarlane et al, 2015), lo que sugiere que existe margen de mejora en esta área en las granjas del Reino Unido.

 

Analgesia

Es bien sabido que el parto es un evento doloroso, aunque existen pocos datos publicados sobre el uso de analgesia periparturienta en vacas lecheras, lo que se ha destacado en algunas revisiones del tema (Laven et al, 2012; Mainau y Manteca, 2011).

Un estudio demostró que el uso de meloxicam en el período posparto inmediato se asoció con un aumento del rendimiento de lactancia total (Carpenter et al, 2016) y estos hallazgos están respaldados por otros estudios que indican que los beneficios de la analgesia periparturienta se extienden más allá del período posparto inicial (Farney et al, 2013; Stilwell et al, 2014). Sin embargo, otros estudios no han encontrado que este efecto sea reproducible (Meier et al, 2014); la diferencia en los hallazgos bien puede deberse a diferencias en el diseño del estudio.

Se ha sugerido que el uso de AINE alrededor del momento del parto podría aumentar el riesgo de membranas fetales retenidas (RFM) debido a la inhibición de la prostaglandina-2α (PGF-2α), que ha demostrado ser importante para la expulsión de las membranas fetales. Los estudios que investigan el uso de flunixina meglumina en el período inmediatamente posterior al parto han demostrado un mayor riesgo de RFM asociado con el uso de analgesia AINE (Newby et al, 2017; Waelchli et al, 1999). Sin embargo, los estudios que han utilizado ketoprofeno o meloxicam en el período periparturario no han demostrado que ningún aumento del riesgo de desarrollar RFM (Newby et al, 2014; Richards et al, 2009).

Es posible que las diferencias notificadas se deban a las diferencias en la farmacocinética de cada AINE. Sobre la base de las pruebas disponibles, sería prudente evitar el uso de flunixina meglumina en animales posparto si hay otros AINE disponibles. Sin embargo, vale la pena señalar que la evidencia disponible es limitada y no existen estudios que comparen diferentes AINE en las mismas condiciones.

No hay AINE autorizados en el Reino Unido específicamente para la analgesia posparto, aunque un producto de ketoprofeno está autorizado para el tratamiento de paresia posparturienta y edema posparturicio. Por lo tanto, el uso de AINE para la analgesia posparto en bovinos está en cascada y se deben aplicar períodos de espera apropiados (estatutarios).

 

Emergencias posparto

Las emergencias posparto ocurren esporádicamente y pueden poner en peligro la vida de la vaca; la atención veterinaria inmediata es esencial para un resultado satisfactorio. Esta sección resume cómo lidiar con las emergencias posparto más comunes que se pueden encontrar. Se puede encontrar una revisión más profunda en otros lugares (Miesner y Anderson, 2008; Rees, 2016).

 

Prolapso uterino

El prolapso uterino es una verdadera emergencia que probablemente encontrará en algún momento cualquier veterinario en la práctica mixta o de animales de granja, y se ha informado que ocurre después de hasta el uno por ciento de los partos (Gardner et al, 1990; Rees, 2016).

El prolapso uterino ocurre con mayor frecuencia dentro de las primeras 24 horas posteriores al parto y se sabe que está asociado con hipocalcemia y distocia (Gardner et al, 1990). Cuando se inicia un tratamiento temprano, el pronóstico es bueno con tasas de supervivencia reportadas que se acercan al 80 por ciento (Miesner y Anderson, 2008). A diferencia del prolapso vaginal, una vaca que experimenta prolapso uterino ya no tiene más probabilidades de experimentar prolapso uterino en los años siguientes (Miesner y Anderson, 2008).

El consejo telefónico inicial al agricultor debe concentrarse en mantener el útero prolapso lo más limpio posible y evitar más daños. El útero debe cubrirse con una sábana o toalla limpia y húmeda para evitar que la mucosa se seque y evitar una mayor contaminación. El movimiento de la vaca debe restringirse para evitar traumatismos en el útero y minimizar el riesgo de ruptura de la arteria uterina.

El tratamiento veterinario de un útero prolapsado tiene como objetivo reemplazar el útero de una manera lo más atraumática posible para la vaca. La anestesia epidural es una necesidad, no solo para proporcionar analgesia a la vaca, sino también para facilitar el reemplazo del útero. Las técnicas para reemplazar un útero prolapsado se revisan en otros lugares (Miesner y Anderson, 2008; Rees, 2016).

Después de un reemplazo exitoso, se debe administrar oxitocina, e iniciar la terapia con antibióticos y AINE, así como el tratamiento de la hipocalcemia si se considera necesario (Wapenaar et al, 2011). En una revisión del tratamiento con prolapso uterino basado en la evidencia, la colocación de una sutura de Bühner fue una opción de tratamiento polémica, pero en general hubo acuerdo entre los expertos a favor de colocar una sutura (Wapenaar et al, 2011). Es poco probable que la colocación de una sutura Buhner prevenga la reprolapso del útero y, si esto ocurre, existe el potencial de que la sutura cause un daño sustancial a la mucosa uterina; es por esta razón que el autor generalmente prefiere no colocar una sutura de Bühner después del prolapso uterino.

 

Hemorragia

La hemorragia potencialmente mortal puede ocurrir después del parto en la vaca. El asesoramiento telefónico para primeros auxilios debe tener como objetivo reducir la gravedad del sangrado. Si se puede localizar el buque infractor, se debe indicar al agricultor que ocluya el vaso sangrante pellizcándolo hasta que llegue el veterinario (Rees, 2016).

Sin embargo, es más común que no se pueda identificar el vaso y, en esta situación, se debe indicar al agricultor que empaque la vagina con una sábana grande y limpia o toallas grandes. Es importante que el embalaje utilizado sea lo suficientemente grande como para aplicar suficiente presión para ocluir el recipiente sangrante y debe aclararse al agricultor cuánto embalaje se necesita.

El tratamiento de la hemorragia se refiere a detener el sangrado y mantener el volumen sanguíneo circulante. Si se puede identificar el vaso sangrante, se pueden aplicar fórceps arteriales y dejarlos en su lugar durante varios días hasta que se haya formado un coágulo robusto. Si no se puede identificar el vaso, el embalaje apretado de la vagina es una opción de tratamiento alternativa. La oxitocina se puede administrar para estimular la contracción del miometrio y provocar la oclusión de vasos más pequeños.

También pueden ser necesarios cuidados de apoyo si se ha producido un gran volumen de pérdida de sangre. La solución salina hipertónica, seguida de líquidos orales o solución salina isotónica intravenosa, puede ayudar a restaurar el volumen sanguíneo y mitigar el shock hipovolémico. En algunos casos graves, podría ser necesaria una transfusión de sangre.

 

Referencias
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  • Wapenaar W, Griffiths H, Lowes J y Brennan M (2011). Desarrollar directrices basadas en evidencia utilizando la opinión de expertos para el manejo del prolapso uterino en el ganado, Práctica Ganadera 19(1): 17-21.

Fuente VetTimes

 

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