Protocolo de evaluación del bienestar animal de las codornices criadas para la producción de carne

Protocolo de evaluación del bienestar animal de las codornices criadas para la producción de carne

Protocolo de evaluación del bienestar animal de las codornices criadas para la producción de carne

Antoni Dalmau &#x;Antoni Dalmau*Lorena Padilla&#x;Lorena PadillaAranzazu Varvar-PorterAranzazu Varvaró-PorterAida XercavinsAida XercavinsAntonio VelardeAntonio VelardeAlexandra Contreras-JodarAlexandra Contreras-Jodar
  • Programa de Bienestar Animal, IRTA, Monells, Girona, España

Introducción: Se estima que cada año se crían 1.400 millones de codornices por sus huevos y carne, pero aún no se han establecido protocolos de evaluación del bienestar animal para esta especie. El objetivo de este estudio fue diseñar un protocolo de evaluación del bienestar animal desarrollado a través de un enfoque multidimensional que contenía una serie de indicadores basados en animales (ITB) para codornices (Coturnix japonica) criadas para la producción de carne.

Métodos: Durante 2021 y 2022, el mismo auditor visitó y auditó 14 granjas españolas en su primer año de integración en un esquema de certificación de bienestar animal. El protocolo se clasifica en 4 principios y 12 criterios. El principio de “buena alimentación” incluye 6 indicadores (1 ITB), la “buena vivienda” incluye 10 indicadores (5 ITB), la “buena salud” incluye 12 indicadores (9 ITB) y el “comportamiento adecuado” contiene 8 indicadores (5 ITB). La evaluación final del bienestar se calcula a nivel de la granja utilizando las puntuaciones de los registros en la granja. La evaluación es una suma ponderada paso a paso de las puntuaciones de los distintos indicadores, con una puntuación final que oscila entre 0 y 100.

Resultados y discusión: Los principales problemas de bienestar encontrados en todas las granjas fueron la falta de registros de temperatura y humedad, un patrón de iluminación deficiente y la ausencia de un campo de tiro al aire libre o acceso a uno. En menor grado, también se encontró que había un número excesivo de aves por comedero, la presencia de bebederos que funcionaban incorrectamente (es decir, que no funcionaban, que el flujo de agua era inadecuado o que goteaba agua), la mala calidad de la cama y una alta prevalencia de aves con plumaje sucio y cojera. A pesar de ello, las explotaciones obtuvieron una buena puntuación global, clasificándose como “mejoradas” (n = 11) y “aceptables” (n = 3). La herramienta resultó útil para identificar problemas específicos de bienestar a nivel de granja y realizar evaluaciones comparativas.

1 Introducción

La especie de codorniz más utilizada para la producción es la codorniz japonesa (Coturnix japonica). La selección genética comercial de la codorniz se ha centrado principalmente en aumentar el peso corporal y la tasa de producción de huevos (1, 2). A pesar de utilizar la misma especie tanto para la producción de huevo como para la producción de carne, la línea genética para la producción de huevos es más ligera (<200 g) que la línea genética para la producción de carne (>300 g). Se estima que anualmente se crían 1.400 millones de codornices por sus huevos y carne, pero no hay cifras específicas al respecto. Por ejemplo, la especie no puede ser identificada en la página de Estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAOSTAT) debido a los números insignificantes que representa (3). Según las cifras de FAOSTAT, los pollos (Gallus gallus domesticus) aportan el 90% de la producción mundial de carne, seguidos de los pavos (Meleagris gallopavo domesticus) con el 5%, los patos (Anas platyrhyncos domesticus y Cairina moschata domestica) con el 4% y las gallinas de Guinea (Numida meleagris) con el 0,2%. La carne de codorniz se incluiría en el 0,8% restante, que también incluye otras especies, como gansos (Anser cygnoides), palomas (Columba livia domestica), avestruces (Struthio camelus) y faisanes (Phasianus colchicus). La mayoría de las codornices se crían en China, con una tasa de producción de más del 80%. En la Unión Europea (UE), donde se introdujo la producción de esta especie en la década de 1950, se estima que se producen más de 100 millones de codornices. La codorniz japonesa domesticada es capaz de alcanzar el peso adulto dentro de las 5-6 semanas posteriores a la eclosión (4) y alcanzar la madurez sexual dentro de los 35-56 días posteriores a la edad (5). La edad media en el momento del sacrificio suele ser de 4 a 5 semanas, con pesos corporales que oscilan entre 140 y 300 g (6, 7). Las codornices utilizadas para la producción de carne generalmente se mantienen en sistemas de piso interior profundamente iluminados. La asignación de espacio varía entre 89 y 147cm2 por ave, con un promedio de 113.80cm2. La altura de los sistemas de suelo suele oscilar entre 2 y 3 metros, lo que permite a los cuidadores entrar en el corral y a las aves realizar breves vuelos. El tamaño de los grupos oscila entre 30.713 y 118.721 aves por edificio (5). Por lo general, la luz artificial se proporciona durante una duración de 14 a 16 horas por día, y la temperatura ambiente oscila entre 18 ° C y 20 ° C. El alimento generalmente se proporciona en comederos redondos, y el agua se proporciona generalmente a los bebederos de tetina con un rango entre 30 y 52 codornices por bebedero (5).

La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) afirma que existe un buen nivel de bienestar cuando el animal está sano, cómodo, bien alimentado, seguro y capaz de expresar su comportamiento innato sin ningún sufrimiento, dolor, miedo o angustia. En las últimas décadas, el bienestar animal se ha convertido en una preocupación creciente para la sociedad. En este sentido, la Comisión Europea llevó a cabo un estudio encuestando a ciudadanos europeos, de los cuales el 91 % consideró importante proteger el bienestar de las aves de granja, el 67 % declaró que le gustaría obtener más información sobre las condiciones de producción animal y el 60 % mencionó que estaba dispuesto a pagar más por los productos (8). En relación con el punto anterior, la UE proporcionó financiación para uno de los proyectos más ambiciosos jamás emprendidos en materia de bienestar animal, a saber, el proyecto Welfare Quality®, de 2004 a 2009. Este proyecto tenía como objetivo desarrollar protocolos para evaluar el bienestar animal de una manera objetiva, científica y práctica, con un enfoque en medidas basadas en animales (9). Sin embargo, este proyecto se centró principalmente en la cría de ganado vacuno, porcino y pollo. Después de este proyecto, la UE financió un segundo, el proyecto European Animal Welfare Indicators (AWIN), que abarcó algunas de las especies omitidas del anterior, incluidos pavos, ovejas, cabras y caballos. Sin embargo, otras especies, como los conejos o las codornices, nunca fueron consideradas en ninguna de las dos iniciativas europeas. No obstante, los productores de codornices (o conejos) se enfrentan a los mismos desafíos que otros productores, incluida una mayor demanda por parte de los consumidores de sistemas de producción respetuosos con los animales y una mayor eficiencia de producción para aumentar los beneficios marginales. En 2020, se publicaron dos protocolos para conejos criados con fines cárnicos utilizando el enfoque de Calidad® del Bienestar para lograr una mejor comprensión del bienestar animal y las herramientas para su evaluación (10, 11). Estas herramientas, comúnmente conocidas como protocolos de evaluación del bienestar animal, juegan un papel clave, ya que pueden ser utilizadas por los ganaderos para identificar puntos críticos en sus granjas para la inversión, comparar sus propios resultados con los de otros productores para realizar autoevaluaciones y establecer canales de comunicación con los consumidores, aumentando así el valor de sus granjas a través de mejores condiciones.

Una evaluación del bienestar describe el bienestar de los animales a nivel de granja y matadero mediante una serie de medidas (es decir, factores que pueden medirse o evaluarse y reflejar el bienestar animal). Las evaluaciones del bienestar incluyen recursos proporcionados en forma de sistemas de alojamiento y rutinas de manejo, así como la forma en que las aves responden, incluidos indicadores clínicos y de comportamiento. Al mismo tiempo, la evaluación incluye las emociones y experiencias positivas del animal en lugar de limitarse a medir las respuestas negativas. Las evaluaciones de la calidad® del bienestar en el ámbito de la calidad® del bienestar se basan en cuatro principios: buena alimentación, buena vivienda, buena salud y comportamiento adecuado. Dentro de estos principios, se han definido 12 criterios específicos de bienestar animal, cada uno de los cuales incluye una serie de indicadores que priorizan las medidas basadas en animales (12). El objetivo de este estudio fue presentar un protocolo basado en el enfoque de Calidad® del Bienestar desarrollado para la codorniz criada para la producción de carne para su posterior discusión en 14 granjas evaluadas en España que estaban interesadas en obtener la certificación en bienestar animal.

2 Métodos

Durante una única visita desde el verano de 2021 hasta el otoño de 2022, se evaluaron 14 granjas españolas de codorniz utilizando el protocolo de bienestar animal desarrollado en el ámbito del estudio. Cuando las codornices de carne tenían al menos 26 días de edad, se llevó a cabo la evaluación. Se utilizó un método de muestreo para evaluar algunas aves en diferentes lugares dentro de la granja para asegurarse de que fueran representativas del panorama general de la granja. Todas las granjas fueron auditadas por el mismo auditor, quien fue capacitado de acuerdo con el procedimiento de capacitación de Welfare Quality® (9) y siguió los requisitos de certificación. En el presente estudio se utilizó la estructura proporcionada por el esquema de Calidad® del Bienestar, en el que se evaluaron 12 criterios compuestos por 4 principios distintos basados en 36 indicadores específicos de bienestar en codornices (Figura 1). Estos indicadores de bienestar comprendían 20 medidas basadas en observaciones directas de animales (indicadores basados en animales; ABI) muestreados individualmente en 250 codornices de al menos 10 ubicaciones diferentes dentro del establo, y 16 medidas centradas en el alojamiento y las instalaciones (indicadores basados en recursos; RBIs), recogidos en grupo o en las instalaciones, considerando 10 ubicaciones diferentes dentro de la nave. Así, la “buena alimentación” incluye 6 indicadores (1 ITB y 5 RBIs) dentro de dos criterios; “buena vivienda” incluye 10 indicadores (5 ITB y 5 RBI) dentro de tres criterios; la “buena salud” incluye 12 indicadores (9 ITB y 3 RBI) dentro de tres criterios; y el “comportamiento apropiado” contiene 8 indicadores (5 ITB y 3 RBI) dentro de cuatro criterios. Cada uno de estos indicadores de bienestar se evaluó en una escala que iba de 0 a 100 puntos y, cuando fue posible, se empleó una escala de tres puntos de 0 para el bienestar bueno, 1 para el bienestar comprometido y 2 para el bienestar deficiente. La puntuación final podía oscilar entre 0 y 100 puntos, y el objetivo del agricultor era alcanzar al menos 55 puntos sobre 100.

www.frontiersin.orgFigura 1. Gráfico circular que muestra la proporción de los principios (n = 4), criterios (n = 12) e indicadores (n = 37) utilizados para evaluar el bienestar de la codorniz de carne. Los arcos en el agujero de la rosquilla representan los principios de Buena alimentación (naranja), Buen alojamiento (azul), Buena salud (morado) y Comportamiento apropiado (verde). Las etiquetas que sobresalen del gráfico muestran los indicadores utilizados; en negrita, esos indicadores de origen animal. En la parte exterior se encuentran los criterios que engloban cada uno de los indicadores incluidos. El superíndice 1 designa registros de temperatura que representan la misma proporción que el indicador, incluido el criterio de confort térmico, pero con una puntuación negativa (de 0 a −100). El superíndice 2 designa el indicador de riesgo de lesiones debido al entorno, que representa la misma proporción que los indicadores incluidos en el criterio de ausencia de lesiones, pero con una puntuación negativa (de 0 a −100). El superíndice 3 designa un indicador de muerte de emergencia que representa la misma proporción que el indicador de sacrificio, pero con una puntuación negativa (de 0 a −100).

2.1 Buena alimentación

El Principio de Buena Alimentación se evaluó mediante la combinación de seis indicadores incluidos en los criterios: Ausencia de hambre prolongada (55% de la puntuación total del Principio de Buena Alimentación) y Ausencia de sed prolongada (45% de la puntuación total; Tabla 1).

www.frontiersin.orgTabla 1. Indicadores utilizados para evaluar los criterios de Ausencia de hambre prolongada y Ausencia de sed prolongada en codornices para la producción de carne.

Para la evaluación del criterio “Ausencia de hambre prolongada” se evaluó visualmente y por palpación la condición corporal (el ITB representa el 60% de la puntuación total del criterio). Cuando la delgadez era evidente, la quilla era prominente debido a la falta de músculo alrededor de la quilla (contorno deprimido), o cuando la quilla estaba claramente por debajo de su peso en comparación con otras aves de la misma edad, se evaluaba la condición corporal. Cuando el porcentaje de aves magras alcanza el 2,5%, obtienen 0 puntos (Tabla 1). Por el contrario, la condición corporal se consideró excelente (100 puntos) cuando el porcentaje de aves demasiado delgadas fue del 0%. El ave por comedero (RBI, 30%) se calculó dividiendo el número total de animales que ingresaron a la nave por la longitud total de los comederos o establos, oscilando entre ≥0,4 cm por animal (100 puntos) y <0,30 cm por animal (0 puntos). De acuerdo con los protocolos anteriores, la limpieza y el estado de los comederos (RBI, 10%) se calificaron en una escala de tres puntos (10, 11): 0 si no había suciedad en el interior y no había riesgo de lesiones para las aves; 1 si estaba parcialmente sucio, pero sin riesgo de lesiones; y 2 si había riesgo de lesiones a las aves o si el comedero estaba muy sucio. Se consideraba que un comedero estaba sucio si contenía alimentos corruptos, alimentos secos compactados y moho. Los 100 puntos se obtuvieron cuando el 100% de los alimentadores fueron calificados con un 0 en la escala de tres puntos. Por el contrario, si menos del 50% de los alimentadores o más fueron puntuados con un 0 y/o dos o más puntuados con un 2, entonces se obtuvieron 0 puntos.

La ausencia de sed prolongada (45%) se evaluó mediante tres RBI: puntos de bebida por codorniz (50%), funcionamiento de los bebederos (25%) y limpieza de los bebederos (25%). Las aves por bebedero se calcularon dividiendo el número total de aves que entraron a la nave por el número total de puntos de bebedero disponibles (12), con un bebedero por cada 25 aves (100 puntos) y un bebedero por cada 46 o más aves (0 puntos). Los bebedores fueron evaluados en una escala de tres puntos de acuerdo con los protocolos previos (10, 11). Si el bebedero funcionaba correctamente, tenía un buen flujo de agua y había una taza para recuperar el agua; 1 si el bebedero funcionaba correctamente con un buen caudal de agua, pero no había un vaso para recuperar el agua que no había bebido el animal; 2 si el bebedero tenía un caudal insuficiente, goteaba o se encontraba en cualquier otra situación que mostrara un estado de conservación deficiente. Si el 100% de los bebedores tenían una puntuación de 0 y se otorgaban 100 puntos, no se otorgaba ningún punto, y si más del 20% de los bebedores tenían una puntuación de 2, no se otorgaban puntos. La limpieza de los bebederos (10, 11) se evaluó en al menos 10 lugares diferentes de la granja y se puntuó como 0 (limpio) o 2 (sucio). Se consideraba que un bebedero sucio era aquel con presencia de óxido, alimentos corruptos, alimentos secos compactados o moho. Si el 100% de los bebedores fueron calificados con un 0, se obtuvieron 100 puntos; Si dos o más bebedores fueron calificados con un 2, no se obtuvieron puntos.

2.2 Buena vivienda

El Principio de Buena Vivienda se evaluó combinando tres criterios: confort en torno al descanso (45%), confort térmico (15%) y facilidad de movimiento (40% de la puntuación total; Tabla 2).

www.frontiersin.orgTabla 2. Indicadores utilizados para evaluar los criterios de confort en torno al descanso, confort térmico y facilidad de movimiento en codornices para la producción de carne.

Los criterios de comodidad en torno al descanso se evaluaron a través de la limpieza del plumaje (ABI, 25%), las aves mojadas (ABI, 20%), las aves ubicadas (ABI, 15%), la calidad de la cama (RBI, 20%), la prueba de la capa de polvo (RBI, 10%) y el patrón y la calidad de la luz (RBI, 10%). Se evaluó la limpieza del plumaje en un total de 250 codornices seleccionadas en al menos 10 lugares diferentes dentro de la granja. Se evaluó en la parte ventral del animal y en el pecho, sin considerar la cloaca. Se calificó en una escala de tres puntos según los protocolos anteriores (10-12, y): 0 si menos del 20% de la superficie estaba sucia; 1 si entre el 20 y el 50% de la superficie estaba sucia; y 2 si el >50% de la superficie estaba sucia. La puntuación osciló entre 100 puntos cuando el 100% de las aves recibieron una calificación de 0 y 0 puntos cuando el 10% o más recibió una calificación de 1 o cuando el 1,5% o más recibió una puntuación de 2 (Tabla 2). Se evaluaron aves húmedas en 250 codornices seleccionadas de al menos 10 lugares diferentes dentro de la granja. Se consideraba animal húmedo si alguna parte del cuerpo (a excepción de las mucosas) contenía agua, incluso si había una gota muy pequeña de agua en la cabeza (10). Estas puntuaciones oscilaron entre el 0% de las aves húmedas (100 puntos) y el 2,0% o más de las aves húmedas (0 puntos; Tabla 2). Las aves localizadas se evaluaron observando y asegurándose de que no perturbaban a un grupo de aves. Esta evaluación debe realizarse al menos tres veces durante la auditoría: al principio (utilizando los mismos grupos utilizados para la evaluación del comportamiento social y la presencia de tos/estornudos), a la mitad de la auditoría (después de la cojera, mientras se evalúa la termorregulación) y al final (mientras se evalúa de nuevo la termorregulación) y en un mínimo de 100 aves cada vez. Una codorniz localizada se consideró una codorniz descansando o durmiendo (situada o acostada) en una superficie horizontal, y la puntuación osciló entre el 50% de las aves localizadas (100 puntos) y el <10% de las aves situadas (0 puntos; Tabla 2). La calidad de la camada se evaluó en 10 ubicaciones diferentes dentro de la granja y se calificó en una escala de cinco puntos (como se describe en el Protocolo de Calidad® de Bienestar para Pollos de Engorde; (12)): 0: completamente seco y escamoso, es decir, se mueve fácilmente con el pie; 1: seco pero no fácil de mover con el pie; 2: deja una huella del pie y formará una bola si se compacta, pero la bola no se mantiene bien unida; 3: se adhiere a las botas y se pega fácilmente en una bola si se compacta; y 4: se adhiere a las botas una vez que se rompe la tapa o la costra compactada. La puntuación osciló entre 100 puntos cuando todas las áreas tenían una puntuación de 0 a 0 puntos si más de una ubicación tenía una puntuación de 4 (Tabla 2). El parámetro de polvo se evaluó mediante una superficie negra de aproximadamente 10 × 15 cm (DIN A6) que se dejó durante la evaluación en el centro (o entrada) del edificio que albergaba a las codornices, a la misma altura que sus cabezas, y al menos en tres ubicaciones diferentes de la granja (como se describe en el Protocolo de Calidad® de Bienestar para Pollos de Engorde (12)). Al final de la visita, el nivel de acumulación de polvo se evaluó en función de tres posibilidades: la puntuación 0 indica que no hay evidencia de polvo, la puntuación 1 indica una evidencia mínima de polvo (una capa delgada de polvo) y la puntuación 2 indica una evidencia significativa de polvo (es posible escribir en el papel con un dedo o el papel no es visible). La puntuación osciló entre 100 puntos si todas las zonas puntuaban con un cero y 0 puntos si más de dos zonas puntuaban con una puntuación de 2 (Tabla 2). La calidad de la luz se consideró correcta cuando fue factible verificar todas las aves y cuando se proporcionó un mínimo de 8 h de luz y oscuridad (10, 11). Para su evaluación se consideraron todas las zonas de la finca donde se observaron las aves. La puntuación osciló entre 100 puntos si todas las áreas contaban con la iluminación adecuada y un patrón adecuado y 0 puntos si había más de dos zonas con condiciones de iluminación inadecuadas o si las aves no disponían de 8 h de luz y oscuridad cada 24 h (Tabla 2).

El criterio de confort térmico se evaluó a través de un ITB y un RBI, que incluyeron el jadeo, el temblor y el acurrucamiento de las aves (100%) y los registros de temperatura y humedad (-100%). Durante la auditoría, se evaluó a las aves por jadear, temblar y acurrucarse en un mínimo de 10 grupos, y al menos tres veces durante la auditoría con un mínimo de 100 aves cada vez. La primera vez fue cuando se evaluó el comportamiento social y la tos/estornudos; la segunda vez fue 1 h más tarde; y la tercera vez fue al final de la auditoría. El jadeo se definió como respirar rápidamente en jadeos cortos. El escalofrío es una vibración lenta e irregular de cualquier parte del cuerpo o de todo el cuerpo. Se consideró que las codornices se agrupaban en grupos muy apretados, sentadas muy cerca unas de otras, a menudo en “grupos”, con una pequeña cantidad de espacio vacío en el medio (de acuerdo con las definiciones de los criterios de Calidad® de Bienestar; (12)). El acurrucarse se distinguió de la habitual “agrupación suelta” que muestran las codornices cuando descansan. Las puntuaciones oscilaron entre el 0% de las aves que presentaban alguno de los tres indicadores de termorregulación (100 puntos) y el 40% o más de las aves que presentaban alguno de los tres indicadores (0 puntos; Tabla 2). El parámetro de temperatura se evaluó con base en el registro de datos de temperatura y humedad en la granja (10), teniendo en cuenta que las temperaturas pueden variar drásticamente desde el momento en que las aves ingresan a la granja hasta el momento en que están cerca del peso de sacrificio. Si no había datos, se daba una puntuación de 2. Si había algún dato, solo se consideraron los de los últimos 15 días antes del sacrificio de las aves. Cuando la combinación de temperatura y humedad arrojó un valor inferior a 32 y cuando la temperatura mínima no bajó de 5°C, se asignó una puntuación de 0. Se otorgó una puntuación de 1 cuando la combinación de temperatura y humedad arrojó un rango de 32 a 38 y la temperatura mínima no bajó de 1 °C. Si la combinación de temperatura y humedad alcanza un Índice de Temperatura y Humedad (THI) de 39 o la temperatura mínima cae por debajo de 1°C, la puntuación será de 2. Este parámetro se aplicó para rectificar los datos obtenidos a través de las ABIs. En consecuencia, no se sumó una puntuación de 0 y se respetó la puntuación obtenida con jadeo, escalofríos o acurrucamiento. En el caso de una puntuación de 1, se descolgaron 45 puntos sobre la puntuación obtenida para jadear/temblar/acurrucarse, y en el caso de una puntuación de 2, la puntuación para todos los criterios de confort térmico fue de 0 puntos, independientemente de la puntuación obtenida para el indicador jadeo/temblor/acurrucarse.

El criterio de facilidad de movimiento se evaluó a través de un ITB y un RBI, siendo: espacio para correr, saltar y realizar vuelos cortos (30%) y densidad de población (70%). Después de la evaluación de todos los parámetros de los protocolos, se evaluó el espacio de parámetros para correr, saltar y realizar vuelos cortos como una impresión general de toda la granja. No pide un número específico de aves o ubicaciones, y se basó en una medida (movimiento horizontal y vertical) utilizada en el Protocolo de Calidad de Bienestar® de las Gallinas Poseedoras (12). La puntuación se considera 0 cuando las aves fueron capaces de correr, saltar y realizar vuelos cortos sin riesgo de sufrir daños y 2 si, debido a obstáculos o cualquier otra circunstancia, las aves no pudieron realizar estos comportamientos. Se otorgaban cien puntos si el 100% de las aves tenían la posibilidad de realizar este comportamiento si así lo deseaban, y 0 puntos si el 100% de las aves no eran capaces de hacerlo (Tabla 2). Se evaluó la densidad de población (10-12) en toda la instalación donde se alojaron las aves, y las terrazas u otras áreas externas se consideraron solo cuando se aseguraron 24 h de acceso permanente. El cálculo se basó en el espacio total disponible para que las aves se movieran dividido por el número de aves en el día 0, en el momento de la colocación, no en el momento de la auditoría. La puntuación varió de 140cm2 por animal (100 puntos) a <90cm2 por animal (0 puntos; Tabla 2).

2.3 Buena salud

El Principio de Buena Salud se evaluó mediante la combinación de tres criterios: ausencia de lesiones (45%), ausencia de enfermedades (40%) y ausencia de dolor inducido por el manejo (15%, Tabla 3).

www.frontiersin.orgTabla 3. Indicadores utilizados para evaluar los criterios de ausencia de lesiones, ausencia de enfermedades y ausencia de dolor inducido por el manejo en codornices para la producción de carne.

El criterio de ausencia de lesiones se evaluó a través de la evaluación de cinco ITB y un RBI, a saber: heridas en el cuerpo (20%), cojera (20%), dermatitis de la almohadilla del pie (20%), daño en los dedos del pie (20%), quemadura en el corvejón (20%) y riesgo de lesiones debidas al entorno (−100%). Todos los ITB de este criterio se evaluaron en un total de 250 codornices que se recolectaron en un mínimo de 10 ubicaciones distintas dentro de la granja, con 25 animales por punto. En el caso de las heridas en el cuerpo (10), se consideró que una lesión era un rasguño reciente o una lesión abierta de más de 0,5 cm en cualquier parte del animal que no estuviera curada. Se otorgó una puntuación de 0 cuando no había lesiones de más de 0,5 cm en ninguna parte de las aves, una puntuación de 1 cuando había menos de una lesión que superaba los 0,5 cm y una puntuación de 2 cuando había más de una lesión que superaba los 0,5 cm o cualquiera que tuviera más de 1,5 cm. La puntuación osciló entre 100 puntos cuando no se encontraron aves con una puntuación de 1 o 2 y 0 puntos cuando al menos el 3% de las aves se encontraron con una puntuación de 1 o al menos el 2% con una puntuación de 2 (Tabla 3). La puntuación de cojera en el presente protocolo para codornices se basó en la puntuación de cojera en el Protocolo de Calidad® de Bienestar para Pollos de Engorde (12), donde se consideran 6 categorías: (0) Normal, diestro y ágil; (1) Anormalidad leve, pero difícil de definir; (2) Anormalidad definitiva e identificable; (3) Anormalidad obvia, afecta la capacidad de movimiento; (4) Anormalidad grave, solo toma unos pocos pasos; y (5) Incapacidad para caminar. Sin embargo, para las codornices solo se consideraron tres puntuaciones: puntuación 0, sin problemas, si el animal no tenía ninguna dificultad para moverse; puntuación 1, problema moderado, si el animal tenía alguna dificultad para moverse (incluye las categorías 1, 2 y 3 de pollos de engorde); y puntuación 2, problema grave, si el animal tenía varias dificultades (sin uso de una pata o carga de peso mínima; incluye puntuaciones 4 y 5 para pollos de engorde). La puntuación osciló entre menos del 1% de las aves observadas con una puntuación de 1 y ninguna con una puntuación de 2 (100 puntos) hasta el 7% de las aves con una puntuación de 1 o el 3% de las aves con una puntuación de 2 (0 puntos; Tabla 4). Para la dermatitis de la almohadilla del pie (12), se consideraron tres casos: puntuación 1, sin problema, cuando los pies están finos; puntuación 1, problema moderado, lesiones muy pequeñas o áreas pequeñas de proliferación epitelial; y puntuación 2, lesiones grandes o proliferaciones epiteliales, signos de inflamación o úlceras. La puntuación varió de menos del 2% con una puntuación de 1 y menos del 1% con una puntuación de 2 (100 puntos) al 15% con una puntuación de 1 o al 8% con una puntuación de 2 (0 puntos; Tabla 3). Para el daño del dedo del pie (11) se consideraron dos posibilidades: puntuación 0, sin lesiones en los dedos; Puntuación 2, presencia de inflamación, bolas de tierra, dermatitis, lesiones abiertas recientes (con sangre o purulentas), dedos perdidos o rotos. La puntuación osciló entre menos del 5% de las aves con una puntuación de 2 (100 puntos) y 20% de las aves con una puntuación de 2 (0 puntos; Tabla 3). La evaluación de la quemadura de Hock (12) se realizó en el área del tarso (ambas piernas) y consta de tres puntuaciones: puntuación 0, que indica que no hay presencia de dermatitis o lesión; puntuación 1, que indica la presencia de dermatitis; y puntuación 2, que indica la presencia de hinchazón y otros signos de inflamación. La puntuación varió desde menos del 0,5% de las aves con una puntuación de 1 y ninguna con una puntuación de 2 (100 puntos) hasta el 8% con una puntuación de 1 o el 4% con una puntuación de 2 (0 puntos, Tabla 3). El el último indicador de este criterio se basó en las instalaciones y se titula Riesgo de lesiones debidas al entorno (10, 11). Esto se evaluó a lo largo de la auditoría en todas las áreas donde se observaron aves y se consideró cada cosa en la granja que podría producir daños a las aves. De esta forma, cada elemento potencialmente perjudicial para el animal sumaba 10 puntos a la puntuación total del criterio. En consecuencia, si el evaluador encontraba 10 elementos que eran peligrosos para las aves, se descansaban 100 puntos sobre la puntuación total para el criterio de ausencia de lesiones, siendo la independencia de la puntuación obtenida en las medidas basadas en animales un total de 0 puntos (Tabla 3).

www.frontiersin.orgTabla 4. Indicadores utilizados para evaluar los criterios de comportamiento social, otros comportamientos, relación humano-animal y estado emocional positivo en codornices para la producción de carne.

Los criterios de ausencia de enfermedad se evaluaron a través de cuatro ITB, siendo mortalidad (40%), tos o estornudos (10%), secreción nasal u ocular (20%) y diarrea (30%). La mortalidad (10-12) se definió como la muerte incontrolada de un animal (no se tuvieron en cuenta la eutanasia ni el sacrificio). La tasa de mortalidad se obtuvo calculando el valor medio de la mortalidad acumulada para cada lote alojado en las instalaciones analizadas en los últimos 12 meses. Además, se tomó un segundo valor considerando solo los primeros 7 días después de ingresar a las instalaciones para todos estos lotes. De esta manera, los dos valores se incorporaron a la puntuación de tal manera que se otorgaron 100 puntos si la mortalidad promedio total fue inferior al 2% y los primeros 7 días fueron inferiores al 1%. Se otorgaron cero puntos cuando la mortalidad promedio total superó el 10% y la mortalidad en los primeros 7 días superó el 5% (Tabla 3). Se evaluó el indicador de tos o estornudos (10) en 10 grupos diferentes de aves durante un tiempo de 2 min por grupo. Esto se evaluó al mismo tiempo que el comportamiento social, las aves ubicadas y la termorregulación. Se calificó en una escala de tres puntos: puntuación 0, sin pájaros tosiendo o estornudando; puntuación 1, no más de dos eventos por punto de observación (un evento podría ser una tos o un estornudo); puntuación 2, más de dos eventos por punto de observación durante los 2 min. La puntuación osciló entre 0 puntos de observación con una puntuación de 1 o 2 (100 puntos) y más de 5 puntos con una puntuación de 1 o más de tres con una puntuación de 2 (Tabla 3). Solo se consideró la presencia o ausencia de secreción nasal y ocular (10). Los signos de conjuntivitis se consideraron como la presencia de secreción ocular y líquido en las fosas nasales como la presencia de secreción nasal. La puntuación varió desde el 0% de las aves con secreciones oculares o nasales (100 puntos) hasta el 5% o más con secreciones (0 puntos; Tabla 3). La diarrea (10, 11) se evaluó como la presencia de heces líquidas alrededor de la cloaca del animal. La puntuación osciló entre el 0% de las aves afectadas (100 puntos) y el 5% de las aves con diarrea (0 puntos; Tabla 3).

La ausencia de dolor inducido por el criterio de manejo se evaluó a través de dos RBI: sacrificio (100%) y métodos de sacrificio de emergencia (-100%). Se consideró práctica de sacrificio (10) a cualquier animal de la granja que, desde el momento de la colocación hasta el último día de producción, fuera sacrificado por los ganaderos por razones productivas, de salud o para evitar cualquier tipo de sufrimiento al animal. Las aves encontradas muertas no se incluyeron en esta categoría. Para evaluar la tasa se consideraron los registros de los últimos 12 meses y se calculó la tasa de la siguiente manera: [aves sacrificadas/(aves sacrificadas + mortalidad)] × 100. Se otorgaron cien puntos cuando este porcentaje fue igual o superior al 70%, y 0 puntos cuando este porcentaje fue inferior al 30% (Tabla 3). En relación con los procedimientos para la matanza de emergencia (10, 11), se preguntaron al agricultor y, cuando fue posible, se evaluaron durante la visita. Se otorgó una puntuación de 0 si los protocolos estaban correctamente redactados e incluían alguno de los siguientes sistemas descritos con precisión: conmoción cerebral seguida de exanguinación, conmoción cerebral seguida de decapitación, conmoción cerebral seguida de dislocación cervical, muerte con gas, perno cautivo, sistemas eléctricos o inyección letal. Si los protocolos no eran correctos, entonces la puntuación era 1. Si durante la visita se encontraba un animal que necesitaba ser sacrificado, el ganadero lo solicitaba para su ejecución y lo evaluaba. Si el animal mostraba signos de conciencia, la puntuación era de 2. Una puntuación de 0 no daba ningún punto. Una puntuación de 1 restaba 55 puntos a la puntuación total del criterio, y si la puntuación era de 2, 100 puntos dependían de la puntuación total del criterio.

2.4 Comportamiento adecuado

El principio de comportamiento apropiado se evaluó mediante una combinación de cuatro criterios: comportamiento social (15%), otros comportamientos (40%), relación humano-animal (30%) y estado emocional positivo (15%, Tabla 4).

El criterio de comportamiento social se evaluó utilizando un ITB, que fue el comportamiento social negativo (100%). Se evaluó el comportamiento social negativo (10) en un total de 10 grupos de aves seleccionadas aleatoriamente en diferentes lugares de la granja. Por lo general, se utilizaron las mismas aves para evaluar la tos y los estornudos. La duración de la observación para cada grupo se fijó en 2 min, durante los cuales se registraron los comportamientos sociales negativos. Los autores interpretaron la presencia de monturas (una codorniz sobre otra) como parte de un comportamiento de dominancia más que como un comportamiento reproductivo. También se observó picoteo de plumas y picoteo en la zona de la cloaca. Sólo se consideró el comportamiento agonístico entre aves vivas, y no cuando alguno de estos comportamientos se dirigía a un animal muerto. Cualquier evento de comportamiento social negativo se registró con una puntuación de 2 para el grupo específico de observación, y se obtuvieron 100 puntos cuando en ninguno de los grupos se observó ningún evento. Por el contrario, se obtuvieron 0 puntos cuando se observó un evento en más de 5 grupos diferentes (o periodos de observación de 2 min).

El otro criterio de comportamiento se evaluó utilizando dos ITB y dos RBI, siendo: presencia y uso del material de enriquecimiento (12), incluyendo aves cavando e interactuando con la cama y acicalándose (30%), daño en el plumaje (30%), acceso al exterior (30%) y luz solar (10%). La primera medida evaluó la presencia de material de enriquecimiento, así como el uso de estos enriquecimientos o un comportamiento de acicalamiento. Este parámetro se evaluó en todas las aves observadas durante la evaluación, con especial atención a las utilizadas para la termorregulación. Además, se llevaron a cabo dos ocasiones adicionales, con un mínimo de 100 aves observadas cada vez. Estas observaciones incluyeron baños de polvo, acicalamiento, forrajeo o picoteo o rascado de la hojarasca en cualquier lugar de la granja, e interacciones con el material de enriquecimiento. Este último punto implicaba una amplia gama de comportamientos, como sentarse sobre un fardo de paja o heno, una plataforma o percha, sentarse cerca de un arbusto en zonas exteriores, o picotear objetos dispuestos para tal fin. Cuando se estimó que más del 10% de las aves realizaban estas actividades, se consideró una puntuación de 0. Se consideró una puntuación de 1 si el porcentaje era solo del 10%, una puntuación de 2 si se observaba un máximo de 10 individuos realizando estas actividades, y una puntuación de 3 si no se observaba a ninguna de las aves realizando ninguno de estos comportamientos. Si las instalaciones no proporcionaran ningún tipo de material de enriquecimiento, se incluiría una puntuación de 3. Se consideró material de enriquecimiento incluir cualquier trozo de cuerda, fardos de heno o paja, áreas de baños de polvo o piedras para picoteo. También se consideraba un material de enriquecimiento si existían dispensadores de fibra o grano que requerían la intervención del animal para obtener el alimento. Se otorgaban cien puntos si se otorgaba una puntuación de 0 a la granja y 0 puntos cuando la puntuación era de 3 (Tabla 4). Se evaluaron los daños en el plumaje (12) en un total de 250 codornices muestreadas en 10 localidades diferentes de la granja. Se consideraba solo la parte dorsal del animal, desde el final de la parte posterior de la cabeza hasta el comienzo de la cola, sin considerar las alas o el área debajo de ellas. Si todas las plumas estaban presentes (con la excepción de una sola pluma), la puntuación era 0. Si había una falta general de plumas (desgaste moderado) pero sin áreas sin plumas, o si había un área sin plumas menor de 4 cm, la puntuación era 1. Si había áreas sin plumas de más de 4 cm, la puntuación era de 2. La puntuación osciló entre menos del 0,5% de las aves con una puntuación de 1 y el 0% con una puntuación de 2 (100 puntos) hasta el 30% con una puntuación de 1 o el 15% con una puntuación de 2 (o puntos; Tabla 4). Se consideró la presencia de un área cubierta al aire libre (en libertad) donde las aves puedan acceder durante el día y con espacio adecuado para al menos el 80% de la población total de codornices (12). Se otorgaban cien puntos si el área exterior estaba presente y cubierta por medios artificiales o naturales, cubriendo el 40% de la superficie. Si la cobertura en el área exterior era inferior al 40% pero superior al 20%, se otorgaban 55 puntos. Si se cubría menos del 20% de la superficie exterior, se otorgaban 0 puntos. La presencia de un jardín de invierno o acceso al exterior que sea accesible para las aves en algún momento del día dio 40 puntos. En todos los lugares donde se evaluaron las aves, se evaluó la luz solar como medida general. Se otorgó una puntuación de 0 si todas las aves tenían acceso a la luz solar durante al menos algunas horas al día, una puntuación de 1 si al menos el 50% de las aves tenían acceso a la luz solar y una puntuación de 2 si menos del 50% de las aves tenían acceso a la luz solar (Tabla 4).

El criterio de buena relación humano-animal se evaluó a través de un ITB y un RBI, siendo la prueba de distancia de evitación (50%) y la capacitación del personal (50%). La prueba de distancia de evitación se evaluó en un mínimo de 10 grupos de aves, y se basó en el Welfare Quality® Broiler Protocol (12). Esta prueba se realizó de la siguiente manera: el observador se acercó lentamente a un grupo de pájaros y, antes de hacer cualquier otra cosa (mientras estaba de pie y haciendo el menor número de movimientos posibles), contó cuántos pájaros había a su alrededor. Luego se agachó, esperó 10 segundos y observó a su alrededor el porcentaje de aves que permanecían a menos de un metro de distancia, evaluando el porcentaje de aves paradas o sentadas en buenas condiciones (puntuación 0), el porcentaje de aves que se movían (puntuación 1) y el porcentaje de aves que huían (puntuación 2). La puntuación varió desde menos del 10% de las aves con una puntuación de 1 o 2 (100 puntos) hasta el 70% de las aves con una puntuación de 1 o 2 (0 puntos, Tabla 4). La formación del personal consideró tres niveles (10, 11): todo el personal de la granja en contacto con las aves fue entrenado en bienestar animal, puntuación 0 (100 puntos); Al menos una persona fue capacitada en bienestar animal, puntuó 1 (55 puntos); y ninguna de las personas estaba capacitada en bienestar animal, puntuando 2 (0 puntos). Se deben presentar certificados de asistencia a cualquier capacitación.

El criterio de estado emocional positivo se evaluó a través de un ITB, que fue una prueba de objetos novedosos (100%). La prueba de objetos nuevos se evaluó en un mínimo de 10 grupos de aves y se basó en la prueba empleada para gallinas ponedoras en Welfare Quality® (12). Para realizar la prueba, se utilizó un palo de 20 cm de longitud y 3 cm de diámetro con una combinación de al menos tres colores (un objeto novedoso). El evaluador esperó 30 segundos frente a las aves antes de comenzar cada prueba antes de retirar el objeto novedoso del suelo. Después de este período, el objeto quedó en el suelo y el observador se alejó un metro y medio. A partir de entonces, contabilizó el número de codornices que estaban a menos de una codorniz del objeto novedoso cada 10 s, hasta un tiempo máximo de 1 min. Se otorgó una puntuación de 0 si dentro de los primeros 30 s, dos o más aves se acercaron al objeto nuevo, o si dentro de los 60 s, cuatro o más aves se acercaron al objeto novedoso. Se otorgó una puntuación de 1 si dentro de los primeros 30 s, un animal se acercó al objeto novedoso o si dentro de los 60 s, tres aves se acercaron al objeto novedoso. Una puntuación de 2 era cualquier otra situación. La puntuación osciló entre 5 puntos con una puntuación de 0 y un máximo de dos puntos con una puntuación de 2 (100 puntos) y más de 8 puntos con una puntuación de 2 (0 puntos, Tabla 4).

2.5 Valoración general

Después de observar las codornices y las instalaciones en 10 ubicaciones diferentes por granja, se llevó a cabo una evaluación general. Este protocolo se implementó adaptando el modelo de cálculo y la categorización proporcionada por el protocolo de Calidad® del Bienestar. En este sentido, en el presente protocolo se empleó un sistema de puntuación fija, asignando un valor específico a cada medida, criterio y principio. Sin embargo, en la Calidad del Bienestar®, el peso de una medida o criterio puede variar según su puntuación, y la puntuación final no se obtiene utilizando un promedio, como hicimos nosotros. Sin embargo, las categorías utilizadas fueron idénticas, con los mismos umbrales. Así, la puntuación final de cada granja fue el resultado de la combinación de los cuatro principios según la importancia y carga de los indicadores, criterios y principios (Figura 1), de la siguiente manera: 15% depende de una buena alimentación, un 30% de una buena vivienda, un 30% de una buena salud y un 25% de un comportamiento adecuado. Con una puntuación global que osciló entre 0 y 100 puntos, se obtuvieron cuatro categorías de bienestar, a saber: “no aceptable” (0-19) cuando el bienestar de las aves de la granja era bajo y se consideraba inaceptable; “aceptable” (20-54) cuando el bienestar de las aves era superior o cumplía con los requisitos mínimos; “mejorado” (55-79) cuando el bienestar de las aves era bueno; y “excelente” (80-100) cuando el bienestar de las aves era del más alto nivel.

2.6 Análisis estadístico

El cálculo de la puntuación de bienestar se basó en el modelo de cálculo propuesto en el protocolo de Calidad® del Bienestar, con algunas modificaciones. La puntuación global de cada indicador, criterio y principio osciló entre 0 y 100, y cada explotación se clasificó en cuatro categorías. Se emplearon análisis descriptivos para presentar las medidas recogidas utilizando la media y la desviación estándar (media ± DE).

3 Resultados
3.1 Buena alimentación

De acuerdo con el criterio de Ausencia de hambre prolongada, conformado por los indicadores de Condición corporal, Aves por comedero y Limpieza del comedero, un total de 13 granjas de codornices de carne evaluadas fueron clasificadas como “mejoradas” y una como “excelente” (73,4 ± 5,63). Para los indicadores de Condición Corporal y Limpieza del comedero, todas las granjas se clasificaron como “excelentes”, pero se describieron insuficientes espacios de comedero por animal (0,3 ± 0,04 cm/animal) y se clasificaron como “no aceptables” (n = 6), “mejoradas” (n = 1) y “aceptables” (n = 7). Del mismo modo, se calculó la puntuación de ausencia de sed prolongada (50,7 ± 12,54) a través de las puntuaciones de “aves por bebedor”, “funcionamiento de los bebederos” y “limpieza de los bebedores”. Entre las granjas con menor puntaje para este criterio (“aceptable”, n = 7), cuatro de ellas mostraron al mismo tiempo un espacio insuficiente de bebederos (40 ± 7 aves por bebedero), por lo que fueron clasificadas como “no aceptables” para este indicador. Por el contrario, todas las granjas evaluadas mostraron una excelente limpieza de los bebederos, así como un correcto funcionamiento; Dos de ellos fueron calificados como “excelentes”.

Así, la puntuación del Principio de Buena Alimentación osciló entre 54 y 75 (63,2 ± 6,53), con la mayoría de las granjas clasificadas como “mejoradas” (n = 12) y dos granjas como “aceptables”. Las puntuaciones de las explotaciones para los criterios incluidos en este principio se muestran en la Figura 2A.

www.frontiersin.orgFigura 2. Diagramas de puntos que representan la puntuación obtenida en los 13 criterios utilizados para la evaluación del bienestar animal en 14 granjas de codornices de carne. En (A), los criterios para una Buena Alimentación: Ausencia de hambre prolongada (AH) y Ausencia de sed prolongada (AT). En (B), los criterios para una Buena Vivienda: Confort en torno al descanso (CR), Confort térmico (TC) y Facilidad de movimiento (EM). En (C), los criterios para la Buena Salud: Ausencia de lesiones (IA), Ausencia de enfermedades (EA) y Ausencia de dolor inducido por el manejo (PA). En (D), los criterios para el Comportamiento Apropiado: Comportamiento Social (SB), Otro comportamiento (OB), Relación humano-animal (HA) y Estado emocional positivo (EP). En los criterios, la línea gris representa la mediana y la línea negra representa el intervalo de confianza (IC) del 95%. Las líneas discontinuas representan el rango de la categoría en la que se clasifican las explotaciones: “no aceptable”, de 0 a 19; “aceptable”, de 20 a 54; “mejorado”, de 55 a 79; y z’excelente’, de 80 a 100.

3.2 Buena vivienda

Este principio se evalúa mediante la combinación de tres criterios: Confort en torno al descanso, Confort térmico y Facilidad de movimiento.

La puntuación de confort en torno al descanso (49,3 ± 12,28) se calcula teniendo en cuenta la limpieza del plumaje, el porcentaje de aves mojadas y situadas, la calidad de la cama, el nivel de polvo y las puntuaciones de calidad de la luz. En relación al plumaje, 13 fincas albergaron aves con presencia de tierra, pero solo una de ellas tuvo problemas con la presencia de aves con plumaje mojado. Al evaluar el indicador de aves ubicadas, dos granjas fueron consideradas como “excelentes”, la mayoría de las granjas fueron evaluadas como “aceptables” (n = 9) y, en menor medida, “mejoradas” (n = 3). La calidad de la cama se clasificó como “excelente” en la mitad de las granjas evaluadas (n = 7), mientras que otras granjas se clasificaron como “mejorada” (n = 4) y “aceptable” (n = 3). La prueba de la capa de polvo fue “aceptable” en la mayoría de las granjas (n = 12) pero “no aceptable” en dos. Debido a que a ninguna granja se le proporcionaron 8 h como mínimo de oscuridad, el indicador de calidad de la luz se puntuó como 0 en todas las granjas y se clasificó como “no aceptable” (n = 14).

La puntuación de confort térmico se calcula teniendo en cuenta el porcentaje de aves jadeantes o temblorosas y los registros de temperatura y humedad. Debido a ello, no se registraron la temperatura y la humedad en la mayoría de las granjas evaluadas (n = 11), y tomando en consideración los puntos descontados, solo una granja superó los 20 puntos requeridos para ser considerada como “aceptable”, mostrando este criterio la puntuación más baja (4,6 ± 10,28) del protocolo de bienestar en codornices.

Finalmente, la facilidad de movimiento considera dos indicadores: la capacidad de movimiento de las aves y la densidad de población. La capacidad de movimiento de las aves se observó en todas las granjas; Por lo tanto, todas las fincas fueron clasificadas como “excelentes” para este indicador (n = 14). En términos de densidad de población, en promedio, cada codorniz tenía un área de 114cm2 (89-147 cm2/codorniz). Así, aproximadamente el 80% de las granjas se clasificaron como “mejoradas” (n = 6) y “aceptables” (n = 5), dos granjas como “excelentes” y una con categorización “no aceptable”. Por último, la puntuación del criterio de facilidad de movimiento (66,0 ± 19,58) se clasificó como “mejorada” en nueve explotaciones y en al menos una minoría como “aceptable” (n = 3) y “excelente” (n = 2) con puntuaciones que oscilaron entre 30 y 100. En la Figura 2B se muestran las puntuaciones de las explotaciones agrícolas para los criterios que componen el principio de buena vivienda.

Entre todos los principios, el Principio de Buena Vivienda obtuvo la puntuación más baja (49,4 ± 9,36), oscilando entre 28 y 61. Las fincas se clasificaron como “mejoradas” (n = 4) y “aceptables” (n = 10).

3.3 Buena salud

Entre los tres criterios, dentro del principio de Buena salud, se consideró el criterio de Ausencia de lesiones, consistente en la prevalencia y gravedad de Heridas en el cuerpo, Cojera, Dermatitis de las almohadillas y Quemaduras en el corvejón, así como el Riesgo de lesiones. En cuanto a las lesiones corporales, en la mitad de las explotaciones evaluadas, la prevalencia fue del 0%, y en tres de las explotaciones, la prevalencia fue inferior al 0,5%. Así, la puntuación de Heridas en el cuerpo (80-100 puntos) se clasificó como “excelente” en 10 granjas; El resto de las fincas se consideraron “aceptables” (n = 3) y “mejoradas” (n = 1). Solo dos fincas fueron clasificadas como “excelentes” para el indicador Cojera, mostrando una prevalencia <1 y 0% para cojera moderada y severa, respectivamente. Así, las explotaciones se clasificaron mayoritariamente como “aceptables” (n = 8) y “mejoradas” (n = 3) y, marginalmente, como “no aceptables”. La dermatitis de las almohadillas del pie se observó en un estado moderado en solo dos granjas, mostrando una prevalencia de ˃ 2.4% en todas las granjas categorizadas como “excelentes”. El daño en los dedos de los pies se encontró en menos del 8% de las aves en ocho granjas que se clasificaron como “excelentes” y más del 20% de las aves en dos granjas, siendo “inaceptable” para este criterio. La quemadura del corvejón se encontró por la presencia de aves con dermatitis en las uniones del corvejón; Las fincas con una prevalencia <1% se clasificaron como “excelentes” (n = 5), y las prevalencias superiores al 1% se clasificaron como “mejoradas” (n = 2) y “aceptables” (n = 7). Por último, ninguna de las granjas evaluadas presentaba riesgo de lesiones debidas al entorno. Dado que no se dedujeron puntos en el criterio de ausencia de lesiones en ninguna granja, la puntuación final (68,0 ± 19,15) dio como resultado una clasificación de criterio general de “excelente” (n = 4), “mejorado” (n = 8) y “aceptable” (n = 2).

La puntuación de ausencia de enfermedad se calcula teniendo en cuenta la mortalidad y la prevalencia de aves que tosen o estornudan, secreciones nasales u oculares y diarrea. En las granjas, la prevalencia de mortalidad acumulada a los 7 días osciló entre el 0,32 y el 5,7%, y la mortalidad total del lote osciló entre el 0,5 y el 10,5%. Solo una granja fue calificada como “excelente”, mostrando porcentajes de mortalidad <2% para todos los ciclos productivos y < 1% en la primera semana. Por el contrario, una prevalencia superior al 10% para la mortalidad del lote y del 5% en la primera semana posicionó a tres granjas como “inaceptables”. Para los indicadores de tos/estornudos y secreciones oculares/nasales, todas las granjas obtuvieron puntajes incluidos en la categoría “excelente”. El indicador de diarrea tuvo una prevalencia del 0,5-0% en ocho explotaciones valoradas como “excelentes”; el resto se clasificaron como “mejorados” (n = 3) y “aceptables” (n = 3). El resultado global fue de 65,7 ± 15,41.

Finalmente, para el criterio de Ausencia de dolor inducido por el manejo se consideraron dos indicadores. El sacrificio en la granja se calculó en relación con el total de codornices encontradas muertas en el suelo del establo. Cuatro granjas fueron calificadas como “mejoradas” y cuatro como “aceptables” por tener registros de sacrificio de aves entre 59 y 30% con respecto al número total de codornices muertas, y solo dos como “excelentes” con registros superiores al 60%. El método de sacrificio de emergencia fue adecuado en todas las granjas, por lo que no se dedujeron puntos de la puntuación del criterio final (38,6 ± 32,78).

Con base en los resultados de los tres criterios que se ajustan al principio de buena salud (Figura 2C), las granjas se clasificaron como “aceptables” (n = 5), “mejoradas” (n = 8) y “excelentes” (n = 1), con una puntuación total que osciló entre 45 y 85 (62,6 ± 12,68).

3.4 Comportamiento adecuado

El principio de comportamiento adecuado se evalúa mediante la combinación de cuatro criterios: Comportamiento social, Otros comportamientos, Relación humano-animal y Estado emocional positivo, cuyos resultados se muestran en la Figura 2D.

En relación con el criterio de comportamiento social, este se conformó con un indicador que demostró que no se encontraron eventos de comportamiento social negativo en la mayoría de las fincas evaluadas (n = 10) siendo calificado como “excelente”. Sin embargo, se observó picoteo de plumas en cuatro granjas calificadas como “mejoradas”. En consecuencia, este criterio se puntuó con 82,9 ± 17,29. El criterio sobre la expresión de otros comportamientos se evaluó considerando cuatro indicadores diferentes: la presencia y uso de material de enriquecimiento, la excavación o el juego con arena y el acicalamiento, la prevalencia y gravedad del daño del plumaje, la presencia o ausencia de luz solar y la posibilidad de acceder a un campo de tiro al aire libre o acceso al exterior. Para los indicadores de presencia y uso de material de enriquecimiento y daño en el plumaje, se observaron codornices con estos supuestos en todas las granjas evaluadas. Por lo tanto, todas las granjas fueron clasificadas como “excelentes” en términos de la presencia y uso de material de enriquecimiento, forrajeo, rascado y acicalamiento. Por otro lado, aunque la mayoría de las granjas tuvieron puntajes altos para el indicador de daño en el plumaje, solo una se clasificó como “mejorada” para codornices de alojamiento con daño moderado y severo en el plumaje. En cambio, todas las granjas fueron calificadas como “no aceptables” por no tener acceso a áreas al aire libre. Para el indicador de luz solar, las granjas se clasificaron como “excelentes” (n = 6) o “no aceptables” (n = 8) dependiendo de si las aves tenían o no acceso a la luz solar. Teniendo en cuenta los cuatro indicadores para la expresión del criterio Otros comportamientos, las granjas fueron calificadas globalmente como “mejoradas” (n = 13) y “aceptables” (n = 1), mostrando una puntuación de 63,0 ± 5,64. El criterio de la relación humano-animal incluye la evaluación de dos indicadores: la prueba de enfoque humano y la formación del personal de bienestar. La prueba de aproximación humana dio como resultado un promedio de 61.6% (35.0-83.1%) de aves de pie o sentadas, 9.9% (1.5-18.4%) de aves moviéndose y 28.5% (5.2-56.5%) de aves huyendo, lo que llevó a que la mitad de las granjas se clasificaran como “aceptables” y el resto como “mejoradas” (n = 2) y “excelentes” (n = 5). En ocho granjas, el personal en contacto con aves fue capacitado en cursos específicos sobre bienestar animal y fueron calificados como “excelentes”. En cinco granjas, no todo el personal, pero al menos una persona, recibió capacitación en bienestar animal, calificada como “mejorada”, y una granja obtuvo la calificación de “no aceptable”. La combinación de los dos indicadores dio como resultado una clasificación de criterio general de “excelente” (n = 4), “mejorado” (n = 6) y “aceptable” (n = 4), con puntuaciones que oscilaron entre 38 y 90 (65,7 ± 16,97). Por último, el criterio de estado emocional positivo se evaluó con un solo indicador. Así, los resultados de la prueba de objetos nuevos permitieron clasificar las granjas en los criterios como “excelentes” (n = 4), “mejoradas” (n = 2), “aceptables” (n = 7) y “no aceptables” (n = 1) con puntuaciones de 45,7 ± 33,68.

Dentro del principio de comportamiento adecuado, se permitió una puntuación de 64,1 ± 9,72, clasificando 12 explotaciones como “mejoradas” y dos como “aceptables”.

3.5 Valoración general

Considerando la puntuación global de todas las granjas (59,1 ± 5,21), la mayoría de las granjas se definieron como “mejoradas” (n = 11), con puntuaciones de 51 a 66, y tres como “aceptables” con una calificación entre 51 y 54 puntos. Ninguna granja fue clasificada como “excelente” o “no aceptable”. En cuanto a la certificación del bienestar animal, las tres granjas, incluidas las de la categoría “aceptable”, no alcanzarían el mínimo para su certificación (que debería ser un nivel mejorado). Las otras granjas (n = 11) estarían certificadas, pero en la mayoría de los casos, estaban demasiado cerca del umbral de 55 puntos, por lo que se deben sugerir algunas mejoras.

4 Discusión

En este estudio, se evaluaron 14 granjas de codornices durante su primer año de integración en un esquema de certificación de bienestar animal. Como resultado, los hallazgos pueden estar sujetos a dos sesgos potenciales. En primer lugar, los agricultores conocen el protocolo de evaluación con antelación y entran en el programa de forma voluntaria, lo que sugiere que solo se presentarían aquellos que confíen en la capacidad de sus explotaciones para cumplir los requisitos. En segundo lugar, para ser aprobado, es necesario un puntaje de “mejorado” para la evaluación general, por lo que solo se espera que las granjas con autoevaluaciones muy pobres tengan puntajes globales por debajo de los 55 puntos. Teniendo en cuenta estos factores, el estudio examinó la variabilidad entre las granjas evaluadas y la viabilidad de los indicadores utilizados, prestando especial atención a la validez y fiabilidad de las medidas basadas en animales y a la evaluación global del protocolo de bienestar de la codorniz de carne.

4.1 Buena alimentación

La especie de cría de codorniz es la que se utiliza tanto para la producción de carne como de huevos (5). Sin embargo, se selecciona una línea más pesada de esta subespecie japonesa para la producción de carne debido a su patrón de crecimiento corporal y muscular (13). Dentro del Principio de Buena Alimentación, se utilizó la condición corporal del ITB para determinar el porcentaje de aves delgadas, prestando especial atención al desarrollo del músculo alrededor de la quilla, de particular importancia, a saber, los músculos supracoracoideo y pectoral (14). Utilizando este indicador, no se encontraron diferencias entre granjas, mostrando que todas ellas presentaron excelentes valores en relación a la condición corporal. Esto puede deberse a que todas las aves de las granjas evaluadas pertenecían a la línea pesada de la subespecie japonesa, caracterizada por un alto desarrollo del músculo pectoral (15) junto con el sistema de producción donde las aves suelen ser alimentadas ad libitum. A pesar de que se describe que las hembras son más pesadas que los machos, en el presente estudio no se recogieron datos relacionados con el sexo de las aves. Esto se debe a que las codornices de carne suelen ser sacrificadas antes de alcanzar la madurez sexual (16), y no hay un dimorfismo sexual marcado (17) con respecto al peso.

Otros indicadores incluidos en este principio no alcanzaron el mínimo requerido por el protocolo. Es el caso de Aves por comedero y Aves por bebedero. Esto se debe a que la legislación (Directiva 2007/43/CE del Consejo) solo pide que las granjas dispongan de suficientes comederos y puntos de bebida, debidamente distribuidos y de fácil acceso, para garantizar la máxima disponibilidad para todas las aves, sin valores específicos. Por otro lado, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) (5) presentó un rango entre 30 y 52 codornices por bebedero. Con estos valores, las granjas serían evaluadas como “no aceptables” con este protocolo. La guía publicada por Aviagen (18), que se centra en la producción de pollos, recomienda instalar un bebedero de taza por cada 20-30 aves y un espacio de 5 cm por ave para los comederos de bandeja, lo que se clasificaría como aceptable en este protocolo. En el futuro, será necesario abordar un estudio específico para determinar si el protocolo es demasiado severo en este punto y es necesario aplicar otros ratios a esta medida.

4.2 Buena vivienda

Los resultados obtenidos de Good Housing mostraron que fue el principal con menor puntaje. Analizando los tres criterios que componen este principio, en todas las granjas Comfort around resting tuvo una valoración positiva, aunque ninguna granja alcanzó la categoría de “excelente”. Aunque no hay estudios publicados sobre la limpieza del plumaje en codornices, esta medida se ha abordado en otras especies de aves (19-22), y se considera importante porque la limpieza del plumaje está involucrada en la termorregulación, la protección contra la humedad y la suciedad, y las infecciones de la piel (23), y con un comportamiento de confort (5). Por lo tanto, los datos obtenidos en estas granjas y otras evaluadas con el protocolo podrían servir de base para conocer el estado del arte de este importante indicador. Aunque en la revisión de la EFSA (5) el término “húmedo” se refiere más a las condiciones del suelo que a las propias aves, otro punto importante a tener en cuenta en el confort de las aves es tener las plumas secas. En este sentido, el porcentaje de aves húmedas en el protocolo fue bajo, con más del 90% de las granjas con un “excelente” en este indicador. Sin embargo, está claro que, en la mayoría de los casos, las aves mojadas se relacionan con otros indicadores como la limpieza del plumaje y la calidad de la cama (5). En este contexto, la calidad de la camada mostró una puntuación “excelente” en la mitad de las granjas evaluadas, todas ellas con la misma calificación para el indicador aves húmedas. Sin embargo, la otra mitad tuvo una puntuación más baja en la calidad de la cama que no se tradujo en más aves húmedas.

Es ampliamente conocido que el descanso y el sueño son comportamientos estacionarios importantes para el bienestar de las aves (24); sin embargo, solo dos granjas obtuvieron la calificación “excelente” para el indicador de aves Sited. Para mejorarlo, se sugiere proporcionar estructuras que permitan a las codornices descansar a cubierto (EFSA) (5). Atendiendo a otros indicadores bajo el criterio de Confort en torno al descanso, la legislación comunitaria en materia de bienestar animal (Directiva 98/58/CE del Consejo) incluye la evaluación de los niveles de polvo para que se mantengan dentro de unos límites y que no sean perjudiciales para las aves ubicadas en la granja. Existen diferentes métodos de evaluación para evaluar los niveles de polvo y, a pesar de que la prueba de la capa de polvo es subjetiva, se ha reconocido que es un indicador válido para medir los niveles de polvo en las granjas avícolas (25). Cabe destacar que es el método de referencia utilizado por Welfare Quality® para los niveles de polvo en las aves de corral (12). En el presente estudio, todas las granjas evaluadas obtuvieron una “puntuación baja”. Esto podría explicarse por el comportamiento fisiológico de las codornices para realizar baños de polvo, considerándose un aspecto positivo del principio de comportamiento adecuado pero condicionando otros aspectos ambientales que pueden afectar al bienestar de las codornices. Por último, el indicador de calidad de la luz se puntuó con un 0 (la puntuación más baja) en todas las explotaciones. El mantenimiento de programas de luz con la duración, distribución e intensidad adecuadas tiene un impacto en los parámetros productivos de las especies avícolas, incluida la codorniz de carne (26) y estos pueden afectar el bienestar y el comportamiento de las aves (27). Los programas de luz para granjas de pollos de engorde establecen un periodo de 8 h de luz y 8 h de oscuridad, que se puede complementar con iluminación artificial hasta un máximo de 16 h de luz. Gharaoghlan et al. (28) estudiaron diferentes programas de iluminación, concluyendo que 8 h de luz tendrían efectos beneficiosos para la codorniz de carne. A pesar de ello, es habitual que la producción de carne de codorniz encuentre programas de luz largos de hasta 16 h. En el caso de las 14 fincas evaluadas, todas ellas tenían instalada una iluminación que no se ajustaba a estas recomendaciones, por lo que fueron calificadas con 0 puntos.

La EFSA (5) demostró que el confort térmico de las codornices, concretamente en las codornices puestas, es de aproximadamente 23°C, por lo que las aves pueden mostrar signos de estrés por frío o calor como jadeos, temblores, acurrucarse y extensión de las alas a temperaturas claramente por debajo o por encima de este número. Por encima de eso, el criterio propuesto por este protocolo denominado “confort térmico” nos permitió evaluarlo en las aves y en el alojamiento, obteniendo puntuaciones muy bajas en todas las granjas evaluadas. Esto no siempre se debió a la presencia de un alto porcentaje de aves que mostraron estrés térmico, sino en la mayoría de los casos a la falta de registros sobre las condiciones ambientales. Este es un punto claro y fácil de mejorar para los agricultores en el futuro. Estrechamente relacionado con lo anterior, otro estresor ambiental incluido es el criterio “facilidad de movimiento” es la asignación de espacio (densidad de población). Este es un punto crítico porque afecta a la presencia de comportamientos naturales, como realizar vuelos cortos o bañarse en el polvo, y afecta a la ventilación y a la disponibilidad de recursos de llegada, como alimentos y agua (29). Los resultados mostraron que todas las granjas tenían una altura y espacio horizontal adecuados, lo que permitió que el 100% de las aves pudieran correr, saltar y realizar vuelos cortos. En cuanto a la «densidad de población», la EFSA (5) recomienda, sobre la base de las prácticas actuales, una densidad de población de aproximadamente 125 aves/cm2. Esta proporción se cumple en ocho de las 14 granjas evaluadas en el presente protocolo.

4.3 Buena salud

Bajo el criterio de Ausencia de lesiones, se valora la presencia de daños cutáneos y heridas en las codornices. La EFSA (5) define las heridas como todas las lesiones de la piel que van desde pequeñas manchas puntiformes superficiales o arañazos hasta grandes heridas abiertas, e interpreta esto como una consecuencia probable de la restricción de movimiento. En general, los resultados obtenidos en el presente estudio fueron muy alentadores ya que, a pesar de que no existen estudios sobre este tema en codornices, 10 granjas obtuvieron una puntuación de excelente. Del mismo modo, no existen estudios publicados en codornices sobre la relación de los trastornos locomotores con el resto de indicadores incluidos en este criterio (cojera, dermatitis de la almohadilla del pie, daño de los dedos y quemadura del corvejón). Sin embargo, en otras especies, los indicadores de este criterio se han relacionado con otros indicadores incluidos en el protocolo. Por ejemplo, en los pollos de engorde, la presencia de cojera severa se ha relacionado con la cama y la calidad del aire (30), similar a la dermatitis de las almohadillas de las patas y las quemaduras de corvejón pueden verse afectadas por la calidad de la cama (31). El mantenimiento regular de las instalaciones y el reemplazo rápido de los comederos y bebederos antes de que se desgasten pueden evitar que las codornices sufran lesiones. Una puntuación baja en este ABI podría utilizarse como señal de malas condiciones de vivienda. Sin embargo, en el presente estudio, el 100% de las fincas evaluadas se encontraban en buen estado.

En relación con el criterio de ausencia de enfermedades, el más importante a tener en cuenta es la mortalidad, que representa el fracaso de un animal para hacer frente a los desafíos ambientales. El indicador de mortalidad del presente protocolo se evalúa valorando la mortalidad total y la mortalidad en la primera semana. En la producción de carne avícola, la mortalidad durante los primeros 7 días de vida se postula como un indicador importante de la producción (32) que puede ser influenciado por factores como la línea genética, los agentes infecciosos y las condiciones ambientales y de reproducción (33). En este contexto, El Sabry et al. (29) sugirieron que las granjas con espacio reducido podrían tener un aumento en la tasa de mortalidad. Los resultados obtenidos de la implementación de este protocolo en las 14 granjas revelaron en tres de ellas altos porcentajes de mortalidad, no relacionados con la densidad de población, que fueron calificados como “no aceptables” para este criterio.

A pesar de que la EFSA (5) no ha informado de ninguna fuente relacionada con los indicadores de tos, secreción nasal y ocular y diarrea, existen publicaciones que muestran este tipo de síntomas y la susceptibilidad de las codornices a determinadas enfermedades bacterianas, víricas, micóticas y parasitarias (34, 35). En este caso, los resultados obtenidos no son malos pero sí mejorables, con más del 70% de las explotaciones puntuando por encima de los 50 puntos en Ausencia de enfermedades.

El último criterio, la ausencia de dolor inducido por el manejo, mostró que aproximadamente el 30% de las granjas no están implementando el sacrificio de aves antes de que mueran de enfermedades o lesiones. En este sentido, este es un punto crítico para la mejora, ya que las aves deben ser sacrificadas cuando se identifican signos de no recuperación y sufrimiento. Además, el registro adecuado de estos animales y el motivo de la eutanasia son cruciales para mejorar el bienestar de todo el sistema en el futuro.

4.4 Comportamiento adecuado

En la cría comercial de codornices de carne, se utilizan sistemas de suelo interior, lo que significa que machos y hembras conviven desde su entrada en producción hasta su sacrificio. El establecimiento de jerarquías en las aves da lugar a interacciones sociales que comúnmente se presentan como experiencias afectivas negativas (5). En el presente protocolo, el indicador Comportamiento social negativo, basado en la presencia de comportamiento agonístico en las aves, mostró un buen resultado, con aproximadamente el 70% de las granjas evaluadas con un “excelente”, pero con posibilidades de mejora en el resto de las granjas. En el criterio Otro comportamiento, se eligieron cuatro indicadores. Como se mencionó anteriormente, las codornices se alojaron en un sistema de piso interior sin acceso al exterior, por lo que se esperan puntuaciones bajas en las evaluaciones de dos (luz solar y acceso al exterior) de los cuatro indicadores que componen el criterio de Otros comportamientos. Los otros dos indicadores, Daño en el plumaje y Presencia y uso de material de enriquecimiento (ambos ITB), fueron puntuados positivamente. En las codornices, el picoteo agresivo es indicativo de problemas de bienestar y se manifiesta como daño en el plumaje (29). Por lo que se refiere al indicador Presencia y uso de material de enriquecimiento, la EFSA (5) reveló que normalmente no se proporciona enriquecimiento ambiental, aunque este no es el caso de las explotaciones evaluadas en el presente estudio.

En cuanto al criterio de relación humano-animal, las granjas obtuvieron una buena puntuación porque la normativa pide formación en bienestar animal, por lo que en este caso concreto, el protocolo está confirmando que la normativa se aplica correctamente en las granjas evaluadas. Por último, se utiliza una prueba de objetos nuevos para evaluar el estado emocional global de las aves, especialmente la presencia de miedo (36, 37). Aunque todas las granjas tenían un manejo similar y utilizaban la misma raza de aves, se detectaron diferencias entre las granjas en el porcentaje de animales que se acercaban a un objeto novedoso.

4.5 Valoración general

Como se mencionó anteriormente, las granjas incluidas voluntariamente fueron evaluadas utilizando el protocolo de bienestar animal para codornices de carne desarrollado en el presente estudio, por lo que sería obvio que ninguna de ellas tuvo un puntaje muy bajo. La puntuación global mínima requerida para obtener la certificación de este protocolo fue de 55 puntos; Por lo tanto, solo se esperarían aquellos categorizados como “mejorados” o “excelentes”. Sin embargo, tres granjas no alcanzaron la puntuación mínima, aunque estuvieron muy cerca (51-54 puntos). Previsiblemente, la revisión y mejora de los indicadores críticos evaluados podría mejorar la puntuación global y, por tanto, alcanzar la categoría superior. Los resultados obtenidos, mostrados en la Figura 2, demostraron que entre todos los principios, el principio de vivienda buena presentó los puntajes más deficientes; en concreto, el criterio de confort térmico presentó puntuaciones muy bajas en todas las explotaciones evaluadas en general. Esto se debió a que un total de 11 fincas no contaban con registros de las condiciones ambientales (temperatura y humedad). Dentro del principio de Buena Salud, el criterio de Ausencia de dolor inducido por el manejo, evaluado por el indicador de sacrificio, destaca la necesidad de evaluar individualmente a aquellas codornices con problemas graves de salud con el fin de tratarlas y/o sacrificarlas para prevenir el sufrimiento y la mortalidad en la granja. En el principio de comportamiento apropiado, el criterio Estado emocional positivo evaluado por la prueba de objetos noveles mostró puntuaciones más bajas con una amplia variabilidad entre granjas. De todas las fincas evaluadas, ninguna fue calificada como “excelente”, por lo tanto, en todos los casos, existen oportunidades de mejora, y se puede utilizar el protocolo que se propone en este estudio, así como una herramienta para identificar brechas y planificar futuras inversiones. Sin embargo, una versión futura del protocolo podría intentar añadir más variabilidad al primer principio y penalizar más el valor final si el último tiene puntuaciones tan bajas. Los resultados muestran cómo, durante años, los productores de codorniz de carne han estado muy centrados en las necesidades de alimentación y muy poco en las necesidades de comportamiento. Por otro lado, aunque todas las granjas tenían un manejo similar, procedían de algún país y utilizaban la misma raza, el protocolo parece ser útil para identificar diferencias en los indicadores individuales y en la puntuación global, siendo una herramienta útil para el benchmarking. En cualquier caso, un futuro protocolo debería considerar nuevos indicadores, por ejemplo, la concentración de amoníaco dentro del principio de buen alojamiento y un sistema para penalizar más a la granja cuando ciertas medidas, como la cojera, puntúan demasiado bajo debido a una alta prevalencia de un problema.

Está claro que este protocolo se puede utilizar de diferentes maneras. Por ejemplo, otros investigadores pueden probar las medidas individuales utilizadas en este protocolo en contextos distintos a las granjas españolas donde se han probado, incluso en condiciones reales o de laboratorio. Del mismo modo, se pueden seleccionar secciones específicas, como el principio de buena salud, para estudios que aborden solo la salud de estos animales. Por otro lado, los ganaderos pueden utilizar la herramienta en su conjunto para realizar una autoevaluación de su propia explotación para compararla con las ya evaluadas en este protocolo o incluso con otras que puedan aparecer en el futuro y, por último, se puede utilizar como herramienta de certificación de bienestar animal a condición de que se aplique la mejora continua. Esto significa que el sistema de puntuación y los umbrales tendrán que adaptarse para producir mejoras mensurables en términos de bienestar animal. De hecho, desde 2022, cuando se evaluaron estas granjas, la mayoría de ellas han implementado estrategias para aumentar la puntuación en las medidas identificadas con las puntuaciones más bajas, por lo que el sistema, cuando se utiliza adecuadamente, también puede ser muy útil no solo para hacer una evaluación de la situación de una granja sino para planificar futuras mejoras que puedan afectar a los puntos más críticos que repercuten en el bienestar animal.

5 Conclusión

En general, la mayoría de las explotaciones recibieron una buena puntuación general, siendo la puntuación más alta de 66 puntos. Sin embargo, ninguna de las granjas obtuvo una calificación de “excelente”, y tres granjas obtuvieron puntajes por debajo de los 55 puntos requeridos. El Principio de Buena Alimentación recibió la puntuación más alta, logrando una calificación de “mejorado” en todas las granjas, mientras que el principio de Buen Alojamiento recibió la puntuación más baja, oscilando entre 28 y 61 puntos sobre 100. El protocolo demuestra un nivel significativo de diversidad a nivel de indicadores, lo que lo convierte en una herramienta valiosa para la evaluación comparativa y la mejora del bienestar de las codornices, particularmente en áreas que se han identificado como necesitadas de mejoras. Los principales problemas de bienestar detectados en todas las explotaciones fueron la falta de registros de temperatura y humedad, el patrón de iluminación y la calidad de la luz, y la ausencia de un campo de tiro exterior o de acceso al exterior. Además, algunas granjas tenían un número excesivo de aves por comedero, bebederos que funcionaban incorrectamente, mala calidad de la cama y una alta prevalencia de aves con plumaje sucio y cojera. El sacrificio de los animales debe mejorarse para evitar el sufrimiento y, en general, los productores de codornices deben centrarse en las necesidades de comportamiento, como lo han hecho tradicionalmente con las necesidades de alimentación.

Declaración de disponibilidad de datos

Las contribuciones originales presentadas en el estudio están incluidas en el artículo/Material complementario, las consultas posteriores pueden dirigirse al autor correspondiente.

Declaración ética

El estudio en animales fue aprobado por el Comité del IRTA para el uso de animales con fines científicos. El estudio se llevó a cabo de acuerdo con la legislación local y los requisitos institucionales.

Contribuciones de los autores

AD: Conceptualización, Análisis formal, Obtención de fondos, Investigación, Metodología, Supervisión, Visualización, Redacción – borrador original, Redacción – revisión y edición. LP: Análisis formal, Redacción – borrador original. AV-P: Curación de datos, Metodología, Redacción – borrador original. AX: Curación de datos, Metodología, Redacción – borrador original. AV: Adquisición de fondos, Supervisión, Redacción, revisión y edición. AC-J: Análisis formal, Investigación, Visualización, Escritura – borrador original.

Financiación

El/los autor/es declara(n) que se recibió apoyo financiero para la investigación, autoría y/o publicación de este artículo. La mayor parte de este proyecto se financió con fondos propios del instituto de investigación (IRTA), y una pequeña parte con la participación de una empresa privada que produce codornices para carne. LP ha contado con el apoyo financiero del Ministerio de Ciencia e Innovación (subvención JDC2022-048468-I financiada por MCIN/AEI/10.13039/501100011033) y fondos Next Generation EU.

Reconocimientos

Se reconoce a los 14 agricultores visitados durante este estudio.

Conflicto de intereses

Los autores declaran que la investigación se llevó a cabo en ausencia de relaciones comerciales o financieras que pudieran interpretarse como un posible conflicto de intereses.

El autor o autores declararon ser miembros del comité editorial de Frontiers, en el momento de la presentación. Esto no tuvo ningún impacto en el proceso de revisión por pares ni en la decisión final.

Nota del editor

Todas las afirmaciones expresadas en este artículo son únicamente las de los autores y no representan necesariamente las de sus organizaciones afiliadas, ni las del editor, los editores y los revisores. Cualquier producto que pueda ser evaluado en este artículo, o afirmación que pueda hacer su fabricante, no está garantizado ni respaldado por el editor.

Material complementario

El material complementario para este artículo se puede encontrar en línea en: https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fvets.2024.1452109/full#supplementary-material

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Palabras clave: protocolo de bienestar animal, protocolo de evaluación, comportamiento, certificación, alimentación, salud, alojamiento, productos

Cita: Dalmau A, Padilla L, Varvaró-Porter A, Xercavins A, Velarde A y Contreras-Jodar A (2024) Protocolo de evaluación del bienestar animal para codornices criadas para la producción de carne. Frente. Vet. Sci. 11:1452109. doi: 10.3389/fvets.2024.1452109

Recibido: 20 de junio de 2024; Aceptado: 30 de agosto de 2024;
Publicado: 30 de septiembre de 2024.

Editado por:

Rodrigo Muiño, Centro Veterinario Meira, España

Revisado por:

Temple Grandin, Universidad Estatal de Colorado, Estados
Unidos James Edward Brereton, Sparsholt College, Reino Unido

Copyright © 2024 Dalmau, Padilla, Varvaró-Porter, Xercavins, Velarde y Contreras-Jodar. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la Licencia Creative Commons Atribución (CC BY).

*Correspondencia: Antoni Dalmau, antoni.dalmau@irta.cat

Estos autores han contribuido por igual a este trabajo y comparten la primera autoría

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