Teckel, Shetland, Cocker Inglés, Caniche, Whippet, Labrador o Golden Retriever: las razas ideales para cuidar de nuestros mayores

Teckel, Shetland, Cocker Inglés, Caniche, Whippet, Labrador o Golden Retriever: las razas ideales para cuidar de nuestros mayores, FOTO CANICHE EN BRAZOSTeckel, Shetland, Cocker Inglés, Caniche, Whippet, Labrador o Golden Retriever: las razas ideales para cuidar de nuestros mayores

España es un país de mayores: según el Instituto Nacional de Estadística (INE), las personas con 65 o más años constituirán pronto el 25% de la población, camino de los 10 millones de españoles. Por eso, con motivo del Día Internacional de las Personas de Edad que se celebra este 1 de octubre, la Real Sociedad Canina de España (RSCE) ve altamente recomendable que las personas mayores convivan en sus hogares con un perro que les haga compañía. 

De las aproximadamente 400 razas reconocidas por la Federación Cinológica Internacional, la mayor federación canina del mundo cuyo único miembro en España es la RSCE, muchas son las idóneas para compartir vivencias con la gente en edad avanzada. La RSCE destaca, entre otras, el Teckel, el Shetland, el Cocker Inglés, el Caniche, el Whippet, Labrador o el Golden Retriever.

No son las únicas: hay otras muy adecuadas para tal fin, como el Chihuahua, el Shih Tzu, el Bulldog Francés, el Cavalier King Charles Spaniel, el Coton de Tulear, el Grifón de Bruselas, el Lhasa Apso o el Teckel. La mayoría de estos ejemplares tiene un nivel de actividad moderado y pocas necesidades extra. Además, cuentan con un tamaño que va de mediano a pequeño, el ideal para la convivencia con mayores. Y normalmente gozan de buena salud.

Pueden ser múltiples los beneficios para los mayores de tener un perro de compañía en casa: no en vano, un tercio de este segmento de la población en España convive con un animal en casa, principalmente perros. La RSCE destaca los réditos para la salud y el bienestar en las personas con edad provecta: el mero hecho de acariciar a una mascota aporta tranquilidad y reduce el estrés cardiaco, además de otros efectos positivos de la convivencia sobre la ansiedad, la tensión arterial, la depresión, el estado nervioso o, muy importante, la sensación de soledad. 

En este sentido, la Real Sociedad Canina destaca cuatro tipos de beneficios derivados de la convivencia con el mejor amigo del hombre:

  1. Beneficios físicos. Los perros requieren unos cuidados mínimos y necesitan jugar o pasear tres veces al día. Lejos de ser esto un incordio, se trata de una práctica que potencia el envejecimiento activo y contribuye a impulsar un ejercicio acorde con la edad. Y a huir del sedentarismo y sus consecuencias negativas (enfermedades, dolencias, etcétera). 
  2. Beneficios emocionales. Los mayores, en mayor o menor medida, se enfrentan a amenazas reales como la soledad, la angustia o la depresión. Por eso, la convivencia con un animal de compañía puede mitigar parcial o totalmente las sensaciones anteriores y transmitir a nuestros mayores la convicción de ser útiles al cuidado de un perro, además de contagiar ternura. 
  3. Beneficios cognitivos. ‘¿Tengo que llevar a mi animal al veterinario?’, ‘¿Has terminado la comida?’, ‘Te has quedado sin agua’ o ‘Salgamos a la calle por tercera vez’ son comentarios o rutinas muy comunes entre los tutores de perros. En el caso de tutores mayores, se trata además de ejercicios para activar la memoria, cuyo refuerzo se antoja cada vez más necesario con el paso de los años.
  4. Beneficios para la seguridad. Los cuidados no solo se realizan entre humanos (cuidadores, asistentes, etcétera). También entre perros y humanos. Los perros pueden ser muy útiles cuando, por ejemplo, suena el teléfono y el mayor no lo oye; o si hay una fuga de gas o algo se prende fuego. Incluso hay razas especializadas en detectar enfermedades, como el cáncer, la diabetes o la epilepsia. En este sentido, cobran especial relevancia los perros entrenados para cuidar o los perros de terapia en las residencias de ancianos, cuya eficacia se ha comprobado con notable éxito. Se trata de perros muy afectivos, con gran capacidad de aprendizaje, escasa agresividad y buena reacción ante sonidos y señales. 

Según José Miguel Doval, presidente de la RSCE, “el valor fundamental de un perro para las personas mayores es algo tan sencillo y tan fascinante como su mera compañía. Se trata de un valor que no es exclusivo de nuestros mayores, ya que hay una simbiosis especial entre los perros y el ser humano demostrada a lo largo de los siglos. Pero, para las personas mayores, esa relación especial supone sin duda una mejora a su calidad de vida en un momento de la vida en que este segmento de población se vuelve más dependiente”. 

Para la secretaria general de la Real Sociedad Canina, Anna Morgan, “hay personas mayores que no quieren elegir un animal de compañía porque les abruma la responsabilidad de que, en algún momento, el animal se quede solo si ellos fallecen. Por eso es importante que los ancianos se apoyen en algún familiar o amigo para que el perro sea atendido cuando ellos no estén, sin renunciar a los beneficios de convivir con el animal, que son muy positivos”.

 

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