Terapia asistida con perros en el Hospital 12 de Octubre

Las terapias con perros en hospitales y residencias son cada vez más frecuentes, y han pasado de ser experiencias aisladas dentro de programas piloto a convertirse en proyectos en firme, con un propósito sanitario y unos objetivos predefinidos. En este caso, es el Hospital 12 de Octubre de Madrid, en su unidad de neuropsicología pediátrica del Servicio de Pediatría donde se ha puesto en marcha uno de los proyectos con Intervenciones Asistidas por Animales (IAA) más interesantes y novedosos, del que se espera obtener datos que permitan evaluar en qué grado y en qué campos de la neurorrehabilitación la terapia asistida con perros puede ser eficaz.

Las terapias con perros han sido definidas como “la introducción intencionada de un animal, con un entrenamiento específico y ciertas características de calma, estabilidad y obediencia, para facilitar el entorno terapéutico, con el propósito de alcanzar unos objetivos fijados por profesionales de la salud”. La Doctora Berta Alcalá Zamoraneuropsicóloga del servicio de pediatría, lidera y coordina este proyecto en el que participa Yaracan, organización socialmente responsable, dentro de su plan nacional de intervención con perros 4 Patas de Apoyo Covid-19. Este programa cuenta con el apoyo de la parte de responsabilidad social corporativa de importantes empresas del mundo veterinario como Elanco y su programa “Dejemos Huella”, y Royal Canin.

La experiencia comenzará a través de interacciones en tiempo real por medio de vídeo cámaras donde los pacientes tendrán contacto audiovisual con los perros. El diseño de las sesiones estará previamente acordado entre el equipo médico y los entrenadores de los perros para que se establezca un vínculo inicial que permita posteriormente realizar actividades dinámicas con un objetivo medible y cuantificable en los pacientes.

Yaracan cuenta con experiencia en ambientes hospitalarios y residenciales tanto de forma presencial como por medios digitales. No obstante, la interacción asociada a los estímulos sensoriales táctiles aporta beneficios físicos y mentales probados y cuando la situación pandémica lo permita la terapia será incorporada en las instalaciones del Hospital, para lo cual y desde su creación en 2010, Yaracan cuenta con servicio veterinario propio, implementando las medidas higiénico sanitarias y los cuidados veterinarios que prevengan de la posible transmisión de zoonosis y que garanticen la salud y el bienestar de sus animales. Sergio Pedrosa es el veterinario de esta organización y le hemos podido hacer algunas preguntas sobre sus funciones.

¿Crees que es necesario el papel del veterinario en las IAA?

“La situación de pandemia y las restricciones que la acompañan, han puesto a prueba a las organizaciones dedicadas a las Intervenciones Asistidas con Perros, precisamente por la delicada salud de los usuarios que mayoritariamente  reciben los beneficios de este tipo de intervenciones, ya que niños menores de 5 años, personas mayores de 65, mujeres embarazadas, pacientes con VIH o aquellos pacientes que por su tratamiento o enfermedad puedan estar inmunodeprimidos, forman parte de los grupos de riesgo reconocidos por la Organización Mundial de la Salud y por tanto lo son para la COVID 19. Quiero decir, si antes de la pandemia lo veía fundamental, en estos momentos es simplemente imprescindible la presencia de la veterinaria en las IAA.”

 

¿Qué necesita desde el punto de vista sanitario un perro para realizar su actividad en ambientes sanitarios o con pacientes de riesgo?

“Legalmente lo mismo que cualquier otro perro, es decir, no existe una legislación concreta que regule que requisitos o pruebas ha de tener al día un perro de terapia. Normalmente esto se reduce a vacunación antirrábica y en algunas comunidades a tener sellada una desparasitación semestral. En el caso de la Comunidad de Madrid existe la Ley 2/2015, de 10 de marzo, de Acceso al Entorno de Personas con Discapacidad que Precisan el Acompañamiento de Perros de Asistencia, en la que se especifican los requisitos sanitarios que requieren, sin embargo, dicha ley no recoge a los perros de terapia como perros de asistencia. Por tanto, con la vacuna de rabia es suficiente para estar dentro de la legalidad. No obstante, el Colegio de Veterinarios de Madrid tiene a disposición de sus colegiados un protocolo específico para la prevención de transmisión de zoonosis en perros de terapia que realicen su actividad en hospitales o residencias de mayores, aunque no es obligatorio y la mayoría de los hospitales y residencias desconocen que pueden pedir este documento antes de introducir perros en sus instalaciones.”

¿Crees entonces que es arriesgado introducir perros en hospitales?

“En absoluto, nosotros llevamos trabajando en hospitales y residencias desde 2010, con toda clase de perfiles de paciente y no hemos tenido ni un solo caso de transmisión entre nuestros perros y los usuarios. Evidentemente el riesgo cero no existe, y sin embargo sí existe bibliografía que ha recogido casos de transmisión de micosis, infecciones bacterianas y parasitarias asociadas a la presencia de perros en ambientes residenciales u hospitalarios. Lo que está demostrado y recogido en estudios y guías de países con extensa experiencia en las IAA como la American Journal of Infections Control o la Society of Healthcare Epidemiology of America, es que cumpliendo una serie de normas de higiene los beneficios superan a unos riesgos que si se hacen las cosas con responsabilidad son mínimos. Además, las revisiones basadas en consenso científico recogen diferentes pautas de higiene como el lavado de manos antes y después de las sesiones, limpieza de patas, pelaje y boca de los animales y una recomendación muy explícita sobre la prohibición de la alimentación con productos crudos de los animales, teniendo que ser retirados un mínimo de 90 días de la actividad terapéutica si este tipo de alimentación se produce.”

¿Cuáles crees que son los pilares de esta responsabilidad?

“El primero de todos, el animal no puede sufrir estrés durante el desempeño de la terapia, tiene que disfrutar con la actividad. Si un perro “no tiene el día”, debe ser sustituido por otro perro del equipo. Nuestros animales siempre tienen un recambio o un refresco cuando van a realizar las terapias. Además, protección antiparasitaria con isoxazolinas, collares de imidacloprid y flumetrina, desparasitación interna alternando diferentes productos para evitar resistencias, vacuna recombinante contra la Leishmaniosis canina previo test negativo y controles analíticos periódicos de heces, sangre, orina. Y finalmente, dar una alimentación completa, de calidad, que haya sido testada y tenga todas las garantías de seguridad microbiológica.