Fijación externa para la estabilización de fracturas del sacro en 15 perros

Fijación externa para la estabilización de fracturas del sacro en 15 perros

Fijación externa para la estabilización de fracturas del sacro en 15 perros

José Antonio Flores1* Gian Luca Rovesti2 Jesús Rodríguez-Quirós3
  • 1Hospital Veterinario IVC Evidensia Prïvet, Villaviciosa de Odón, España
  • 2Clínica Veterinaria M. E. Miller, Cavriago, Italia
  • 3Departamento de Medicina y Cirugía Animal, Facultad de Veterinaria, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España

Este estudio tuvo como objetivo evaluar la factibilidad, complicaciones y resultados de la fijación externa (FE) para el tratamiento de fracturas sacras en perros, ya sea como sistema de fijación primaria o como técnica complementaria. Un total de 15 perros con fracturas sacras fueron tratados quirúrgicamente utilizando diferentes configuraciones de FE, ya sea como estabilización primaria o secundaria. Los resultados se evaluaron en cuanto al grado de reducción de la fractura, la estabilidad durante el tratamiento, las complicaciones y la cicatrización ósea. En la mayoría de los casos, los resultados fueron excelentes en cuanto a la curación ósea, las afecciones neurológicas y la evaluación del dolor. El tiempo medio de cicatrización ósea fue de 9,45 ± 5,66 semanas. Un paciente (6,66%) presentó una complicación debido a la técnica. En conclusión, se debe considerar el uso de FE para la estabilización de fracturas sacras debido a su mínima invasividad, estabilidad y facilidad de aplicación.

1. Introducción

Las fracturas sacras en perros suelen ser causadas por traumatismos vehiculares (1-7). El sacro alberga raíces nerviosas que desempeñan un papel en los nervios pélvico, pudendo y perineal, además de los segmentos más extremos de la cola del nervio ciático. Los nervios que se extienden hasta la base de la cola son una extensión adicional de la cola de caballo (2). Estas fracturas pueden provocar dolor y diversos grados de pinzamiento neurológico, lo que puede comprometer la micción y la defecación (1-9). Además, pueden dar lugar a una incapacidad para sostener una o ambas extremidades pélvicas (8). En la literatura se han descrito varios tipos de fracturas sacras tanto para la especie canina como para la felina. Estas fracturas se clasifican en función de dos sistemas diferentes: uno basado en el eje longitudinal del sacro, con los forámenes que sirven como límite entre las fracturas axiales y abaxiales (1), y el otro basado en el tipo y la ubicación de las líneas de fractura dentro del sacro, lo que da como resultado cinco tipos distintos (2). La intervención quirúrgica es el abordaje preferido para tratar estas fracturas, especialmente cuando coinciden con otras fracturas pélvicas o causan dolor intenso (5, 6, 8, 9). Se considera el tratamiento conservador para los pacientes que presentan una disfunción neurológica leve y un desplazamiento menor en el sitio de la fractura (3, 7, 8).

Mientras que las placas, tornillos y clavos en combinación con polimetacrilato de metilo (PMM) se emplean comúnmente para el tratamiento quirúrgico de las fracturas de columna vertebral (3, 10-15), la utilización de la fijación externa (FE) para las fracturas sacras es comparativamente menos frecuente (7) que técnicas como los tornillos de compresión (16), las placas de osteosíntesis de bloqueo (3, 8), los alambres transilíacos (4), o clavos para la fijación transarticular lumbosacra (5). El sistema FE, descrito inicialmente para fracturas vertebrales (17, 18), ofrece varias ventajas en términos de seguridad, simplicidad, tolerancia del paciente y resultados finales (19).

El objetivo principal de la estabilización quirúrgica es evitar el movimiento en el sitio de la fractura, lo que puede impedir la cicatrización y provocar dolor (18, 20). Este estudio retrospectivo tuvo como objetivo probar la hipótesis de que la FE proporciona fiabilidad para el tratamiento quirúrgico de las fracturas del sacro, así como evaluar la técnica quirúrgica, las complicaciones y los resultados de la aplicación de la FE para la estabilización de las fracturas sacras en 15 perros de los clientes.

2. Métodos

Este estudio retrospectivo incluyó a 15 pacientes caninos. Los criterios de inclusión fueron perros con diagnóstico de fracturas sacras tratados con fijación esquelética externa (FSE). Se evaluaron las historias clínicas de la Clínica Veterinaria M. E. Miller (Italia) y del Hospital Veterinario IVC Evidensia Prïvet (España) entre 2006 y 2021, que incluyeron edad, peso, etiología, tipo de fractura sacra, presencia de fracturas adicionales, tratamiento quirúrgico, complicaciones, tiempo de cicatrización y resultados clínicos y radiográficos. Los controles radiográficos fueron realizados por un veterinario o un técnico en radiología y programados a las 3, 6 y 12 semanas después de la cirugía para validar la alineación de la fractura y la estabilidad del fijador externo durante el postoperatorio. Se realizaron evaluaciones adicionales según lo consideró necesario el cirujano a cargo. Las fracturas se describieron con base en la clasificación propuesta por Anderson et al. (2) (Figura 1):

I. Alar: línea de fractura oblicua en la radiografía ventrodorsal, que se origina en la escotadura yuxtaarticular o inmediatamente adyacente a ella y termina en la superficie articular del ala sacra.

II. Foraminal: línea de fractura longitudinal u oblicua en la radiografía ventrodorsal que atraviesa el primer o primer y segundo agujero sacro.

III. Transverso: fractura transversal.

IV. Avulsión: fractura por avulsión del origen del ligamento sacrotuberoso.

V. Conminuta: fractura conminuta.

www.frontiersin.orgFigura 1. Dibujos que muestran las fracturas sacras siguiendo la clasificación descrita por Anderson et al. (2).

2.1. Manejo preoperatorio

Se realizaron radiografías preoperatorias en proyecciones latero-laterales y ventro-dorsales en pacientes sedados. Los protocolos anestésicos se basaron en medetomidina (100 μg/kg IM; Medetor 1 mg/ml, Virbac, España) y midazolam (0,1 mg/kg IM; Midazolam Normon, Laboratorios Normon S.A., España). Para el tratamiento del dolor se utilizó metadona (0,4 mg/kg IM, Semfortan, Eurovet Animal Health, Países Bajos).

2.2. Técnica quirúrgica

Los pacientes caninos fueron inducidos con propofol (2 mg/kg IV, Propofol Lipuro 10 mg/ml; B. Braun Melsungen AG, Alemania) y mantenidos con isofluorano (Isoflo; Ecuphar, España) en oxígeno. Los pacientes fueron afeitados y desinfectados de la zona proximal de las tibias de ambas extremidades pélvicas. La posición elegida fue la decúbito esternal con las extremidades posteriores flexionadas cranealmente y colocadas cerca del abdomen (posición de «perro arrodillado»), lo que facilitó la flexión de la articulación lumbosacra y la reducción de la fractura. En aquellos con una combinación de placa de osteosíntesis y ESF, primero se utilizó un decúbito lateral y luego se adoptó un decúbito esternal para ESF. La técnica quirúrgica incluyó dos modos de fijación, dependiendo del paciente y de las características de la fractura. En general, los pacientes con desplazamiento leve o fracturas conminutas se estabilizaron con FE sola, mientras que aquellos con fracturas desplazadas se estabilizaron con osteosíntesis interna combinada con FE.

El enfoque anterior implicaba únicamente una estabilización externa y estrecha, mientras que el segundo implicaba una fijación interna seguida de una estabilización externa. Este enfoque ocasionalmente mejoró la precisión de la reducción de fracturas que se puede lograr a través del enfoque abierto. Se realizó una incisión de puñalada lo más pequeña posible y se utilizó un manguito como guía para la preperforación y la inserción del pasador. Los bastidores EF utilizaron pasadores roscados autorroscantes de 1-3 mm de diámetro, según el tamaño y el peso del paciente, insertados a 300-500 rpm.

La fractura se redujo mediante una técnica asistida por fluoroscopia, localizando previamente pasillos seguros para una buena colocación de los clavos (Figura 2). El corredor 1 se localizaba en la tuberosidad sacra del ilion, cerca del origen del glúteo medio. La piel fue incisa por una herida de arma blanca, y el hueso se encuentra debajo de la fascia. Una vez identificado el borde dorsal grueso del ala ilíaca, se insertó un manguito en la herida, se realizó la perforación previa con una broca adecuada y se introdujeron los clavos a través del mismo manguito para evitar la envoltura de los tejidos blandos, en un ángulo de 10-15 grados con respecto a la vertical, que va de proximo-medial a disto-lateral a través del mismo manguito para evitar el envoltorio de los tejidos blandos. El corredor 2 se localizó en la tuberosidad isquiática. Se realizó una pequeña incisión punzocortante sobre la zona palpable de la tuberosidad isquiática. Esta zona se encuentra generalmente directamente lateral a la raíz de la cola. La herida fue agrandada por un pequeño mosquito hasta el hueso. La técnica para la preperforación y la inserción de los pernos fue la misma que para los alfileres ilíacos. Los clavos se insertaron en un ángulo de entrada de 10-15° desde proximo-lateral hasta disto-medial. El pasillo 3 se ubicaba en el sacro. La referencia se localizó sobre la musculatura sacrocaudal mediana y la cresta medial subyacente del sacro. Se identificó un sitio seguro para la inserción de clavos entre las crestas mediana e intermedia, evitando los agujeros sacros dorsales y sus caminos hacia el canal medular. Otros dos puntos de inserción estaban en las alas sacras, en dirección divergente hacia las apófisis articulares que articulan el sacro con la séptima vértebra lumbar. La distracción de los fragmentos se realizó siempre que fue posible después de la inserción de los primeros pines, logrando una reducción cerrada de los fragmentos mediante la manipulación de estos pines con una técnica asistida por fluoroscopia. La conexión de los pasadores a la barra de conexión se realizó mediante abrazaderas Meynard (Insorvet, Barcelona, España) y abrazaderas radiotransparentes Polilock (Ad Maiora, Cavriago, Italia) con bielas de acero de 1,2-3 mm para las abrazaderas Meynard y varillas de carbono de 5 mm para las abrazaderas Polilock (Figura 3). El diseño del sistema EF se basó en las características individuales de fractura, obteniendo diversas configuraciones en función de la afectación de una o ambas hemipelvis y del tipo de interconexión entre los pines. Una revisión de los tipos de configuraciones de trama utilizadas permitió definir cinco tipos. Esta clasificación se refiere a la forma en que los clavos de cada hemipelvis se interconectan durante el tratamiento de las fracturas pélvicas con un fijador externo (Figura 4). Las configuraciones son las siguientes:

• Tipo O: Las barras interconectan los pines alrededor del perímetro.

• Tipo X: Las barras interconectan los pines en el perímetro con una conexión cruzada entre las abrazaderas ubicadas en los vértices del cuadrilátero.

• Tipo C: Las barras conectan los clavos de una hemipelvis con un clavo situado en el ilion contralateral o en la apófisis sacra articular.

• Tipo T: Una sola barra interconecta los clavos ubicados tanto en las crestas ilíacas como en las alas sacras.

• Tipo L: Las barras conectan los clavos de una hemipelvis con el clavo situado en la tuberosidad isquiática contralateral.

www.frontiersin.orgFigura 2. Imagen que muestra las ubicaciones de las áreas para la colocación de los pines. Flechas azules: ala ilíaca; flechas rojas: tuberosidad isquiática; Flechas verdes: Ala sacra.

www.frontiersin.orgFigura 3. Imágenes clínicas laterales (izquierda) y dorsales (derecha) de un fijador radiolúcido con configuración de tipo O.

www.frontiersin.orgFigura 4. Planos de las configuraciones FE utilizadas para la estabilización de fracturas del sacro.

2.3. Cuidados postoperatorios

El período de hospitalización dependió de las necesidades individuales de cada paciente, incluidas las radiografías postoperatorias, la terapia con líquidos y antibióticos, los antiinflamatorios no esteroideos y los analgésicos. El cuidado de los orificios de entrada de los alfileres se realizó mediante la limpieza y el vendaje con esponjas impregnadas de antiséptico diariamente durante los primeros días y luego según fuera necesario. El cuidado fue el mismo que para los fijadores externos estándar, y el propietario recibió instrucciones sobre cómo realizarlo para evitar movimientos innecesarios del paciente. Se recomendó reposo y confinamiento estrictos durante las primeras cuatro semanas postoperatorias. Se recomendó caminar con correa y controlar la actividad hasta la retirada del fijador. Todos los pacientes fueron tratados con meloxicam (0,1 mg/kg/24 h VO, Metacam, Boehringer Ingelheim, Alemania) durante 14 días y gabapentina (15 mg/kg/8 h, Kern Pharma, España) durante 30 días.

2.4. Seguimiento

Se realizaron exploraciones físicas semanales durante el postoperatorio y, en su caso, se valoró la consolidación ósea radiográfica de las fracturas. En el postoperatorio, la mayoría de los controles se realizaron en proyección lateral, y si se necesitó proyección sagital, la decúbito ventral fue obligatoria debido a la presencia del marco de la ESF.

Para la evaluación se utilizó una escala de resultados funcionales y una escala de estabilidad de FE y desplazamiento del sitio de fractura. Una vez lograda la consolidación ósea radiográfica de las fracturas, se retiró el fijador externo bajo sedación. Habitualmente, los controles radiológicos eran a las 3, 6 y 12 semanas de la cirugía, aunque este protocolo se fue modificando en función de la evolución específica de cada paciente. La desaparición de la línea de fractura radiográfica se consideró una cicatrización ósea completa, aunque en algunos casos específicos se realizó una tomografía computarizada para una mejor evaluación. Desafortunadamente, no siempre estaba disponible y algunos propietarios no podían pagarlo. En esos casos, solo se realizó una evaluación radiográfica.

Se incluye una escala de evaluación neurofuncional sobre el estado de las funciones neurológicas y ortopédicas básicas en el momento de la presentación. En la mayoría de esos pacientes, no fue posible realizar un examen neurológico y ortopédico estándar debido al dolor, la incapacidad para moverse o pararse y las respuestas agresivas debido a las manipulaciones. Por estas razones, se utilizó una escala de evaluación simplificada, la cual se da de la siguiente manera:

Capacidad para ponerse de pie

• No = 0

• Una extremidad = 1

• Dos extremidades = 2

Capacidad para caminar

• No = 0

• Con asistencia = 1

• Sí = 2

Capacidad para orinar espontáneamente

• No = 0

• Ocasionalmente = 1

• Sí = 2

Presencia de dolor

• Severo = 0

• Moderado = 1

• No = 2

Dolor profundo en las extremidades pélvicas

• No = 0

• Dudoso = 1

• Sí = 2

Se aplicó la misma escala de evaluación al final del tratamiento y cuando se programaron nuevas revisiones. Se compararon la puntuación en la presentación y la del resultado.

Se añadió una tercera escala de evaluación basada en la estabilidad de la ESF y el desplazamiento del sitio de la fractura. A cada nivel de escala se le asignó un valor numérico, que se da de la siguiente manera:

• Excelente (5): Marco fijador estable con reducción de fracturas inalterada durante todo el proceso de cicatrización.

• Muy bueno (4): Signos leves de inestabilidad en el marco del fijador o ligero desplazamiento de la fractura. Solo se requirieron ajustes menores en el marco sin anestesia general.

• Bueno (3): Signos moderados de inestabilidad en el marco del fijador o desplazamiento moderado de la fractura que no requirió revisión quirúrgica pero requirió ajustes del marco bajo anestesia general.

• Regular (2): Inestabilidad importante en el marco del fijador o desplazamiento de fractura importante que requiere revisión quirúrgica y ajustes o cambios importantes en el marco del fijador.

• Deficiente (1): Cambios importantes en el marco del fijador o desplazamiento de fractura importante que requirió la extracción del fijador.

3. Resultados

Quince perros con fracturas sacras fueron incluidos en este estudio. Se obtuvo información relacionada con la raza, la edad, el peso de cada paciente, la fecha, la causa del traumatismo, el tipo de fractura sacra, la presencia de otras fracturas concomitantes, la descripción de la configuración de FE utilizada, las complicaciones registradas, el tiempo de cicatrización y los resultados funcionales finales.

La edad media de los pacientes incluidos en el estudio fue de 4,44 ± 3,76 años (mediana, 3,5 años; intervalo, 0,3-11 años), y el peso medio fue de 19,37 ± 12,76 kg (mediana, 12,5 kg; intervalo, 3-45 kg). Las causas identificadas de las fracturas fueron las siguientes: atropello (n = 11, 73,33%), caída de altura (n = 1, 6,66%) y causas desconocidas (n = 3, 20,00%).

En 14 (93,33%) pacientes se presentaron fracturas en otras localizaciones distintas al sacro. Los datos obtenidos de las 32 fracturas en estos 14 pacientes fueron los siguientes: ilion (n = 4, 12,5%); acetábulo (n = 3, 9,37%); pubis (n = 9, 28,12%); isquion (n = 9, 28,12%); luxación sacroilíaca unilateral (n = 6, 18,75%); y luxación sacroilíaca bilateral (n = 1, 3,12%). Se encontraron lesiones extrapélvicas en un caso (6,66%), con fracturas bilaterales de la fisis de la cabeza femoral, cuerpo de la quinta vértebra lumbar (L5) y apófisis espinosa de la sexta vértebra lumbar (L6).

De acuerdo con la clasificación proporcionada por Anderson et al. (2), se encontraron los siguientes tipos de fracturas sacras: 9 (60%) tipo I, 4 (26,66%) tipo III, 1 (6,66%) tipo IV y 1 (6,66%) tipo V.

De acuerdo con la escala de evaluación de las condiciones funcionales y neurológicas básicas en el momento de la presentación, se registraron 14 (93,33%) pacientes con incapacidad para caminar con las extremidades pélvicas, y el conjunto de los 15 pacientes caninos de este estudio obtuvo un puntaje promedio de 0,46 ± 0,51 en cuanto a la capacidad de estar de pie. Se detectó dolor intenso en 14 (93,33%) pacientes y se registró una puntuación media de 0,06 ± 0,25 para esta valoración neurológica. En cuanto a la evaluación de la sensibilidad al dolor profundo, no se pudo detectar su presencia en 2 (6,66%) perros, y los 15 pacientes obtuvieron una puntuación media de 1,4 ± 0,38 en este aspecto de la escala. El valor medio general de todos los pacientes con respecto a su funcionalidad y registros neurológicos fue de 0,65 ± 0,38 (mediana, 0,6; intervalo, 0–1,2). El tipo de fractura se relacionó con la condición funcional y los datos se resumen en la Tabla 1.

www.frontiersin.orgTabla 1. Resultados de la evaluación neurofuncional sobre el estado funcional y neurológico básico de cada paciente en el momento de la presentación, así como el tipo de fractura registrada en cada caso.

La condición funcional de cada paciente se relacionó con el tipo de fractura experimentada. Los pacientes que sufrieron una fractura del sacro tipo I obtuvieron una puntuación de 0,66. Los pacientes con el tipo III obtuvieron una puntuación de 0,55 y los tipos IV y V obtuvieron una puntuación de 1 y 0,66, respectivamente (Tabla 2).

www.frontiersin.orgTabla 2. Puntuación de la evaluación neurofuncional según el tipo de fractura en el momento de la presentación.

De los 15 casos tratados, en 13 (86,66%) se utilizó la FE como único sistema de fijación. En 2 (13,34%) pacientes, la FE aplicada para estabilizar el sacro se combinó con dos placas de osteosíntesis. De los 13 pacientes tratados exclusivamente con FE, 8 (61,53%) sufrieron fractura tipo I, 3 (20%) tipo III, 1 (7,69%) tipo IV y 1 (7,69%) fractura tipo V. De los dos pacientes en los que se combinó FE con un sistema de fijación interna, uno sufrió fractura tipo I y otro tipo III (Tabla 3).

www.frontiersin.orgTabla 3. Resumen de fracturas totales clasificadas según tipo y técnica quirúrgica realizada en cada caso.

En cuanto al tipo de configuración del marco de la FE, de los 15 pacientes tratados, 4 (26,66%) fueron tratados con el tipo X, 4 (26,66%) con el tipo T, 4 (26,66%) con el tipo O y 3 (20,00%) con el tipo C. Al revisar el tipo de configuración según el tipo de fractura, se trataron nueve fracturas tipo I: cuatro (44,44%) con tipo X, dos (22,22%) con tipo O, dos (22,22%) con tipo T y una (11,11%) con tipo C. De los cuatro casos registrados con fractura sacra tipo III, uno (25,00%) fue tratado con tipo O, uno (25,00%) con el tipo T, y dos (50,00%) con el tipo C. El paciente con fractura tipo IV fue tratado con fractura tipo O y el paciente con fractura tipo V fue tratado con fractura tipo T (Tabla 4).

www.frontiersin.orgTabla 4. Resumen de los datos relativos a las configuraciones de ESF aplicadas a cada tipo de fractura y valores de la escala de evaluación para cada configuración de tipo de ESF.

De acuerdo con la escala de evaluación de la estabilidad de la ESF y el desplazamiento del sitio de la fractura, el valor promedio para todos los casos evaluados es de 1,46 ± 0,74 (mediana, 1; rango, 1-3). La evaluación basada en la configuración utilizada es la siguiente: valor medio de tipo X 1,5 ± 1 (mediana, 1; intervalo, 1–3), tipo T 1,25 ± 0,5 (mediana, 1; intervalo, 1–2), tipo O 1,5 ± 0,57 (mediana, 1,5; intervalo, 1–2) y tipo C 1,66 ± 1,15 (mediana, 1; intervalo, 1–3). Esta información se resume en la Tabla 4.

El tiempo de curación global fue de 9,45 ± 5,66 semanas (mediana, 8 semanas; rango, 2-20 semanas) (Figura 5). Según el tipo de fractura, los resultados son los siguientes: en ocho perros con fractura tipo I, el tiempo de cicatrización es de 10,5 ± 6,45 semanas (mediana, 8 semanas; rango, 2-20 semanas) (Figura 6). En dos perros con tipo III, es de 6 ± 2,82 semanas (mediana, 6 semanas; rango, 4-8 semanas). En los perros con tipos IV y V, es de 5 y 8 semanas, respectivamente. En los perros tratados con FE en combinación con osteosíntesis interna, es de 3 ± 1,41 semanas (mediana, 3 semanas; rango, 2-4 semanas) y de 10,3 ± 5,39 semanas (mediana, 8 semanas; rango, 3-20 semanas) (Figura 7). Estos datos se resumen en la Tabla 5.

www.frontiersin.orgFigura 5. Proyección dorsoventral de una fractura tipo IV en el momento de la presentación (arriba). Proyección dorsoventral del mismo paciente 8 semanas después de la extirpación de la ESF (abajo).

www.frontiersin.orgFigura 6. Proyección dorsoventral de una fractura tipo I del sacro (arriba a la izquierda). Tomografía computarizada de la fractura (arriba a la derecha). Proyección ventrodorsal del mismo paciente después de la cirugía (abajo a la izquierda). Radiografía de seguimiento después de la extracción de la ESF a las 12 semanas (abajo a la derecha).

www.frontiersin.orgFigura 7. Proyecciones dorsoventrales (izquierda y central) de fractura sacra tipo III que se trató principalmente con osteosíntesis interna mediante dos placas y FE como estabilización auxiliar. Obsérvense los elementos radiolúcidos de la FE que permitieron un mejor seguimiento radiográfico. Este paciente también sufrió una luxación sacroilíaca izquierda y una fractura del ilion derecho. Radiografía después de 4 semanas de seguimiento cuando se retiró la ESF (derecha).

www.frontiersin.orgTabla 5. Tiempo de cicatrización en semanas según el tipo de fractura.

De acuerdo con la escala de valoración del estado funcional y neurológico básico al final del tratamiento, una vez conseguida la cicatrización ósea y retirada de la ESF, persistió la cojera de un miembro en un paciente (6,66%). La calificación promedio para este parámetro es de 1.86 ± 0.55. Otro paciente (6,66%) presentaba problemas ambulatorios que solo eran posibles con asistencia. Este paciente también tenía múltiples problemas ortopédicos. La capacidad ambulatoria tuvo una puntuación media de 1,86 ± 0,35. De los 15 pacientes, 8 (53,33%) no presentaron dolor, 7 (46,66%) presentaron dolor moderado y 1 (6,66%) dolor intenso. La puntuación media del dolor fue de 1,4 ± 0,63. La puntuación global del resultado final fue de 1,74 ± 0,26. Los datos se resumen en la Tabla 6.

www.frontiersin.orgTabla 6. Resultados de la evaluación neurofuncional respecto a las condiciones funcionales y neurológicas básicas de cada paciente al final del tratamiento, una vez que se logró la cicatrización ósea y se retiró la ESF.

Las complicaciones encontradas fueron en su mayoría de origen neurológico debido a fracturas sacras y las que las acompañan. Algunos pacientes experimentaron más de un tipo de complicación. Las complicaciones se encontraron en siete pacientes (46,66%) y se resumen en la Tabla 7.

www.frontiersin.orgTabla 7. Resumen de las complicaciones encontradas en los siete pacientes afectados según el tipo de fractura y el tipo de configuración del sistema FE utilizado en cada caso.

De los siete casos con complicaciones, cuatro (57,14%) presentaron alteraciones en la función del esfínter (micción y defecación), las cuales fueron tratadas farmacológicamente. Uno (14,28%) tenía problemas para mover la cola. En otro paciente (14,28%), se desarrolló discoespondilitis en L7-S1, lo que resultó en dolor crónico. En el último paciente (14,28%), un cachorro de gran tamaño, la mayoría de las complicaciones se debieron a la presencia simultánea de fracturas pélvicas y vertebrales bilaterales.

De los siete pacientes que presentaron complicaciones, cuatro (57,14%) presentaron fracturas sacras tipo I, dos (28,57%) tipo III y una (14,28%) tipo IV. Dos (28,57%) fueron tratados con FE tipo C, tres (42,85%) con tipo O, uno con tipo T (14,28%) y uno (14,28%) con tipo X (Figura 8).

www.frontiersin.orgFigura 8. Imágenes de configuración de fotogramas tipo C (izquierda) y tipo X (derecha).

4. Discusión

Hasta donde sabemos, ningún estudio ha reportado el uso de FE como método de estabilización de fracturas sacras en medicina veterinaria, a diferencia de lo que ocurre en medicina humana, donde su aplicación ha sido descrita como una técnica complementaria (20, 21). En nuestra investigación, la mayoría de las fracturas sacras se produjeron por colisiones con automóviles (73,33%), siendo las caídas de altura una causa menos frecuente (6,66%), lo que coincide con estudios previos (1, 7). Estas lesiones produjeron principalmente fracturas tipo I (60,00%), en contraste con la publicación de Anderson et al. (2), en la que las fracturas tipo III fueron las más frecuentes (50,00%). Las caídas de altura suelen provocar fracturas sacras transversales, mientras que los golpes de vehículos suelen producir fracturas longitudinales (2). En esta cohorte de casos no se presentaron fracturas tipo II, de acuerdo con estudios previos (1, 2).

Se ha sugerido el tratamiento quirúrgico de este tipo de fractura para controlar el dolor y los déficits neurológicos debidos al desplazamiento del sacro y al pinzamiento de las raíces nerviosas (7). Se pueden estabilizar con placas (8) o pasadores y tornillos con PMM (7). Los inconvenientes del tratamiento de las fracturas del sacro son notables debido a su complejidad anatómica. Se dispone de más datos sobre este tema para la medicina humana, donde se destaca la dificultad de utilizar sistemas de fijación sin causar daño neurológico iatrogénico (22) además de la inestabilidad de la mayoría de las fracturas sacras (23). En esta cohorte, 13 (86%) pacientes fueron tratados con FE solamente; De este modo, debido a la mínima invasividad de la técnica asistida por fluoroscopia y a la reducción cerrada del sitio de la fractura, se evitó el abordaje abierto y la manipulación agresiva de los fragmentos. La FE también tiene características que hacen que su aplicación sea relativamente sencilla y rápida y reducen el tiempo quirúrgico, lo que puede ser un tema importante a considerar para el tratamiento de fracturas complejas en pacientes graves (24, 25). En cuatro pacientes (26,66%) se utilizaron fijadores radiolúcidos que permitieron una mejor visualización intraoperatoria de los fragmentos óseos bajo guía fluoroscópica y seguimiento radiológico. Además, la fibra de carbono o los polímeros plásticos son más ligeros que los fijadores metálicos, y esta característica puede ser especialmente útil para los perros pequeños.

En cuanto a la estabilidad de la ESF y el desplazamiento del sitio de fractura, la configuración T logró la mejor graduación, con un valor medio de 1,25, a pesar de que se aplicó a fracturas complejas, como las fracturas tipo III (n = 1) y tipo V (n = 1). En estos casos, las complicaciones o retrasos en la cicatrización ósea fueron mínimas. El tiempo medio de extracción de la FE fue de 9,45 semanas, lo que se considera bastante corto para este tipo de fractura.

En dos casos, la FE se aplicó como técnica auxiliar de estabilización junto con una técnica de osteosíntesis interna. En estos dos pacientes, la retirada de la FE se realizó a las 3 semanas, mientras que para los pacientes tratados exclusivamente con FE fue de 10,3 semanas. En estos pacientes, la FE mostró una buena capacidad protectora para la estabilización interna, previniendo su fracaso y proporcionando un buen nivel de confort.

Al comparar la escala de evaluación neurofuncional en el momento de la presentación y en el resultado, se observó una mejoría significativa después del tratamiento para los pacientes con dificultad para ponerse de pie, y solo uno de los seis pacientes iniciales finalmente no pudo ponerse de pie espontáneamente. El grupo completo de 15 pacientes pasó de una puntuación inicial de 0,66 a 1,86 tras finalizar el tratamiento. Este resultado es similar a estudios publicados anteriormente [Paré et al. (5), Wilson et al. (7)]. Paré et al. destacaron que una paciente (12,50%) experimentó déficits en una extremidad pélvica al caminar. En nuestro estudio, dos pacientes obtuvieron una puntuación de 1 en nuestra escala de valoración, lo que indica que necesitaban ayuda para caminar en el momento del alta (13,32%). La puntuación global de los 15 casos aumentó de 0,46 a 1,86, lo que puede considerarse un buen resultado debido al impacto neurológico de las fracturas sacras (5, 7, 8). Por las mismas razones, se considera prometedor que solo 1 (6,66%) paciente presentara dolor residual al alta, en comparación con los 14 pacientes iniciales con dolor intenso. De manera similar a las referencias mencionadas (5, 7), la funcionalidad del esfínter volvió a niveles completamente normales al final del tratamiento.

Estos datos coinciden con referencias bibliográficas que atribuyen peores resultados a las fracturas sacras longitudinales (2), debido a sus características y mayor afectación de las raíces nerviosas.

Se encontraron complicaciones leves en siete pacientes. Sin embargo, el resultado global se consideró muy bueno, debido a los frecuentes daños iatrogénicos descritos y a las numerosas complicaciones típicas de este tipo de fractura (7).

El carácter retrospectivo de este estudio se encuentra entre sus limitaciones debido a algunos aspectos técnicos que cambiaron durante el tiempo en que se desarrolló, resultando en un tratamiento inconsistente para todos los casos. Otra limitación se debe a la complejidad de las fracturas y a las diferentes circunstancias de cada paciente, lo que impedía las comparaciones entre las mismas condiciones. Las pacientes con fracturas pélvicas y vertebrales presentaron mayores desafíos que aquellas con traumatismos relativamente menores. Además, es difícil evaluar el comportamiento biomecánico del emparejamiento de sistemas internos y externos. Por lo tanto, se deben realizar pruebas biomecánicas específicas para aclarar mejor el rendimiento de esta combinación.

5. Conclusión

La FE es una técnica de osteosíntesis caracterizada por su mínima invasividad, relativa simplicidad de aplicación y menor costo en comparación con los implantes internos de osteosíntesis (26, 27). Hasta donde sabemos, ningún estudio previo ha descrito el uso de FE para las fracturas sacras en la literatura veterinaria.

Los resultados obtenidos en este estudio de caso-cohorte mostraron que la FE es un buen sistema de estabilización de las fracturas sacras y, por sus características antes mencionadas, debe ser evaluada para el tratamiento de pacientes con este tipo de lesión. Las mejoras observadas en varios aspectos del bienestar de los pacientes subrayan la utilidad clínica potencial de la técnica para abordar los desafíos que presentan tales lesiones.

En conclusión, la FE mostró excelentes resultados en la estabilización de las fracturas sacras en perros, con mínima invasividad y baja tasa de complicaciones. La combinación de sistemas internos y externos proporcionó una buena protección y comodidad a los pacientes. La FE debe considerarse una técnica primaria o complementaria para la osteosíntesis interna, aunque se necesitan más estudios para recopilar datos sobre su aplicación clínica.

Declaración de disponibilidad de datos

Las contribuciones originales presentadas en el estudio se incluyen en el artículo/material complementario, las consultas posteriores pueden dirigirse al autor correspondiente.

Declaración ética

No se requirió aprobación ética para los estudios con animales de acuerdo con la legislación local y los requisitos institucionales. No necesita aprobación ética por parte de un Comité de Ética porque todos nuestros pacientes eran mascotas tratadas con el consentimiento informado y firmado de cada propietario, sin pruebas en ningún caso, ya que no eran animales de experimentación ni disponibles comercialmente. Nuestros pacientes fueron experimentados en cualquier momento. Este trabajo se basa en la descripción de técnicas quirúrgicas ya descritas pero modificadas. Se obtuvo el consentimiento informado por escrito de los propietarios para la participación de sus animales en este estudio.

Contribuciones de los autores

JF, GR y JR-Q: conceptualización, validación, recursos, visualización y redacción, revisión y edición. GR y JR-Q: metodología y análisis formal, curación de datos, supervisión e investigación. JF: software y redacción: preparación de borradores originales y adquisición de fondos. JR-Q: administración de proyectos. Todos los autores han leído y aceptado la versión publicada del manuscrito.

Financiación

Los costos de publicación de esta investigación fueron financiados por IVC EVIDENSIA.

Reconocimientos

Alba Olcina (Madrid, España) ha diseñado las ilustraciones que aparecen en este artículo.

Conflicto de intereses

GR posee acciones de la empresa Ad Maiora.

El resto de los autores declaran que la investigación se llevó a cabo en ausencia de relaciones comerciales o financieras que pudieran interpretarse como un potencial conflicto de intereses.

Nota del editor

Todas las afirmaciones expresadas en este artículo son únicamente las de los autores y no representan necesariamente las de sus organizaciones afiliadas, ni las del editor, los editores y los revisores. Cualquier producto que pueda ser evaluado en este artículo, o afirmación que pueda ser hecha por su fabricante, no está garantizado ni respaldado por el editor.

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Palabras clave: perro, fijación externa, sacro, fracturas, estabilización

Cita: Flores JA, Rovesti GL y Rodríguez-Quirós J (2023) Fijación externa para la estabilización de fracturas del sacro en 15 perros. Frente. Vet. Sci. 10:1222504. doi: 10.3389/fvets.2023.1222504

Recibido: 14 de mayo de 2023; Aceptado: 13 de septiembre de 2023;
Publicado: 23 octubre 2023.

Editado por:

Gerardo Fatone, Universidad de Nápoles Federico II, Italia

Revisado por:

Giovanni Della Valle, Universidad de Nápoles Federico II, Italia Roberto Tamburro, Universidad de Teramo, Italia

Derechos de autor © 2023 Flores, Rovesti y Rodríguez-Quirós. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la Licencia Creative Commons Attribution License (CC BY).

*Correspondencia: José Antonio Flores, jose.a.flores@ivcevidensia.es

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